4: Comer Juntos

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Durante dos semanas seguidas, Haruto cumplió su promesa de ir con Junkyu y platicar con él.

Esta vez no era la excepción. Haruto iba como de costumbre a su salón, está vez llevaba un almuerzo preparado desde casa, cosa que no hacía nunca realmente porque le daba pereza llevar algo más extra a parte de su mochila, por lo que generalmente compraba en la cafetería durante las clases o solía faltar a una para ir a comer. Junkyu siempre llevaba su almuerzo, así que está vez quería comer con él.

Subió las escaleras hasta el tercer piso y empezó a caminar nuevamente hasta el final del salón. Volvió entonces a encontrar a los mismos dos chicos de la ocasión pasada que salían del mismo salón de Junkyu. No los conocía, pero hasta ahora su presentimiento le decía que amigos de Junkyu no eran.

Pasó de largo junto a ellos, quienes realmente no le tomaron importancia y tampoco le hicieron caso.

Haruto aceleró el paso sin verse tan obvio en lo que hacía. Cuando llegó al salón, espero a que los otros dos bajaran por las escaleras.

— Junkyu.

— Hola, Haruto. — respondió el otro mientras dejaba su lonchera sobre su mesa.

Haruto soltó un suspiro un poco más aliviado. Tal vez se estaba preocupando de más.

— ¿Cómo estás hoy? — preguntó Junkyu.

— Bien. Tuve un examen hace un rato. Me fue bien. — respondió tomando asiento en el típico lugar frente a Junkyu. — ¿Qué hay de ti?

— Me ha ido bien. Mi sobrino me puso otro jugo, así que te lo doy. — dijo Junkyu mostrando dos jugos en su mesa. — Toma el que más te guste.

— Gracias. — respondió tomando uno que sólo atrajo hacia él dejándolo sobre la misma mesa. — Hoy traje algo para comer también. — dijo mientras sacaba su almuerzo.

— ¿Qué es? Huele rico.

— Espagueti y pollo. Mi mamá lo hizo, ¿qué hay de ti?

Junkyu sonrió algo incómodo intentando buscar alguna excusa mientras cerraba su lonchera.

— Es que no tengo hambre, entonces tomaré mi jugo solamente. — respondió haciendo su lonchera de lado.

— ¿Enserio? Tú siempre comes a esta hora.

— Creo que me cayó mal el desayuno, es todo. — dijo encogiéndose de hombros. — Pero estoy bien, no te preocupes.

— Bueno, al menos dime que trajiste. — insistió el otro mientras sacaba su almuerzo.

— Creo que traje arroz... O algo así, no lo sé.

— Vamos, dime. Siempre lo haces, Junkyu.

— Es que la verdad no lo sé, Haruto. Mi hermana siempre quiere sorprenderme. Pero si como en un rato, te lo mostraré.

Haruto terminó su bocado y carraspeó la garganta para aclarar su voz.

— No sabes mentir, Junkyu.

Junkyu hizo un gesto desanimado y se recargó sobre su silla.

— Vi tu lonchera antes de que la cerraras. No tienes nada más ahí. — dijo el japonés. — Puedes comer conmigo si no trajiste nada.

— No es eso, Haruto. — respondió rendido. Junkyu se recostó sobre su mesa al ritmo de soltar un suspiro que preocupó a Haruto. — Mis compañeros me escondieron mi almuerzo otra vez.

— ¿Qué dijiste? — Haruto se levantó de su lugar y Junkyu se incorporó al escucharlo. — ¿Cómo que "otra vez"?

— A veces me quitan mis cosas y las esconden. Algunas veces se llevan toda mi lonchera, pero esta vez sólo fue mi almuerzo. Pero todo es un juego, es una broma, está bien.

— ¡¿De qué estás hablando?! — gritó sin poder creer lo que escuchaba. — Eso no es una broma y mucho menos un juego ¿o acaso a ti te divierte todo eso?

— Pues no, pero ellos sólo están bromeando... — dijo un poco asustado por el tono de voz del otro. — Además, después me lo regresan y ya está...

— Junkyu, ¿a ti te parece gracioso burlarse de los demás? — el otro negó con la cabeza. — ¿Y cuál es la diferencia contigo?

— ¿Y qué hago, Haruto? Si digo algo me meto en problemas y si le digo a mis amigos, ellos son los que se meten en problemas.

— ¿Tienes alguna idea de quien te lo escondió?

— Fue Chanwoo, siempre es él. — respondió. — Jihoon se sienta al final de la segunda fila y Chanwoo se sienta frente a él.

Haruto fue a donde le dijo, pero no estaba ahí. Siguió buscando en otros lugares, pero tampoco había nada. Finalmente buscó con la mirada y lo encontró en lo alto del librero, justo al lado de Junkyu.

— Ya lo encontré. — dijo regresando a su lugar.

Haruto lo dejó frente a él y tomó asiento frente a él otra vez.

— Perdóname por molestarte. — susurró Junkyu sintiéndose muy avergonzado con Haruto.

Por su parte, el japonés interrumpió sus acciones tomando su mano para que le prestara atención.

— Junkyu, quiero que me prometas algo.

— ¿Qué cosa?

— Prométeme que me vas a decir cuando te hagan algo. Aunque sea la más mínima cosa, dímelo.

Junkyu negó inmediatamente envolviendo la mano de Haruto con su otra mano.

— ¿Y si te meto en problemas a ti también? — preguntó mientras negaba con la cabeza. — No quiero que pase eso.

— No me vas a meter en problemas. Nadie sabe que vengo contigo, ni siquiera mi mamá lo sabe. — Haruto acomodó su cabello despejando la frente del pelinegro. — ¿Me lo prometes?

— Si, te lo prometo. — respondió con una sonrisa sintiéndose un poco más seguro.

Haruto se levantó de su lugar y se sentó al lado del otro.

— Bueno, no sé tú, pero yo tengo hambre. — dijo el japonés. — Come.

Junkyu asintió mientras quitaba la tapa. Sacó sus palillos y empezó a comer junto al otro.

«lindo corazón» - [HaruKyu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora