16. Dio genes

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¡Hazte a un lado, que me tapas el sol!

Dio el caldo primigenio ingredientes para selecta receta, en la cocina de sólo uno.

El uno.

Quien a su jardín fue a la recolecta, para los varios platillos,
y a crear pastelillos, y en medio la vela alumbrando a los que su luz comparten.

Dio o-rí-ge-nes.

Orígenes.

Genes.

Genes dio, dio genes,

para que el invento más horrible que pudo crear, el hombre y la mujer, usaran su cerebro, cohabitaran con la sociedad con amor y el bien les colmare, para consigo y para con los demás.

¡Para eso y para más!

Para que a las justas viviesen,
con sus hijos, los que le darían sentido a la palabra hogar,
con sus cultivos de verdadera comida y no de las cancerígenas de ahora.

Cancerígenas del ahora.

La hora en que dio genes,
dio cerebros, dio pensamientos, y la opción de discernir del sufrimiento.

Dio una diferencia entre los otros animales, la consciencia.

Genes dio.

Dio genes.

Dio pensantes, sabios y filósofos, y todo lo que implique fuerte psique,
y le nombraran casique cuando no se identifique.

Casi que, cuando a mi me

dio mis genes,

pude leer los escritos de aquellos grandes pensantes que se plasmaron en libros. Y secar mi mente de la ignorancia salvaje y de su libertinaje. Libertinaje, no libertad.

Y aunque infeliz me haga,
la verdad será la más vaga,
pero la que más valga,
pues las mentiras gobiernan al mundo
y cuidado con que de la mentira salgas.

En el mundo no hay verdad,
y esa sería la mejor verdad de la tierra.

Las personas, al ser un invento,
casi todas parecen ser iguales,
no llevan verdad por dentro.

Puedo ser tajante con lo que parece hilarante,
Y cortar a humanos con filo punzante, entenderá la referencia en un poema más adelante.

Poema de la katana que uso para cortar lazos que no sirvan, aunque a veces esos lazos sangren.

El silencio y el aire suelen ser relajantes, pues son origen de una vida inmueble y nada importante.
Origen de esa mierda.

O-ri-gen.

Origen.

Origen del gen.

Gen.

El gen que me dieron, el que te dieron a ti, el que a Diógenes le dieron.

Ya no quiero pensar,
ya no debo pensar.

No quiero nada, no necesito nada,

"yo lo único que quiero es que te quites, que me estás tapando el sol",

dijo.

Antipoesía dietética Donde viven las historias. Descúbrelo ahora