Capítulo 19

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A pesar de que la semana de exámenes es agotadora, ese semestre coincidió con los preparativos del próximo seminario abierto que dictará en la universidad y las horas que invierte por la noche en su labor aumentaron.

Unas voces entusiastas lo atraen al comedor, saludando a sus queridos retoños y se aproxima al menor, capturando esos labios en un cariñoso contacto que se prolonga por unos breves segundos, siendo apartado por el pecho.

-No hagas eso frente a los mocosos...

-Eres adorable, auch- se queja por el repentino pellizco en un costado del vientre, escuchando esas risas infantiles que lo animan a rodear esa estrecha cintura- Los niños saben que nos gustamos, no tienes que avergonzarte porque nos vean, me gustas mucho, Levi, estar contigo me hace muy feliz y no quiero ocultarlo, ¿Puedo besarte? No lo haré si te sientes incómodo, pero mi frágil corazoncito se romperá si no aceptas y mis pobres niños verán como su adorado padre es rechazado po—

-Tsk, te comportas como un mocoso.

Convencido de que no logrará su cometido, se dispone a ocupar unas de las sillas libres, lo cual es un amago por la brusquedad con que lo jalan por la camiseta mientras esa boca cubre la suya, iniciando torpes movimientos que delatan su inexperiencia.

-Me gustas mucho, puedes besarme cuando quieras... ¿Erwin? – lo llama arqueando una ceja por aquel familiar brillo malicioso que aviva los recuerdos del maravilloso viaje a la playa hace cuatro días, provocando un ligero sonrojo en sus mejillas- Oi, no me mires así, idiota... te traeré café.

-S-Sí, gracias.

Con un carraspeo esfuma las pervertidas imágenes que se dibujan en su mente, rellenando dos panqueques con una generosa cantidad de manjar y miel que no tarda en devorar, soltando un pequeño gemidito.

-Jamás me cansaré de comer esto todas las mañanas, son deliciosos.

-Levi es un excelente cocinero, el sábado me enseñará a hacer una torta, quiero regalarle una a Ymir en su cumpleaños, ¿Crees que le guste? – pregunta con un atisbo de nerviosismo que se transforma en un puchero por los codazos cómplices de su hermano- No es mi novia, Armin.

-Pero te gustaría, la miras de la misma forma que papá a Levi.

-Oh, entonces estás muy enamorada de Ymir, cariño, ella me agrada, siempre te cuida y se preocupa mucho por ti, estoy feliz por ustedes, hacen una bonita pareja, invítala a comer, ya sé, organizaremos una cena, no, mejor un almuerzo, así pueden aprovechar la tarde en una cita o—

-¡Papá! Basta, me estás avergonzando- replica cubriéndose el rostro con las manos, inclinándose en dirección a la mesa y una fría mano en la frente la detiene.

-Oi, mocosa, esa no es la forma de comer tu desayuno, siéntate bien- ordena alcanzando una de las servilletas y seca las puntas del mechón de cabello que tocaron la leche- Al menos no ensuciaste tu uniforme, ¿Qué te sucede?

-Papá quiere invitar a Ymir a almorzar y me va a avergonzar.

-¿La mocosa pecosa? Es tu novia, ¿Por qué no quieres invitarla?

-¡No es mi novia! Solo somos amigas, dejen de burlarse.

Una vez que terminan, va a buscar su bolso junto a una abultada carpeta con los ensayos que corrigió la noche anterior y el pelinegro los acompaña a la puerta.

-Que tengan un buen día, pórtense bien, mocosos, tú también, Erwin.

-Siempre lo hago, Levi, pero cuando estoy en casa me gusta que me consientas, lo sé, soy un mocoso y esa es una de las cosas que te gusta de mí, ¿Podemos cenar pescado hoy?

Segunda oportunidad (Eruri)Where stories live. Discover now