CAPITULO 3

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Caleb no puedo pegar ojo en toda lo noche. Bueno más bien en el rato que llevaba en la cama. Había pasado la noche y la madrugada celebrando con sus compañeros su ascenso a La Cúpula. Mañana seria un día grande. Por fin le pondría rostro a ese asesino. Por fin estaría cerca de resolver el caso y por fin podría descansar tranquilo por haber vengado a su hermana.


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Nakay se removió en el sillón, sería bonito pero era profundamente incomodo pensó. Volvió a mirar a su hermana que dormía tranquilamente en el sofá grande de enfrente. Sonrió un poco y se puso de pie.

Se acerco a ella y le retiro un mechón de pelo de la cara.

Se desperezo estirando todos sus agarrotados músculos y suspiro, después se dirigió a la pequeña nevera del escritorio para coger una botella de agua. Abrió la nevera y sonrió. Allí, escondida entre latas de cerveza y refresco había una bolsita de gominolas. Cogió la bolsa y negó con la cabeza, Dakota en el fondo seguía siendo una niña. Una niña destruida y rota. Cerró la bolsa en un puño aplastando todas las gominolas.


- Las estas espachurrando. Dijo una voz ronca detrás de ella. Nakay dejo caer la bolsa y la botella de agua al suelo. Se giro rapidamente.

- Me has asustado.

Dakota se froto la sien intentando aliviar el fuerte dolor que tenia.

- ¿Qué paso?- dijo con voz áspera.

- Volviste a perder el control, aun sigues un poco en negro.- dijo Nakay guardando las distancia.

Dakota se dirigió al espejo y se miro los ojos. Era verdad, aunque ya iba apareciendo su azul característico, el negro, la oscuridad aun seguía allí. Se froto los ojos frenéticamente.

- Vas a hacerte daño.

Dakota la miro fijamente.

- ¡¡ ¿Acaso importa?¡¡ le grito a su hermana.

- A mí si me importa.- dijo Nakay con voz suave.

De repente los recuerdos de la tarde de ayer aparecieron como en una película muda en la cabeza confusa de Dakota.

- Frederick.- gruño entre dientes.

- Si, venga vuelve al sofá, tienes que descansar. Nakay no quería que se centrara en el tema. Aun estaba oscura y podría suponer un peligro.


Dakota vio la desesperación en los ojos color miel de su hermana mayor y por primera vez en mucho tiempo hizo lo que esta le pidió. Fue hasta el sofá y se recostó en el.

Nakay suspiro de alivio levemente para no ser escuchada aunque ella si que la escucho. Dakota cerró los ojos y fingió dormir hasta que su hermana cayera en los brazos de Morfeo.


Cuando esto ocurrió y Dakota estuvo segura que Nakay dormía plácidamente en el sillón de su despacho, se sentó en el sofá, mirando fijamente a la única persona en el mundo que significaba algo para ella. A la única que protegería con su vida. Ella no quería a nadie, no le era fiel a nadie, pero esa menuda pelirroja que dormía enfrente de ella significaba todo en su oscuro mundo y ese desgraciado la había maltratado y la había violado hasta el cansancio incluso delante de ella cuando ambas eran una niñas.

RYDERDonde viven las historias. Descúbrelo ahora