24: Galletas

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Y la familia de Junkyu quedó encantada con la noticia, aunque al principio Sandara tuvo sus dudas, no podía negar que Haruto no era cualquier chico, así que finalmente aceptó. La verdad era que últimamente estaban teniendo el mejor momento para su relación. A Junkyu a veces le costaba un poco recibir el afecto de Haruto, o darle afecto, pero Haruto sabía que Junkyu no era tan empalagoso, como él, Junkyu tenía su propia manera de demostrarle que lo quería y estaba bien con eso.

Aquel día, Haruto había ido temprano a la casa de Junkyu. El día anterior la madre de este lo había invitado a pasar el día con ellos, ya que le había dicho que su familia no estaría en todo el fin de semana. Sandara le tenía un gran afecto a Haruto, lo consideraba ya de su familia aunque no tenía mucho que se conocieran.

Llegó y entró al lugar saludando a algunos clientes que estaban ahí.

— Haruto, ¿Cómo estás? Pasa. — dijo Jisoo abriendo la puerta del mostrador. — Junkyu está horneando galletas. Ya sabes donde es, pasa, estás en tu casa.

— Gracias, Jisoo. — respondió haciendo una reverencia y finalmente entró a la casa hacia la cocina de la panadería.

En el lugar, vio a Junkyu junto a su sobrino preparando la masa. Tocó la puerta y ambos voltearon.

— ¡Es el tío Haruto! — gritó Rowoon bajando de la mesa de un salto para ir por él.

Haruto lo recibió con un abrazo y lo cargó en sus brazos para después entrar.

— Es la primera vez que me dices así. — habló el japonés.

— Eres el novio de mi tío Junkyu. Cuando se casen serás mi tío y mi mamá dice que la gente que está muy enamorada se casa, ustedes están muy enamorados, entonces se casarán. — respondió el menor. — Aunque mi tío Junkyu dice que no.

— Rowoon, ya te dije que no digas esas cosas. — dijo Junkyu. — Disculpalo, Haruto. Es un niño muy entrometido.

— Sólo digo lo que veo. — se defendió a sí mismo mientras Haruto lo volvía a sentar sobre la mesa.

El japonés dejó un beso en la mejilla de Junkyu y después volteó a la mesa viendo los ingredientes.

— Vamos a hacer galletas y después haremos algunas donas. — explicó Junkyu. — ¿Nos ayudas?

— No sé hacerlas. Puedo verlos. — respondió el otro.

— Tío Haruto, por favor, ayúdanos. Va a ser más divertido si la haces, además, yo tampoco sé. Mi tío Junkyu me está enseñando. — dijo tomando discretamente una prueba de la masa, recibiendo al instante un golpe en la mano con trapo.

— No te comas la masa. — regañó Junkyu. — Entonces Haruto, ¿nos ayudas?

— Bueno, les ayudo. Me gustaría aprender repostería. — respondió un poco más animado.

Rowoon le pasó un delantal y después le hizo un espacio extra.

— Bueno, aquí ya tenemos la masa. Primero, haremos las galletas.

Haruto lo veía hacerlas intentando imitar sus acciones. Sus galletas quedaban un poco más esponjosas y deformes, así que intentaba una y otra vez volver a hacerlas para que le quedaran como las de Junkyu.

— Tío Haruto, así no se hace. — llamó Rowoon. — Estas son galletas, no pan. Si las dejas así se van a esponjar y eso no debe de pasar.

— Déjame ayudarte. — llamó Junkyu al escuchar lo dicho por su sobrino.

Junkyu se puso detrás de Haruto y siguió sus brazos hasta sus manos. Tomó la misma masa de una de aquellas galletas e intentó manejar a Haruto, mostrándole como él lo hacía, algo que resultó mejor de lo que esperaba.

«lindo corazón» - [HaruKyu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora