— Nunca nos dijo porque dejó de asistir a la escuela. — respondió Minjeong a Haruto. — Un día sólo dijo que quería dar la baja y aunque su hermana le insistió en que no lo hiciera, dijo que ya estaba decidido.
— Se dio de baja y desde que fuimos a hacerlo ha estado con el ánimo por los suelos. Duerme todo el día, casi no come nada y hay días en que no sale de su cuarto para nada. — agregó Mashiho. — Esperamos que tu visita al menos lo haga salir de la cama por más de una hora.
Haruto estaba impaciente por llegar. Todo lo que le decían le hacían preocuparse cada vez más.
Pero su peor temor era que Junkyu no lo recordara. Hasta lo que había escuchado, Junkyu ya no hablaba ni de él ni de nadie más. A él a penas lo conocía y ahora tenía miedo de que se hubiera olvidado de todo lo bueno que vivieron juntos.
— Es aquí. — señaló Minjeong señalando una panadería sobre la misma calle.
Jeongwoo, que era quien iba conduciendo, se estacionó frente al negocio y quitó los seguros de las puertas. Detrás de ellos se estacionó el auto de Yedam con Doyoung. Salieron de ambos autos y se acercaron a la panadería.
— ¿Puedo verlo? — preguntó Haruto con cierta insistencia.
— Tal vez está dormido. — dijo Mashiho. — Por favor, sólo entra tú. La casa es algo pequeña. Ustedes pueden esperar aquí, en un momento regresamos y si quieren comprar algo, adelante.
Haruto siguió a los otros dos después de entrar al lugar, subiendo unas escaleras donde apresuró el paso al sentirlo tan cerca de repente.
El resto se quedaron abajo tomando a siento en una mesa mientras lo esperaban.
.
Haruto miraba a su alrededor mientras caminaban por el pasillo. Había muchas fotos de Junkyu cuando era un niño y otras más con su familia. Había otras de cuando era más grande hasta llegar a las más recientes.
Junkyu siempre había sido muy lindo.
— Es aquí. Tal vez esté dormido, es lo que hace últimamente. — dijo Mashiho parándose frente a una puerta abierta. — Hola Sandara, hola Junkyu. Que bueno que estás despierto, trajimos a alguien que...
Mashiho no terminó de hablar cuando Haruto salió disparado a abrazarlo.
— Estás bien.... De verdad estás bien... No sabes el miedo que tenía de que te hubiera pasado algo, estaba tan preocupado...
El otro se quedó callado, sabiendo perfectamente de quien era esa voz y esos cálidos brazos.
— ¿Haruto?
El mencionado sintió a su corazón revolotear al ser llamado.
— Soy yo. — respondió soltando su abrazo de repente. — ¿No te acuerdas de mí?
— Claro que lo hago, pero no entiendo, ¿qué haces aquí? — Junkyu acercó sus manos a su rostro, convenciendose de que realmente era él. — ¿Cómo llegaste aquí? ¿Por qué estás aquí? ¿Por qué...?
Haruto lo volvió a abrazar, esta vez alzandolo un poco mientras sus pies se quedaban de puntillas. Junkyu encontró sus hombros con sus manos y también lo abrazó recostando su cabeza en el hombro del más alto.
Sandara pasó de largo intentando pasar desapercibida.
— Después te explicamos. — dijo Mashiho. — Mientras tanto, creo que tienes clientes allá abajo. — agregó al escuchar la campanita de recepción y unas cuantas voces decir que estaban por llevarse todas las galletas del estante.
Sandara asintió y cerró la puerta yéndose junto a los otros dos.
.
— Estaba tan asustado cuando no te encontré ese día en tu salón. Te busqué por todo el instituto y cuando no te encontré... Pensé lo peor.
Junkyu lo escuchaba, peinando su cabello con una mano, mientras que la otra era sostenida por Haruto, recostado en su pecho y ambos sentados sobre el sillón de la habitación.
— Pero lo peor de todo fue cuando me dijiste que no te volviera a buscar. Y cuando me pediste que no volviéramos a hablar me rompiste el corazón.
Junkyu dejó de acariciar su cabellera, dejando su mano en ese mismo lugar y lo dejó seguir hablando.
— Busqué tu dirección hasta el cansancio. Me di cuenta que te habías ido del instituto e intenté buscar en archivos viejos, pero te llevaste tu expediente completo. Ayer conocí a tus amigos y desde ayer he estado buscando en cada panadería que vea para encontrarte. — Haruto levantó la cabeza y tomó ambas manos del otro. — Hoy, fueron ellos a buscarme, — dijo refiriéndose a aquellos con los que venía. — y no sabes cuanto les agradezco que lo hayan hecho. Finalmente te encontré.
— ¿De verdad querías encontrarme? — preguntó Junkyu sintiendo a su corazón revolotear. — Pero si ya pasó más de un mes que me fui, ¿por qué me buscaste tanto?
— Porque eres importante para mí. No te voy a dejar ir tan fácil. — respondió.
Junkyu sonrió recostandose sobre el mismo sillón.
— ¿Por qué te fuiste? — preguntó el japonés imitando su acción. — ¿Fui yo? ¿Hice algo?
— No, tú no hiciste nada. Tú sólo me has hecho feliz desde que te conozco y no sabes cuanto te lo agradezco, pero no es eso. — respondió. Soltó un suspiro y siguió hablando. — Me di cuenta de que es mejor así. Mi condición no me ayuda en nada y no quiero seguir siendo una carga para nadie. Así que creo que tomé la mejor decisión.
— ¿Y estás feliz con tu decisión?
— No, pero...
Haruto le entregó unos papeles en un folder.
— Detuve tu solicitud de baja en cuanto me enteré. Estás sólo en pausa escolar por cuestiones personales y no habrá represarias.
— Pero yo...
— Tú no eres una carga para nadie. No me molesta pasarte algo cuando no lo encuentras, tampoco acompañarte al baño o a cualquier parte que tu quieras ir, mucho menos hacer otras cosas para convivir juntos. Y a nadie de los que te queremos nos molesta ayudarte cuando lo necesitas. — decía mientras tomaba sus manos entre las suyas sobre aquel folder. — Tú vas a ser un gran abogado como tanto me dijiste una vez que soñabas.
— Haruto... No puedo hacer eso. Soy ciego, Haruto, jamás voy a poder lograrlo.
— Dame una semana para demostrarte que puedes hacerlo y si no te convenzo dejaré que tu baja continúe proceso.
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«lindo corazón» - [HaruKyu]
FanfictionHaruto una vez encontró a un chico sentado sólo en un aula vacía y jamás supo como dejar de ir en todos sus descansos a verlo. -Capítulos cortos -Historia corta