Capítulo XXXII: Duelo entre demonios (1ra Parte).

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Kaede atacaba a Hayato con su gran velocidad, ahora más alta habiéndose acostumbrado un poco a su cuerpo. Se acercaba para atacar con sus garras y retrocedía antes de que pudiera golpearla tomando impulso con las alas.

-Hayato: Deja de huir y ven aquí, te trataré muy bien.

-Kaede: Viejo enfermo, ¿no te da vergüenza?

-Hayato: Ni un poco.

El anciano con armadura de rocas ahora se movía como un auténtico vejestorio, apenas podía dar pasos, sin embargo sus golpes dejaban agujeros en el suelo y Kaede no podía encontrar aperturas en su defensa.

-Kaede: ¿Por qué no te quitas esa molesta armadura de roca y peleamos de frente?

-Hayato: Obviamente porque no te ganaría si de fuerza física se trata. ¿Por qué no peleas como humana?

-Kaede: Está bien, tienes un punto. Supongo que es el momento de usar "eso".

-Hayato: ¿"Eso"?

-Kaede: Sí, "eso".

La chica se encorvó ligeramente hacia el frente mientras que una pequeño esférico negro con un núcleo rojo sangre aparecía en el interior de su boca abierta. Abruptamente la esfera de energía salió disparada en forma de un grueso y devastador rayo rojo oscuro. Hayato trató de evadirlo, sin embargo, le fue imposible hacerlo por completo teniendo en cuenta su armadura de roca. El ataque acabó por arrancarle un brazo de raíz y perforó de extremo a extremo una montaña que había detrás.

-Kaede: Tch, con lo que me costó aprender a hacer ese ataque. ¿¡Por qué lo has esquivado!?

-Hayato: Es obvio, moriría. Es intrigante, el Nergigante no tiene ataques elementales de Dragón.

-Kaede: ¡Es porque soy especial!

-Hayato: No, olvida lo que dije. El Nergigante mantiene el equilibrio, mientras que tú lo has empeorado, tus poderes deben ser de otro monstruo.

Kaede hizo una mueca de disgusto y se preparó para el siguiente movimiento. Aplicando una fuerza sin igual en todo su cuerpo salió disparada contra un sorprendido Hayato, fue tal su potencia que dejó un cráter en donde una vez descansaban sus pies. Su puño hizo silbar el aire e impactó en el pecho del viejo, que pese a su pesada armadura salió despedido como un cohete, abriendo un segundo agujero en la montaña para estrellarse en un lago congelado al otro lado. En pocos segundos Kaede llegó al sitio del impacto, claro que no se esperaba ver a Hayato levantándose. Tenía un enorme agujero en la zona del pecho que asomaba por su espalda, sin embargo, seguía en pie y se regeneraba rápidamente.

-Hayato: ¿Sabes una cosa, chiquilla? No tengo mucha paciencia, y la poca que tengo se me agota enseguida. Ya me cansé de jugar, te llevaré con el Jefe y luego me marcharé a una jodida isla tropical, con muchas chicas jóvenes.

-Kaede: Aspiras muy alto para estar prácticamente muerto. He estado investigando y probando muchas cosas sobre nuestros poderes, y una de las cosas que descubrí es que puede reponer heridas pero no la sangre perdida. Tampoco te debe quedar mucha energía.

-Hayato: No necesitaré mucha energía, acabaré en un instante.

A continuación sucedió algo impredecible. La armadura de roca que protegía al anciano se desplomó convirtiéndose en polvo y dos enormes alas carentes de cualquier membrana rasgaron su espalda. Seguido, rugió tan fuerte que la gruesa capa de nieve en el suelo se dispersó varios metros, incluso la tierra pareció temblar ante su fuerza. Kaede apenas pudo mantenerse de pie gracias a sus garras. Ahora Hayato lucía diferente, antes estaba un poco encorvado, ahora erguido, su cuerpo se veía más voluminoso y sus músculos resaltaban.

Monster Hunter: The Hunters WrathDonde viven las historias. Descúbrelo ahora