El cielo se oscureció por completo y Toni no podía dejar de moverse incómoda en su cama.
Las ventanas estaban abiertas y pasaba una suave brisa por toda la habitación pero no se sentía bien, la brisa era demasiado para ella.
La menor salió de su cama y se acercó a las ventanas, mirando al cielo por unos segundos.Había luna llena y habían demasiadas estrellas, todas brillaban y de un momento a otro sintió una presencia detrás de ella. No se asustó, no podía, el aroma tan familiar la hizo suspirar.
- Te traje algo... - la menor se dio la vuelta y miró a su madre, ella tenía una pequeña caja en sus manos, estaba envuelta en un papel gris y un pequeño moño descansaba en la parte superior de la caja. - el viaje fue suficiente, mami - la morena frunció sus cejas y se dio la vuelta para por fin cerrar la ventana.
Dio pasos apresurados y saltó en el colchón como si fuera una pequeña niña de 5 años, lo que hizo sonreír a la mayor. - vas a partir la cama, Toni - la pelirroja escuchó una pequeña risa y se sentó al lado de la morena, procurando estar muy cerca de ella.
- Vamos, ábrelo, sé que te va a gustar - la mayor apretó sus labios un poco y dejó el regalo en las piernas de la menor, esperando que por lo menos ésta se emocionara. - Sabes que lo que quiero no cabe en una caja, ¿verdad? - la frustración en su voz hizo sentir mal a la mayor, ¿acaso ella le había pedido algo en especial? No lo recordaba, pero sin duda éste regalo le iba a gustar.
La morena tomó el moño de la caja y comenzó a sacar la cinta del papel, no quería romper el bonito papel, aunque fuera de un color apagado y triste.
- Wow, un... Un celular - Cheryl apretó las sábanas con enojo, no le gustaba para nada la actitud de Toni. La pelirroja creía que le iba a gustar, es un celular de último modelo, cualquier adolescente habría llorado por un regalo así, pero no Toni, ella no.
La menor no lo veía necesario y no era algo como para emocionarse. Además pensaba que Cheryl volvería a dañarlo si se enfadaba con ella, ya que Toni no es "su bebé " cuando hace algo mal y siempre lo demostraba.- Gracias, es muy lindo - Después de todo, Toni sonrió con un pequeño brillo en sus ojos, no le gustaba el regalo y no era lo que quería pero Cheryl se tomó el tiempo de darle algo y lo apreciaba demasiado.
- Si no te gusta podemos cambiarlo - el rostro de la mayor se suavizó cuando vio la sonrisa de su hija, sus ojos brillaron y eso hizo que su enojo se fuera casi por completo. Toni cerró los ojos por unos segundos, alzó sus hombros sin tanta importancia, tomó la caja y el celular para luego dejarlos en algún cajón del escritorio que estaba a su lado.
La mayor se acostó en la cama y esperó que Toni se acercara a ella, la menor volvió a acostarse y se metió debajo de las sábanas, recargó su cabeza en el brazo de la mayor y se quedó jugando con sus pulgares.
- ¿Cuál era ese regalo que querías?, el que no podría estar en una caja - un mechón de cabello de la menor pasó por los dedos pálidos una y otra vez. Cheryl amaba tocar el cabello de Toni, aunque no lo dijera, era una de sus cosas favoritas.
Las mejillas de la menor se enrojecieron y la luz de la luna parecía brillar con grandeza, la mayor notó el rubor en las mejillas de la pelirosa y una sonrisa morbosa comenzó a formarse en su rostro. - lo recuerdo, querías tener sexo conmigo, me pediste eso para tu cumpleaños ¿no es así? - el rostro de la menor estaba increíblemente rojo, cualquiera pensaría que está siendo asfixiada.
- Si aún lo quieres tal vez pueda dártelo, Toni - la menor se movió incómoda, no por la idea de tener sexo con su propia madre, estaba incómoda porque ahora le daba vergüenza hablar de esto.
- Pero debes saber que me gusta ser ruda, bebé... - las cejas de la morena se fruncieron, no entendía como una persona podía ser brusca a la hora de tener sexo. - ¿vas a gritarme? - Toni preguntó con temor, Cheryl rápidamente negó y se sentó suavemente, la menor hizo lo mismo que su madre y la miró con curiosidad.
- Me gusta mandar... Tendrías que hacer todo lo que te diga o mami se enojará y recibirás un castigo, bebé - Toni comprendió de inmediato pero no del todo. - Entiendo... Tengo que hacerle caso a mami - la menor dijo lentamente mientras repetía las palabras de Cheryl.
Toni tomó valor y decidió sentarse en las piernas de su madre, por un momento sintió temor ya que ella podía quitarla bruscamente pero no lo hizo, Cheryl llevó sus manos a la cintura contraria y la acercó más hacia ella.
- Aprendes rápido, cariño - un pequeño rubor apareció en las mejillas de la menor, se sentía muy bien cuando la mayor le hacía el más mínimo halago. - ¿sabes que nunca te haría daño, verdad?
- la pelirroja no pudo evitar preguntar, notó que Toni estaba pérdida en esto y decidió dejar todo claro. - no, nunca me harías daño - ambas sonrieron, pronto sus respiraciones se volvieron pesadas y sus rostros se acercaban al compás.Sus labios se tocaron y de inmediato encajaron a la perfección, las manos de la menor fueron a las mejillas de la contraria y acarició mientras dejaba que su madre explorara toda su boca.
Las manos pálidas de la mayor fueron al short que traía la morena.- ¿Puedo? - ambas se separaron del beso y la menor asintió sonrojada, se veía tierna a la vista de la pelirroja y ésta vez no iba a ser ruda con ella. - Acuéstate - pidió la mayor.
Toni se acostó aún sonrojada mientras llevaba una de sus manos a su cuello, se sentía caliente y el frío de la habitación desapareció por completo.La mayor bajó con delicadeza la pijama de Toni, aunque por dentro quería arrancar toda su ropa de un sólo tirón pero debía controlarse, no quería que Toni le tuviera miedo.
La menor comenzó a respirar con rapidez y su frente comenzó a sudar pero no de buena manera.
- M-mami - la menor llamó con inquietud, Cheryl dejó de tocar sus muslos y se acercó al rostro de Toni, no tardó ni un minuto en darse cuenta de que la menor se sentía mal.
La pelirroja le tocó la frente preocupada y ésta estaba ardiendo demasiado.- Mierda-
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Honey - Choni
Fiksi PenggemarCheryl Blossom cría a su hija de una manera muy especial, es su hija y por lo tanto quiere lo mejor para ella. Le enseña muchas cosas, la vuelve una genio, literalmente. Poco a poco se va enamorando de sus pequeños pucheros y su cara con sus mejill...