07. Confesiones

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Lineth
Estuve toda la tarde pensando en si decirle o no a mamá sobre el tema de que hablaba con mi hermano a escondidas. No era nada malo pero si un poco complicado.

Que tu hija venga y te diga que ha estado hablando con tu hijo del cual nunca supiste su paradero. Suena un poco tosco.

Estuve conversando con Cinco y de muy buena manera - cabe recalcar que no fue así- me dijo que debía hacerlo. Y creo que si es una buena opción. Tendré que practicar como decírselo.

Después de varios intentos.

- Mamá, tengo algo que decirte - me paré firme y la miré a los ojos por varios segundos - Encontré a mi hermano - dije al fin.

- Eso es lo más patético que he visto - mencionó Cinco mientras me veía parada frente al espejo en donde había dibujado con marcador un muñeco para simular que era mi madre.

Y sí, tenía razón, era patético.

- ¿Cómo se supone que lo haga grandísimo genio? - con el pasar de los días ya habíamos adquirido algo de confianza.

El se levantó de la silla y empezó que decir:

- En primer lugar no puedes decírselo así como así- parándose enfrente de mí - Tendría que haber una conversación antes de soltar aquella bomba.

- ¿Bomba? ¿Qué significa eso?

- Esto no es algo simple - moviendo las manos - es delicado, si, bastante - caminaba en dirección a la ventana - Para una madre es casi devastador - posando de manera pensante - ¿Ya pensaste qué puede suceder después de que se lo cuentes?

- Siendo sincera...noup - haciendo mueca de decepción.

- Muy idiota de tu parte.

Lo miré ofendida.

- Perdón, perdón, solo tengo trece años, ¿okey? No puedo ponerme a pensar en todas las cosas que van a suceder.

- Deberías.

-Dibirias - me senté en la silla en la que antes el se había sentado - Es muy difícil - poniéndome las manos en la cara.

El se volteó y me vió fijamente.

- Di lo que te salga del corazón - poniendo sus manos en los bolsillos - Podremos esperar dos reacciones, la una sería que ella reaccione de buena manera y quizá diga: Gracias por contármelo. Qué se yo lo que le digan las madres a sus hijos. Y la segunda reacción puede ser que se ponga histérica, te grite, y mucho, comience y llorar desconsoladamente hasta que su corazón llegue al punto de-

-¡Basta! No estás ayudando.

- ¿Estás llorando? - un poco preocupado.

- No, solo me sale agua por los ojos - irónicamente.

El me vio con ojos entre cerrados e hizo una fina línea en sus labios.

- Solo ve, dile y ya veremos que sucede después.

Tomé aire, limpié mis lágrimas, caminé al espejo y me miré decidida.

- Lo haré, y no voy a llorar.

- No esto seguro de eso pero creo que puedes hacerlo - dándome palmadas en la espalda - Yo estaré esperando aquí.

Salí de la habitación y bajé con cuidado las escaleras, en mi mente trataba de encontrar una manera sutil de contárselo.

Me detuve en la última grada y tomé aire. Me dirigí a pasos lentos hasta la cocina que es en donde se encontraba mamá, la vi parada cerca de la ventana viendo hacia afuera.

Tomé aire de nuevo y exhalé.

- Mamá- dije con delicadeza - ¿Qué haces?

Ella se volteó.

- Veía el atardecer- con una sonrisa.

Me senté.

- Tengo algo que decirte - la miré a los ojos y grave error me dieron muchos nervios.

- ¿Qué cosa? ¿Sucede algo? - preocupada.

- No, no, solo es algo que - no sabía muy que decir - ¿Extrañas a Aidan?

Pasó de preocupada a confundida. Tomó asiento en frente de mi.

- ¿A qué viene eso?

- Solo es una pregunta - dije inocente.

- Te mentiría si dijera que no. Es mi hijo después de todo.

- Si te dijera que tengo contacto con el, ¿te enojarías? - lo solté muy rápido, lo sé.

- ¿Qué? - frunció su ceño.

Era hora.

- Hace tiempo Aidan me contactó y hemos estado hablando durante estos meses, se que debía decirlo pero tenía miedo porque no sabía que iba a pasar después - mis ojos se estaban humedeciendo - no quería abrirte una herida que quizá no esté cerrada y hacerte sentir mal, perdón por no decírtelo- no aguanté y empecé a llorar y entré sollozos solo pedía perdón.

No esperé a que ella se levantara y me abrazara.

- Tranquila, no llores - decía mientras pasaba sus manos por mis ojos limpiando las lágrimas, eso ocasionaba que más lágrimas salieran y me pusiera peor.

Seguro Cinco estaría escuchando.

- Perdón, en serio - llorando.

- Lineth -la miré- Ya lo sabía - dijo con una débil sonrisa.

Me quedé quieta y en silencio. Y mis lágrimas dejaron de salir.

- ¿Cómo? - fue lo único que dije.

- Aquella vez que olvidaste tu celular en mi habitación, y te fuiste sin el a la escuela.

Cierto.

- ¿Lo revisaste?

- No, pero le entró una llamada y contesté. Su voz había cambiado pero la reconocí a los pocos segundos.

- ¿Hablaron?

-Si, fue uno de los días más felices que he tenido.

- El nunca me dijo nada sobre eso.

- Le dije que no dijera nada para ver hasta que tiempo lo ocultabas, y fue mucho tiempo, me sorprende.

- ¿Estas molesta? - pregunté con miedo.

- No - dijo sincera y luego me abrazó.

- ¿Qué pasará ahora? - en medio del abrazo.

- Ya pensaremos en eso después.

No salió tan mal como pensé, pero algo debía cambiar ¿No?

Los días contigo / Cinco Hargreeves Donde viven las historias. Descúbrelo ahora