— Esto se esta yendo al diablo más rápido que mis calificaciones escolares .— La voz de Theo se perdió en un murmullo al dejarse caer sobre los cojines del sofá.
El clima fresco de la madrugada había empañado los cristales de las ventanas, los primeros rayos de sol apenas traspasando las cortinas de la sala. Había
estado girando por horas en su cama, recordando la expresión de dolor que su padre había intentando ocultar luego de desearles una buena noche y encerrarse en su habitación, solo para trasladarse a la sala ni bien salió el sol y torturar su
mente un poco más en otro espacio del apartamento.No debería involucrarse, lo sabía, había prometido suprimir su curiosidad y por lo general, el cumplía sus promesas. Pero no había sido capaz de impedirse a si mismo escuchar lo que habían hablado sus padres, toda la conversación se
reproducía en su mente como una pelicula, una y otra vez. Esta vez, su insomnio no se debía al no comprender lo que sucedía, sino que al contrario, lo entendía y era eso lo que lo atormentaba.¿Realmente su abuela les había hecho eso? ¿Ella era tan mala como para alejarlos de su papá cuando más lo habían necesitado?
La respuesta afirmativa a esa pregunta era algo que extrañamente le dolía bastante.
— ¿Theo? .— Quitando el rostro del cojín, se enderezó y miró sobre el respaldo del sofá, distinguiendo la delgada silueta de su
hermano en la oscuridad del pasillo— ¿Que sucede, Eli?
— ¿Enciendes la luz, por favor?
— Si — arrastrandose por el sofá, encendió la lampara de pie a un lado antes de volver a mirar su hermano. Se detuvo de rodar los ojos al ver su pijama, mientras que el suyo era simple, con una camiseta lisa azul y un pantalón a cuadros
salpicado de rojo, su hermano había elegido uno con estampado de figuras geométricas brillantes —. ¿Que sucede?— ¿Que haces despierto?
— No podía dormir. — se sentó—. Así que vine aquí a ver televisión.
— El televisor está apagado.
— Aun no lo enciendo, genio .— Rodeando el sofá, Eli se sentó en el otro extremo y subió los pies, flexionando sus rodillas un poco para poder sentar
al osito de peluche en su regazo, recostado a sus piernas —. ¿Que estamos mirando?— No sé — alcanzó el mando y encendió la pantalla antes de hacer un gesto al juguete —. ¿Por qué trajiste a Rayo? No me digas que estas apegándose a él nuevamente.
— No, no es eso. No te preocupes, hermano, no voy a avergonzarte yendo con un peluche bajo el brazo como un bebé.
Theo hizo una mueca —. Siento lo que dije el otro día, no creo que seas un bebé, solo estaba enojado y dije lo primero que se me cruzó.
— Lo sé .- le dijo Eli con una media sonrisa
— ¿Lo sabes realmente? .- preguntó Theo viéndolo a los ojos
— Esta bien, Theo, yo también dije cosas que no quería decir — le dedicó una media sonrisa antes de volver mirar el peluche —. En cuanto a Rayo... no lo sé, solo me gusta mirarlo, me recuerda lo que no tuvimos.
— No debes aferrarte a eso, ya pasó y no volverá.
Los dedos de Eli se mantuvieron acariciando la tela del peluche antes de que un sollozo contenido escapara de sus
labios —. ¿Realmente fue nuestra propia abuela la que nos hizo esto?Y ahí se iban sus esperanzas que su hermano no hubiese escuchado o comprendido la charla, aunque debería haberlo sabido, sus padres no habían sido particularmente silenciosos con todo el asunto.
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TU MIRADA EN MI (Adaptación)
OverigAm. Una adaptación de una historia de una gran escritora