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Estacionándose frente a la residencia, Selina camino como pudo a través de un pie y medio de nieve, subió al porche y golpeó la aldaba mientras una fuerte brisa llena de nieve la azotaba y le picaba las mejillas. Afortunadamente, la esperaban. La gran puerta se abrió y Bruce rápidamente la hizo pasar, pensado que la Noche de Cine había sido cancelada.

Desenredando capas de ropa de invierno, Selina se dio cuenta de que los ojos de Bruces estaban en ella, observando cada artículo voluminoso que caía y revelaba lentamente su forma mientras le preguntaba cómo estaba, si tenía problemas para llegar, si tenía frío, etc. Le encantaba la atención y el cariño de él.

Girando y plantando un beso rápido en él, ella le aseguró a Bruce que lo había pasado muy mal para llegar ahí; estaba de mal humor por los terribles conductores y tenía frío hasta los huesos, lo cual era cierto. Su sonrisa derritió todo el frío y mal humor de su cuerpo.

-Hay tres opciones para esta noche – dijo Bruce señalándole a las películas mientras se alejaba de ella –

Selina revisó las que había dejado. La elección de ella fue Blade Runner. Tenía acción, estaba ingeniosamente dirigida y tenía una buena historia de amor.

Con eso decidido, apareció en la cocina para encontrar a Alfred arreglando la alacena como de costumbre. Ella sonrió.

-Hola, Alfred.

También como de costumbre, el hombre mayor miró hacia atrás sin sobresaltarse en lo más mínimo por su aparición repentina.

-Buenas noches, señorita Kyle, ¿Tuvo problemas para llegar aquí?

-Unos pocos, pero valió la pena solo por ver tu cara sonriente.

Alfred se rió entre dientes, y eso fue lo máximo que pudo sacarle.

-Gracias... me alegro de que alguien lo aprecie.

-¿Cómo no podría?

Selina salió de la cocina y vio a Bruce revisando la película que ella había elegido. Él la miró desde su lugar en el sofá y sonrió.

-Sabía que elegirías esta – Bruce hizo un gesto con la cabeza en su elección de película. Selina se encogió un poco de hombros antes de subirse al respaldo del sofá y acomodarse sobre él –

Ya tenía a Bruce acostumbrado; disfrutaba usarlo como su almohada personal y él lo sabía, pero también le gustaba bastante. Con una de sus piernas a su lado y la otra colgando del sofá, Selina envolvió sus brazos alrededor de esa cintura familiar y se acurrucó contra su amplio pecho. Él había elegido una camisa suave de manga larga que le encantaba. Las yemas de sus dedos rozaron arriba y abajo su columna mientras comenzaba la película. Ese maravilloso movimiento lo distraía mucho.

-Nunca entendí de quién era ese ojo – ella se quejó un poco de la película –

-Creo que se supone que es simbólico. Como si todos estuviéramos siendo vigilados – la voz de Bruce se volvió espeluznante en la última oración –

-¿Cómo el Gran Hermano de 1984? – le pregunto ella –

-Si tienes un problema con eso, también debes odiar el sueño del unicornio.

-No tanto como la introducción. Al menos el unicornio se relaciona con Rachel.

-¿Cómo es eso?

-Un unicornio entre los caballos. Es único y especial – Selina sonrió –Igual que ella.

Bruce tarareó en consideración antes de asentir.

Catwoman: Tres temporadas en Gotham CityDonde viven las historias. Descúbrelo ahora