1
Caleb dejaba correr el agua de la ducha por su cuerpo con la esperanza de que eso limpiara su alma de los pecados cometidos. Había tenido que hacer cosas horribles para llegar donde ahora se encontraba, pero el final del túnel se veía cada vez más cerca. Ya casi podía oler la libertad.
Hoy era el día en que se pondría en marcha la maquinaria para destruir el imperio de terror que los Ryder habían creado en los últimos años. Hacía ya 2 años que Caleb estaba dentro de la organización, pero nunca habían cometido tantos delitos como hasta ahora.
Cerró el grifo de la ducha y suspiro, dejándose apoyar sobre los oscuros azulejos. Tenía que jugar muy bien sus cartas para poder acceder a La Cúpula.
La Cúpula allí era algo así como la realeza. Ellos nunca se mezclaban con sus soldados. Cuando los necesitaban, los usaban y si todo salía bien, tenían la suerte de regresar. Pocos lo han hecho, y los que vuelven a menudo acababan perdiendo la razón.
Pero eso no le pasaría a él. Tenía las ideas muy claras.
Había sido marine.
Había visto ya cosas horribles antes.
Estaba entrenado en el cuerpo a cuerpo. Esto le había supuesto una gran ventaja a la hora de llamar la atención de los supervisores.
Solo había 6 plazas este año para La Cúpula y de esas solo quedaba una, esa tenía que ser suya fuera como fuera. Pero sus compañeros no se lo pondrían fácil, ellos también la querían.
Se anudo una toalla a la cintura y salió del cubículo. Ya se respiraba el nerviosismo por todo el vestuario. Un hombre de gran musculatura se acerco a él, piel oscura, tatuajes por todos sus brazos y siempre acompañado de gafas de sol. Su nombre B. Su profesión, desconocida, pero pertenecía a La Cúpula y eso bastaba. Solo se sabía del que era sanguinario, cruel y malhumorado, pero por alguna extraña razón a Caleb le caía bien. Y algo aun mas incompresible es que a el, parecía que también le caía bien Caleb.
- ¿Estás listo muchacho?- dijo el gigante desde su gran altura. Caleb soltó una gran bocanada de aire.
- Estoy listo, tengo que pasar esta prueba, esa plaza tiene que ser para mí.
Al gigante pareció gustarle su respuesta aunque se limito a hacer solamente un asentamiento de cabeza. B le había ayudado mucho durante este tiempo. Ambos se conocieron durante un entrenamiento.
Al gigante le gusto el hecho de que Caleb no se diera por vencido cada vez que él lo derribaba. Vio madera en él, y a menudo bajaba de La Cúpula para ayudarlo en los entrenamientos. Caleb era su obra y hoy iba a exhibirla delante de todos.
- Solo quedáis dos y una sola plaza. Las otras cinco ya han sido dadas. Hazme caso muchacho si tienes la oportunidad de librarte de él no lo dudes, eso sumara puntos a tu favor delante de ellos.- señalo B.
La idea de matar a un compañero le revolvía el estomago. Pero esto era así, o comes o te comen. Había tenido 7 combates hasta llegar a este, el último y decisivo, aquí se vería si tenía madera para acceder a La Cúpula o bien volvería al agujero otra vez. Se llamaban compañeros pero ni mucho menos lo eran. Allí cada uno intentaba salvaguardar su pellejo como buenamente podía, aunque si había ciertas alianzas con algunos.
Caleb sabía que este combate iba a ser diferente por muchos motivos. Sus luchas habían llegado a oídos de La Cúpula y aunque a el por antigüedad no le correspondía acceder a las pruebas de selección, ellos mismo habían pedido que las hiciera. B era su gran mentor. Pero por otra parte, la bestia parda con la que tendría que competir hoy no se lo pondría nada fácil.
ESTÁS LEYENDO
RYDER
General FictionHabía soñado 2 años de su vida con este momento. Por fin hoy vería recompensado todo su sacrificio. Hoy accedería a la cúspide de la organización criminal más buscada del mundo. Y lo hacía por ella, por su hermana pequeña. Desaparecida hacia 6 largo...