31. Hay un yo que tiene miedo

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Temores.

De chico le tenía miedo al futuro, no podía ver hacia adelante sin sentir vértigo, ¡no sé porqué demonios un niño de nueve años tenía ese temor!

Ahora estoy en dicho futuro y es un futuro bueno; fracasado -según las palabras de mis familiares- pero bueno.
La salud no es un habitante común en mi cuerpo pero ver sonreír a mi hija es la mejor de las medicinas.

Fuera de ese miedo de niño no recuerdo otro; y hasta ahora de grande no le tenía miedo a nada. Podía hablar fluído con las personas, ejecutar cualquier trabajo de forma impecable o casi.

Me desenvolvía bien y siempre quería ser popular o sobresalir de alguna forma. Me gustaba la fama pero no la fama del artista, ahora quiero ser famoso por odiar la fama.

Mi hambre de éxito siempre alcanzaba las partes más altas de la atmósfera y a veces hasta efectuaba un viaje galáctico.

Ahora me invaden ciertos temores; mi tiempo en la tierra ronda las tres décadas, no es nada comparado a la existencia del universo que seguirá igual de frío cuando yo me haya marchado.

La juventud me está abandonando y necesito ser un héroe para que ella me admire, (he de admitir que ya lo hace) para colmar su corazón con los recuerdos más hermosos de mí, para sacarle por siempre una sonrisa aún cuando ya no esté.

La constante del cambio a veces me atiborra y me asfixia pero estoy consciente de que todo cambia y todos los días. Le temo al cambio cuando antes del mencionado era demasiado feliz.

Si reviso la página anterior lloraré y me preguntaré: ¿por qué no me di cuenta que en esa escena de mi vida lo fui?, ¿por qué no existe un botón que al presionarlo me haga regresar para arreglar ciertas cosas?

Hay un yo que se acobarda y se va con la cola entre las patas,
hay un yo que está temblando y eso que frío no tiene.
Hay un yo que le grita al destino: ¡¿ES TODO LO QUE TIENES?!,
hay un yo que aún muriendo de miedo no se quedará como una rata.

De chico le tenía miedo al futuro, de grande le tengo miedo al pasado. El presente me agobia y me consume diariamente.
Soy pequeño, no debo sentir esto porque soy demasiado pequeño para el universo, le soy indiferente.

No existo. Y si no existo no puedo sentir miedo.

Entonces, ¿por qué...

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