21. María y yo

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He pensado que el humano está solo en este sistema de planetas y tal vez en toda la galaxia; y cuando yo me siento solo pienso en eso para auto consolarme.

Siempre he sido depresivo y no me agrada escribir este tipo de anti poesía que ya me harta y se vuelve repetitiva, se vuelve cliché.

Enrolo uno y mientras fumo veo hacia las estrellas, no hay nada más relajante (ni siquiera el cigarro de hierba que fumo) que ver hacia arriba y quedarme así, atónito, durante horas.

Las constelaciones me dicen que no hay nada divertido aquí con las personas, no hay nada que valga la pena a excepción del amor.
Si, me leyó bien, el amor.

El amor de la familia, (no toda la familia) el amor de los hijos y padres.

Y aún así sigo pensando que el humano está solo, que yo estoy solo.

Al final de todo, sólo...sólo estamos María y yo.

Me he dado cuenta que nada bueno me augura la vida, o tal vez soy demasiado negativo y rechazo inconscientemente la felicidad.
¡La puta felicidad!

Y fumo, y pienso, y miro a las estrellas, y me hundo, y odio a las personas. Y odio a las personas, y me hundo, y miro a las estrellas, y pienso, y fumo.

Y pienso que al final de todo, sólo estamos María y yo.

Los perros se marcharon, la familia salió, el cielo se nubló y tapó las estrellas.

Mi esposa y mi hija también salieron, y yo me puse a fumar.

Pero no hay estrellas para ver, así que en verdad estoy solo, ¡maldición!, de verdad estoy solo. ¿A dónde fueron las estrellas?

¡¿A dónde fueron todos?!

Estoy igual de solo que la ceniza que cae de mi cigarro, igual de solo que yo.

Y fumo, y pienso, y miro a las estrellas, y me hundo, y odio a las personas. Y odio a las personas, y me hundo, y miro a las estrellas, y pienso, y fumo.

Y al final de todo, sólo...

Solo.

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