IV

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– ¿Viste cómo se estaban besando? Emily y Steve – la niña de ojos color almendra sonrió. Explicándole a su mamá de quién hablaba. – Los vi, ¿por qué? – la pelirroja acomodó los pequeños zapatos de Toni y la miró fijamente, esperando una respuesta. No sabía por qué su hija había perdido el tiempo viendo a unos adolescentes con muchas hormonas.

– ¿Podemos besarnos así? – el rostro de Toni se volvió completamente rojo al decir lo que estaba queriendo decir desde hace ya unos años. Por otro lado, Cheryl estaba sorprendida, pues eso fue algo qué salió de la nada. Aunque era muy tentadora la idea de Toni, iba a rechazarla y a parar esto de una vez por todas.

– Toni, no podemos besarnos así. Eres mi hija, no puedo besarte – Cheryl no lo sabía, pero, le estaba rompiendo el corazón a su hija. Toni se podría decir que se enamoró sinceramente de ella y esto no lo sabía la mayor, pero estaba rompiendo a una niña con unos muy bonitos y más reales sentimientos.

– Pe-pero dijiste que lo haríamos – las lágrimas no tardaron al bajar por las mejillas de la menor. Toni cayó en cuenta qué todo este tiempo su madre había sido una mentirosa. – ¡Eres una mentirosa! – la pequeña niña gritó con todas sus fuerzas y salió corriendo de aquella habitación.

Cheryl bufó frustrada y se llevó sus manos a su nuca. Ya había perdido la cuenta de las veces qué Toni lloraba por ella.
La mayor salió de la habitación buscando por todo el primer piso a su hija. Pensaba que no pudo ir muy lejos, habían muchos niños con quién jugar y comida muy rica para Toni. Es el sueño de un pequeño niño, pero no para Toni. El sueño de Toni sería estar con su mami, leyendo libros filosóficos o de poemas, eso le gustaba a Toni. No le gustaban las fiestas ni el confinamiento.

– Heather, ¿has visto a Toni? – la pelirroja le preguntó a una rubia toda empapada. Parecía cómo si la hubieran atacado con agua. – La vi correr hace unos minutos, estaba llorando, y justo cuando iba a hablarle, esos dementes niños me lanzaron globos de agua – la rubia hablaba con enojo. ¿Quién no se enojaria si le tiraran globos de agua sin si quiera avisarle?

– Oh Dios. Dile a Harriet que mañana recibe mi regalo. – La pelirroja dijo gritando, estaba corriendo hacia la salida y esos tacones no le ayudaban mucho.

Apenas salió de la casa, miró a su alrededor, no había nadie. Su corazón se aceleró de gran manera, no soportaría saber que algo malo le había pasado a Toni.
Fue directo al auto y cerró la puerta con fuerza. Estaba preocupado pero más que todo, estaba enojada. ¿Por qué Toni haría una estúpidez como esta?

Fue manejando por todo el vecindario, se fijaba de todas las casas y patios, hasta que encontró un patio en especial. Toni estaba arrodillada de espaldas, al parecer estaba buscando algo en el césped.

Cheryl salió del auto aliviada y enojada. Sus pasos eran firmes y su mirada podía asesinar a cualquiera. Toni se dio cuenta de que había una presencia detrás de ella y giró su cabezita, encontrándose a su mami.

– ¡Entra al maldito auto, ahora! – La pequeña niña hizo un puchero al escuchar a su madre. La mayor se veía muy enojada, desde los ojos de Toni. – Eres una mentirosa, mala mentirosa – Toni no pudo evitar mirar a su madre con odio y la mayor lo notó.

– No sabes lo decepcionada que estoy de ti, Antoniette – Cheryl suspiró pesadamente y miró a la niña llorar. De nuevo estaba llorando. Las palabras de su mami le dolían demasiado.

– No lo volveré a repetir, entra al puto auto – La mayor se estaba enojando de gran manera. El susto que le había dado Toni era difícil de olvidar.
La pequeña niña entró al auto, en el asiento del copiloto. Su madre le puso el cinturón de seguridad y  en todo el camino ninguna de las dos habló.

Honey - Choni Donde viven las historias. Descúbrelo ahora