33. Suelo llorar sin derramar lágrimas

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En el silencio de mis pensamientos lloro, ahí donde nadie entra.

Ahí donde nadie molesta,
donde nadie chinga,
donde nadie me verá débil
porque el mundo me la suda.

Corazón de mierda con carcasa
de acero,
no penetran en él tus falsos recuerdos.
Trabajo en mí para olvidarte.

Buena persona que se ha cansado de la hipocresía,
de ayudar a otros para no recibir lo mismo,
¡váyanse a la mierda!

Suelo llorar sin derramar lágrimas porque a veces hasta en frente de ti lo hago y tú no te das cuenta.
Siempre estoy llorando en mis adentros cuando me ves sonriendo.

No mereces mi amor.
No mereces mi respeto.
No mereces mi lealtad ni mi amistad.
No mereces nada de eso.

¡Ni los buenos días mereces, maldición!,
ni la mirada que te echo
ni mucho menos los latidos de mi pecho,
no mereces vivir dentro de este
pobre corazón.

Las lágrimas sólo son el significado que la tristeza y el dolor les dan.
La tristeza y el dolor sólo significan que estoy mal,
pero me debo curar.

La paradoja del depresivo es que siempre estará hundido,
y ese nunca será el problema sino saber brillar desde ese nido.

Porque cualquiera sufre,
más no cualquiera lo toma a su favor,
aprovechar el desamor y el dolor
para dar sentido a una vida cutre.

A tu vista estoy llorando porque así enjuago mis penurias,
más no te será fácil notarlo pues no hay diferencia física entre lágrimas y lluvia.

¡Todo el mundo sufre!,
lo mío no es victimismo;
yo escribo mis dolencias,
las tuyas escríbelas tú mismo.

Mi rostro random no denota sentimiento alguno,
es la cara de alguien normal que vive el día a día,
oh, pero vaya que finjo mis alegrías,
no considero que llorar por dentro
sea inoportuno.

Vaya que finjo mis alegrías,
pero no todas, obviamente,
si el humano en frente es decadente
no conocerá una sincera sonrisa mía.

Corazón de mierda, con carcasa
de acero,
no penetran en él tus falsos recuerdos.
Trabajo en mí para olvidarte.

Suelo llorar sin derramar lágrimas porque por mi bien debo ser duro.

No mereces mi amor.
No mereces mi respeto.
No mereces mi lealtad ni mi amistad.
No mereces nada de eso.

No mereces mis lágrimas,
por eso lloro en mis adentros
aunque me ves sonriendo;
no mereces estas páginas.

Ni mis poemas, ni mis cuentos.

Ni mis sueños.
Ni mis recuerdos.

Ni siquiera que te llore en mis dentros.

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