Segunda oportunidad (Eruri)

Capítulo 37

-¡Feliz cumpleaños!

Confeti es arrojado hacia él de diferentes direcciones antes de que sus adorados hijos lo envuelvan en un efusivo abrazo que no duda en corresponder, depositando un beso en sus frentes y contempla a los demás.

-Gracias, no se me ocurre una forma mejor de celebrar mi cumpleaños que en compañía de mis adorados niños, mis preciados amigos y mi maravilloso novio, los quiero mucho.

-Nosotros también, papá, ¿Te gustó la bufanda? Levi es bueno tejiendo, le quedó muy bonita.

-Me encanta, Historia, ya no tendré frío por las mañanas.

Después de recibir las felicitaciones de los presentes se dirigen al comedor, admirando el despliegue de apetitosos platillos y al cabo de unos segundos se les une el pelinegro con una torta cubierta de crema de chocolate con dos velas que marcan su edad, ensimismándose en ambos números.

-Ya sé lo que piensas, estás en la flor de tu vida, Erwin, cada año te vuelves más sexy.

-¿Soy tan fácil de entender, Hange? – pregunta con un atisbo de nerviosismo, luchando en vano por controlar el sonrojo en sus mejillas al escuchar esas infantiles risas- No es gracioso, ¿Qué pasará cuando cumpla sesenta? Creerán que soy un viejo pervertido por salir con un jovencito, Levi aparenta veinte, incluso podría pasar por un chico de institut— auch, ¿Por qué me pateas, amor?

-Estoy harto de que me confundan con un mocoso, tenemos casi la misma edad, idiota.

-Es inevitable y no ayuda que seas tan enano.

-¿Quieres que te destroce, barbudo de mierda? Tsk, basta, vamos a comer o los patearé a todos.

El animado ambiente le permite relajarse por completo, disfrutando el compartir ese momento con las personas a las que considera su familia, independiente de que no los unan lazos sanguíneos. Al terminar de cenar, esboza una sonrisa mientras cantan y contempla las dos pequeñas llamas, disponiéndose a apagarlas.

-Primero tienes que pedir tres deseos, papá.

-¿Tres deseos? ¿Esas cosas conceden deseos? Increíble- comenta con seriedad, frunciendo el ceño por la reacción que obtiene y pellizca las mejillas del par de adolescentes a su alcance- ¿Qué es tan gracioso, mocosos?

-A veces dices cosas muy extrañas, Levi, es una tradición pedir tres deseos en tu cumpleaños, no todos se cumplen, pero algunos sí.

-Armin tiene razón, en mi caso si se cumplen, siempre deseo que mis niños estén bien y sean felices, que mis amigos siempre estén a mi lado y que me vaya bien en el trabajo, pero eso último lo cambiaré para que mi bonito novio me consienta mucho.

-No tienes que pedirlo, Erwin, siempre lo hago, eres un mocoso consentido.

-Se supone que los deseos son secretos o no se cumplirán, papá.

-Está bien, Historia, ya tengo todo lo que deseo y mucho más.

Con gula devora la rebanada de ese exquisito dulce, cuyo balance de sabores es una explosión en su paladar y no duda en aceptar otra porción. Uno a uno le entregan sus obsequios, sacando el contenido con una curiosidad que se convierte en una sonrisa de emoción. No importa la edad, el ligero cosquilleo de expectación en su vientre es similar al que lo invadía en navidad mientras aguardaba la medianoche en compañía de su padre.

-Muchas gracias, estar con ustedes siempre será lo mejor de celebrar mi cumpleaños, es lo mejor que tengo en mi vida.

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