Me encontraba leyendo fanfics de un anime que recién había visto al filtrarlo por nuevos lanzamientos había uno que decía 'El mundo de BNHA' me dio curiosidad,pero al entrar no había nada.
Solo un link que después de darle click todo se puso en blan...
—Ah pero mira quien habla. —me relaje al ver al pelo de trapo.—
—Oye ese movimiento que hiciste cada vez es mejor,¿lo estás practicando?—
Lo mire algo extrañada bakugo no suele halagar ni preguntar por otros, así que mi ojo de loca lo juzgo.
—Ya dime que quieres.— cruce mis brazos incrédula.
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—Quiero que hagas lo mismo que hiciste con mina pero conmigo, quiero perfeccionar mi Ap shot.— sonrió apretando su mano.
—Tu que de qué.—hice una mueca totalmente perdida.
Una venita se resaltó en su sien prosiguiendo
—Hagamoslo, a ambos nos beneficia además vas a seguir ayudando a esa chica que ni siquiera te defendió.—bakugo como usualmente es, dijo algo de forma directa.
Suspiré y lo mire seriamente.
—Cállate tu tampoco me defendiste.— señale su pecho acercándome. —sin notarlo expresé mis emociones y frunci el seño aún mordiendo el labio la cabeza no paraba de palpitarme.
Pude ver como cerró sus puños de reojo,vi su rostro con una mirada extraña sus ojos observaron a un lado como buscando algo y luego a mi.
—Pensé que eras lo suficientemente fuerte para destruir su ego pero si me dices eso quizá apoyarte no hubiera estado de más.—
Viendo el suelo respondí rapido
—¿Quizá? Sí quizás.—
Las ganas de irme dramáticamente no me las quitaba nadie excepto el dolor de cabeza que cada vez era peor.
Bakugo se quedó callado y volvió a apretar sus puños a este punto se quedó sin palabras.
—Si quieres disculparte llévame a mi dormitorio.—frote mi sien cerrando mis ojos.
—tks. —chasqueo su lengua pero se acercó y se inclino, en un parpadeo ya me estaba cargando,a diferencia de izuku, bakugo se sentía más musculoso, menos rígido, emanaba confianza.
Las personas nos miraban en los pasillos bueno, puedo entenderlos ya van dos chicos que me cargan en esta tarde.
Recosté mi cara en su cuello.
—Debes ducharte.—lo molesté.
—A eso iba hasta que una bolsa de papas me pidio que la cargará.—
—Soy una papita deliciosa.—empecé a cantarle al oído.—
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