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Bruce se frotó sus ojos cansados ​​y reprimió un bostezo. Había estado con Selina buscando pistas durante horas, revisando las imágenes de seguridad del laboratorio donde se había robado la biotoxina. El cursor de alterador temporal de reproducción se movió en la pantalla mientras avanzaba rápidamente a través de las imágenes de seguridad a cuatro veces la velocidad normal, pero no sucedía nada en la pantalla.

-Este laboratorio es un consultorio normal – murmuró Selina viendo el laboratorio en la pantalla, obviamente lo dijo con sarcasmo –

No estaba segura de lo que se suponía que debía estar buscando. Algo fuera de lo común. Algo que el FBI había logrado pasar por alto.

Que Selina lo estuviera ayudando en absoluto era ridículo. Debería estar trabajando para robar el rubí real, no desplazándose por las imágenes de un pasillo casi vacío. Rastrear pistas sin salida era una pérdida de tiempo. Excepto que él era tan típico de él. Ella se había perdido eso.

Además, estaba esa cosa de "Te tendré que vendar los ojos" que hizo que los dedos de sus pies se enroscaran en sus botas con una anticipación bastante extraña. Bruce sabía que a ella le gustaba eso. Suspirando, trató de concentrarse.

Batman no le había dicho cómo se las había arreglado para conseguir casi seis semanas de material de seguridad de un laboratorio gubernamental ultrasecreto en menos tiempo del que le toma a la mayoría de la gente pedir una pizza. Sin embargo, él lo hizo; ella estaba segura de que no era legal. A Selina se le hizo curioso cómo Batman estaba tan dispuesto a romper la ley para satisfacer sus propias necesidades. Ella lo miró, él estaba inquieto mientras se desplazaba por los nombres de los archivos de las biotoxinas. Llegarían a otro callejón sin salida.

-Batman, comunícate – una voz femenina llegó a través de los altavoces de la Batcomputadora –

-¿Algún progreso, Oracle? – preguntó Batman, recostándose en el respaldo de la silla –

-Pues tengo algo, pero no lo suficiente – le dijo Oracle –

-Genial – dijo Batman con sarcasmo –

-Es el gobierno. Si no queremos que se den cuenta de que estamos fisgoneando, necesito tomar precauciones. Pero en realidad te llamo porque tengo información sobre tu artista misterioso...

-Adelante.

-Se llama Efervescente. Su especialidad es esculpir objetos complejos de plástico. Ha sido escultora de utilería para varios teatros del East End durante más de una década. Sin embargo, es una adicta al juego. Mis fuentes dicen que se metió demasiado con un corredor de apuestas de poca monta y como no pudo pagar, este le pidió que le esculpiera un rubí bastante grande para pagar su deuda.

-¿Este corredor de apuestas tiene nombre? – preguntó Batman. Selina estaba a su lado, pendiente de cada palabra –

-Se llama Gerry Pavloski. Solo ha estado en Gotham unos seis meses, parece que está tratando de establecerse – dijo Oracle –

-Qué sincronización tan perfecta – dijo Selina mientras intercambiaban una mirada –

-¿Tienes una descripción? – le preguntó Batman –

-Mejor. Tengo una foto. Enviándola ahora...

Una foto granulada de un hombre de cabello oscuro con gafas de sol llenó la pantalla. Batman hizo clic en un archivo en su escritorio y apareció la imagen de Nardoc Sera. Unas cuantas pulsaciones de teclas más tarde, la Batcomputadora verificó lo que ya sabían: Nardoc Sera y Gerry Pavloski eran el mismo hombre.

-Envíame la ubicación de Efervescente. La interrogaré esta noche – le dijo Batman –

-Sería una pérdida de tiempo – Oracle se puso nerviosa –

Catwoman: Tres temporadas en Gotham CityDonde viven las historias. Descúbrelo ahora