Selina todavía estaba sonriendo por lo sucedido hacía dos meses, en especial por haber puesto nerviosa a Batgirl junto a ella. A lo mejor se pasaba por el departamento de los Gordon más adelante para visitar a "Barbie", como Selina la llamaba.
Después de acabar su trabajo, claro. Casi había terminado de entrar en el profundo sistema de seguridad de la joyería para redirigir las cámaras de vídeo y que reprodujeran las mismas imágenes en bucle.
De repente se le borró la sonrisa de la cara. Estaba en la pequeña oficina de seguridad, situada en la parte trasera de aquellos grandes almacenes de varias plantas que ocupaban la mitad de una manzana de la ciudad. Había deshabilitado las alarmas gracias a unos cuantos cortes del cable óptico.
Aquel programa de inserción no funcionaba. Jamás había funcionado bien.
No hubo problemas mientras Selina caminaba a oscuras por los resplandecientes suelos grises de la tienda, al pasar por debajo de las lámparas de cristal que colgaban de los techos arqueados, ni al dirigirse a un piso más abajo, a las sencillas catacumbas.
Navegar por aquel laberinto de pasillos era fácil, tan solo debía seguir el recorrido de pesadas puertas con rejilla metálica.
Pero ni siquiera el hecho de haber elaborado el plan mentalmente la preparó para la magnitud de aquella cámara acorazada tras cruzar la última puerta de metal y entrar en la pequeña sala donde la aguardaba su único ocupante.
Con las manos en las caderas, Selina inspeccionó la cámara sellada dentro de un sólido muro de cemento. Tenía el rompecabezas delante de ella.
Los de la tienda habían sido más inteligentes que los de los museos al mantener sus planos y documentos fuera de cualquier base de datos. Selina por supuesto, había visitado la tienda el día anterior por la tarde, pero no pudo hacer demasiadas preguntas sobre la cámara acorazada, pues ello habría dejado un camino de miguitas de pan que la habrían conducido directamente a ella.
Lo que significaba cometer aquel robo más a ciegas de lo que le hubiera gustado, pero eso añadía emoción al momento... Debía averiguar el modo de entrar, demostrar que era más lista que ellos. Como en aquellos primeros años en el East End.
Selina estudió la amenazadora cámara, estudió la sólida pared de cemento en la que se había construido, con una bolsa de lona colgando de la mano.
-Voy a hacerte un favor y evitarte que tengas que escuchar la broma de que aquí hay gato encerrado – dijo Poison Ivy tras ella –
-¿Estás siguiéndome? – Selina enarcó una ceja detrás de sus nuevas gafas rojas –
Ivy sonrió con suficiencia al acercarse, vestida con el mismo atuendo verde que siempre traía.
-Bonita difusión en el periódico de la mañana – dijo Ivy, y se puso a inspeccionar la cámara junto a ella – No parecías de las que se auto promocionan y menos con Batgirl.
Selina salvó la distancia que la separaba de la cámara y pasó una mano enguantada por el liso metal de la puerta. Acero diamantado. Al menos quince centímetros de ancho.
-La prensa es solo otra arma que empuñar – le contesto a Ivy – ¿Por qué estás aquí exactamente?
Ivy dio unos golpecitos con su mano enguantada (que de verdad parecía estar envuelta en una enredadera y no en tela) sobre el metal de la cámara.
-Quiero unirme a ti.
-Yo trabajo sola.
Selina dejó la bolsa en el suelo, se agachó para abrirla y sacó un generador de pulso electromagnético. Lo había construido ella misma y lo había diseñado a fin de que fuera lo bastante pequeño para poder llevarlo consigo.
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Catwoman: Tres temporadas en Gotham City
RandomConoce a Selina Kyle, también conocida como Catwoman. Es adicta a la noche. Adicta a los objetos brillantes. Adicta a Batman. Pero sobre todo, Catwoman es adicta al peligro. No puede evitarlo, y la verdad es que no quiere. Es buena siendo mala y muy...