CAPITULO 10

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- Ya es suficiente, ¡¡si sigues así te tiraré del pony de una patada!!- Grito advirtiendo a Fili quien no muy contento la dejó en paz, volviendo con su hermano quien lo golpeó el brazo con su puño.

- No debiste hacer eso Fili, seguiremos con el plan Hobbit, Bilbo es amigo de ella, él nos informará de todo- un escalofrío le dio al pobre Bolsón al escuchar su nombre, esos enanos lo meterán en problemas, hizo que su pony acelerará el trote no quería estar cerca de ellos, acercándose a el caballo del mago quien al verlo cerca pregunto curioso.

- Que sucede mi querido Bilbo?, pareces incómodo- Pregunto el de barba gris.

- No es nada Gandalf, sólo estoy preocupado por llegar a Erebor y enfrentarme a un Dragón- un golpe en el hombro hizo que mirará a su lado, la enana sólo sonreía.

- No te preocupes mi querido amigo, todo saldrá bien te cubrirse la espalda- revolvió los cabellos castaños, a unos 4 enanos atrás Thorin Gruño apretando las riendas del Pony con fuerza, pensando como deshacerse del Hobbit una vez reclamará lo que era suyo y lo que le pertenecía, si es que sale con vida por supuesto.

- Thorin hijo que te pasa?, no te veo de buen humor- pregunto Balin montando su pony junto el.

- No me gusta la cercanía de esos dos- pronunció con los dientes apretados, cuando los vio reír.

- Te gusta? - Pregunto el viejo enano.

- Eh? - viro a mirar a Balin, frunció el ceño al saber a qué se refería- Claro que no, nunca me gustaría una enana como ella, tan tan...- bufo.

- Tan qué? Tan cabezota como tú, la enana es hermosa Thorin todo los vieron, saben que que una belleza como ella lo darías todo, salvaje, astuta, una buena Guerrera para un buen Guerrero, ¿no lo crees? - insistió con una sonrisa Balin.

- Alguien tan salvaje debería ser domada murmuró- No dejaré que nadie la toque, Ella. - quedó un momento callado viendo a la de cabellos rojos sangre- ...Ella será mía- Aceptó.

- No llegues muy lejos Thorin, puede que ella te odie más de lo que ya lo ase, piensa mejor tus acciones, acércate a ella lentamente, no hagas una estupidez de la cual te arrepentirás- Balin tenía razón, no quería ser más odiado, debía pensar como acercarse a la enana que captó su atención en aquel extraño bosque, le daba Gracias a Gandalf por presentarla, aria que esa mujer sea su reina y madre de sus hijos, pero primero debían llegar a Erebor, derrotar a El Dragón y encontrar La Piedra del Arca para reinar.

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Tan pronto como se hizo de día pudieron ver el bosque, y parecía que viniese a reunirse con ellos, o que los esperara como un muro negro y amenazador.

 El terreno empezó a ascender, y el hobbit se dijo que un silencio distinto pesaba ahora sobre ellos. Los pájaros apenas cantaban. No había venados, ni siquiera los conejos se dejaban ver.

 Por la tarde habían alcanzado los límites del Bosque Negro. Los troncos eran nudosos, las ramas retorcidas, las hojas oscuras y largas. La hiedra crecía sobre ellos y se arrastraba por el suelo parecía que el Bosque había sido tragado por un hoyo negro.

- ¡Bien, aquí tenemos el Bosque Negro! - dijo Gandalf-. El bosque más grande del mundo septentrional. Espero que les agrade. Ahora tenéis que enviar de vuelta estos poneys excelentes que les han prestado- los enanos entre quejas se bajaron de los Ponys, tomando sus cosas, Cirýę se despidió de la suya quien relincho alegro por volver con su dueño, se juntó con los demás Ponys y salieron galopando a la corrida.

- ¿Y qué hay del caballo? - dijo Thorin-. No dices nada sobre devolverlo. 

-No digo nada porque no voy a devolverlo. 

- ¿Y qué pasa con tu promesa? 

-Déjala de mi cuenta. No devolveré el caballo, cabalgaré en él-.

