39. Si esto, si aquello

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Si mi libreta se viera a un espejo lloraría demasiado,
se arrancaría sin dudar la mayoría de sus hojas,
las que duelen y acongojan
y de paso el engargolado.

Y si mi pluma viese a mi libreta sufriendo,
sin dudar la ayudaría,
le escribiría en la piel palabras de alegría
para no verla llorando.

Si esto, si aquello.
Si malo, si bueno.
Si feo, si bello.
Si corro, si vuelo.

Siempre atrapados en una pizca de esperanza,
siempre sufriendo en la balanza,
lanzándose de panza
hacia el medio de la cancha,
siempre pausando la marcha.

Si yo me viese en ese espejo,
no me reconocería.
Tantas ojeras, tantas arrugas de viejo
tantas noches, tantos días.

Pero si fuese mi niño interior el que se reflejara,
ese niño lleno de sueños e ilusiones,
lleno de poemas, cartas y canciones,
entonces habría una gran sonrisa en mi cara.

¡Siempre atrapados en una pizca de esperanza!
Si esto, si aquello.
¡Siempre sufriendo en la balanza!
Si malo, si bueno.
¡Lanzándose de panza hacia el medio de la cancha!
Si feo, si bello.
¡Siempre pausando la marcha!
Si corro, si vuelo.

Si quiebro el espejo y muero.
Si el espejo me quiebra a mí.
Si nos quebramos mutuamente y caemos hechos añicos por ahí.
Si no nos hacemos nada.

Si esto, si aquello.


Antipoesía dietética Donde viven las historias. Descúbrelo ahora