Capítulo 28

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Con un suspiro cansado introduce un billete en la máquina expendedora y selecciona uno de los bocadillos que es empujado hacia adelante con una tortuosa lentitud. Pronto se cumplirán tres semanas desde que no intercambia una palabra con el hombre que en el pasado fue uno de sus mejores amigos, al igual que el objeto de su amor; o más bien capricho. Una vez que recoge la barra de chocolate, se dirige a las escaleras ignorando aquel agudo zumbido en el fondo de su mente que cobra intensidad, convirtiéndose en la voz que lo atormenta a diario.

"Vamos, sé que te mueres de ganas por hacerlo, ¿Quieres escucharlo de mi primero? Bien, tenías razón"

Basta, solo quería...

"Nunca debí confiar en él, ¿Estás feliz ahora? Tenías razón, tenías razón, ¡Tenias toda la maldita razón!"

Desde el primer segundo lo intuí... ese enano te alejaría de mí, pero al final fui yo el que te alejó...

"No estabas preocupado por mí, solo querías probar que tienes razón, siempre tienes la última palabra, fue así desde que nos conocimos"

Apuesto a que no sabes una cosa, Erwin, al principio no me agradabas porque eres todo lo que yo siempre deseé ser...

"A ti no te importa mi felicidad, ni protegerme, usas a todos a tu conveniencia y haces lo necesario por alcanzar tus objetivos"

Es verdad, por eso me acerqué a ti, deseaba descubrir que era lo que te hacía tan especial, pero en algún momento fue cautivado por ti como todos los demás... el rechazo que sentía se transformó en admiración.

"Eres la persona más egoísta y arrogante que he conocido"

De verdad lo intenté... de verdad quería cambiar, pero el enano tiene razón, no importa en que mundo estemos, siempre seré un asqueroso pedazo de mierda egoísta que solo piensa en sí mismo.

"Felicitaciones, tenías razón, eso es lo único que te importa, no yo"

¿Me odias, Erwin? Estoy seguro de que no es más de lo que yo mismo me detesto.

Un repentino empujón lo trae de regreso a la realidad y unas veloces manos evitan que caiga. Con incredulidad contempla al hombre frente a él, detectando un fugaz atisbo de inquietud en ese par de orbes azules.

-Ten más cuidado, puedes tener un accidente si no te fijas por dónde vas- aconseja con un ligero carraspeo antes de marcharse o cederá al impulso de reconfortarlo.

-Espera, Erwin, ¡Erwin! ¿Está bien, Zeke? Parece que no tuviste una buena noche, ¿Quieres almorzar con nosotros?

-Gracias por la invitación, Hange, pero tengo trabajo pendiente- señala incómodo al percibir el posible rumbo que tomará esa plática y prefiere evitarlo- Me espera una pila de ensayos por corregir, será en otra ocasión.

-Entiendo, no sé qué está ocurriendo entre ustedes, pero espero que se arregle pronto, tal vez una disculpa ayude o-

-No, lo arruiné por completo, Erwin nunca me perdonará, ¿Por qué te sorprende? Era cuestión de tiempo... soy un hijo de puta despiadado, eso me dijiste la última vez.

-Jugaste con los sentimientos de Erwin, te merecías eso y el puñetazo que te di, no me obligues a repetirlo- advierte inspeccionando la expresión ajena con minuciosidad, brindándole una palmada en el hombro- De verdad me agradas, Zeke, lo que sea que hiciste o dijiste, busca la manera de arreglarlo, ¿Vas a tirar a la basura más de quince años de amistad?

-No sé cómo hacerlo...

-Eres una de las personas más inteligentes que conozco, Zeke, algo se te ocurrirá, la próxima vez almuerza con nosotros, nos vemos.

Segunda oportunidad (Eruri)Where stories live. Discover now