Entonces supieron que Gandalf iba a dejarlos en los mismísimos lindes del Bosque Negro, y se sintieron desesperados Cirýę fue la única que no se sorprendió de la decisión del mago, ya lo sabía después de todo. 

-Todo esto lo hemos tratado ya antes, cuando hicimos un alto en la Carroca - dijo - No vale la pena discutir. Como ya he dicho, tengo un asunto que resolver, lejos al sur; y no puedo perder tiempo con todos vosotros. Quizá volvamos a encontrarnos antes de que esto se acabe, y puede que no. Eso sólo depende de vuestra suerte, coraje, y buen juicio; envío al señor Bolsón con ustedes, ya les he dicho que vale más de lo que creen y pronto tendrán la prueba. De modo que alegra esa cara, Bilbo, y no te muestres tan taciturno. 

- ¡Alegrarse, Thorin y Compañía! Al fin y al cabo, es su expedición. ¡Piensen en el tesoro que los espera al final, y olvídense del bosque y del dragón, por lo menos hasta mañana por la mañana!

- ¡No te preocupes! -le dijo Thorin-. 

-Todo se aligerará muy pronto. Antes de que nos demos cuenta, estaremos deseando que nuestros fardos sean más pesados, cuando la comida empiece a escasear. - Gandalf se despidió

- Cirýę cuida por mí a los enanos y no te metas en más problemas- La chica bufo-cruzada de brazos, maldiciendo al mago por dejarla sola con esos cabezotas, aunque teniendo al Hobbit no tendría que acercarse a los demás.

-Adiós -dijo Gandalf a Thorin—. ¡Y adiós a todos, adiós! Ahora sigan todo recto a través del bosque. ¡No abandonen el sendero! Si lo hacen, hay una posibilidad entre mil de que vuelvan a encontrarlo, y nunca saldrán del Bosque Negro, y entonces los aseguro que ni yo ni nadie volveremos a venos jamás. 

- ¿Pero es realmente necesario que lo atravesemos? -gimoteó el hobbit. 

- ¡Sí, así es! -dijo el mago-. Si quieren llegar al otro lado. Tienen que cruzarlo o abandonar toda búsqueda. Y no permitiré que retrocedas ahora, señor Bolsón. Me avergüenza que se te haya ocurrido. Eres tú quien desde ahora tendrá que cuidar a estos enanos en mi lugar. -Gandalf río. 

- ¡No! ¡No! -dijo Bilbo-. Yo no quería decir eso. Pregunto si no hay algún otro camino bordeándolo. 

-Hay, si lo que deseas es desviarte doscientas millas o más al norte, y 

cuatrocientas al sur. Pero ni siquiera entonces encontrarías un sendero seguro. No hay senderos seguros en esta parte del mundo. Recuerda que estás ahora en las fronteras de las tierras salvajes, expuesto a todo, dondequiera que vayas. Antes de que pudieras bordear el Bosque Negro por el norte, te encontrarías justo entre las laderas de las Montañas Grises, plagadas de trasgos, lobo trasgos y orcos de la peor especie. Antes de que pudieras bordearlo por el sur, te encontrarías en el país del Nigromante; y ni siquiera tú, Bilbo, necesitas que te cuente historias del hechicero negro. ¡No os aconsejo que os acerquéis a los lugares dominados por esa torre sombría! Manteneos en el sendero del bosque, conservar vuestro ánimo, esperar siempre lo mejor y con una tremenda porción de suerte puede que un día salgáis y encontréis los Pantanos Largos justo debajo; y más allá, elevándose en el este, la Montaña Solitaria donde habita el querido viejo Smaug, aunque confío en que no os esté esperando. 

- Muy consolador de tu parte, puedes estar seguro - gruñó Thorin. - ¡Adiós!¡Si no vienes con nosotros es mejor que te largues sin una palabra más! 

- ¡Adiós entonces, esta vez de verdad adiós! —dijo Gandalf, y dando media vuelta, cabalgó hacia el oeste; pero no pudo resistir la tentación de ser el último en decir algo, y cuando aún podían oírlo, se volvió y llamó poniendo las manos a los lados de la boca, oyeron la voz débilmente—: ¡Adiós! Sed buenos, cuidaos, ¡y no abandonéis el sendero!

Cirýę. (El Hobbit)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora