CAPITULO 11

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Pateo con fuerza una piedra en el suelo salido volando fuera de su vista, maldijo el día en que conoció a la compañía, odiaba estar rodeada de su propia especie, nunca tuvo buena suerte en nada; la pérdida de sus padres fue una, luego sucedió lo de Estela; compañera de cacerías casi siempre iban de aventuras por lugares desconocido, siendo Estela una humana debía tener cuidado de que terminara decapitada en alguna pelea, ahora que no estaba ella debía soportar todo aquello sólo por deberle un favor a Gandalf, pensando en el mago seguía enojada con el maldecía en sus memorias al mago por dejarla sola en un bosque donde los malditos Elfos no la querían ni ver; golpeó con el puño derecho un árbol causando la atención de algunos de sus compañeros de viaje, los ignoró golpeando está ves con su puño izquierdo, siguió así hasta que alguien la detuvo el único anciano de los enanos.

- ¿No debería a ser eso, podrías lastimarte- ella bufo, pero dejó de hacerlo por petición del anciano- Sucedió algo que te molesto? - Pregunto con una sonrisa de abuelo bueno, Ella suspiro.

- No, no es nada, sólo me moleste por cosas sin sentido- Respondió hablando por primeras con uno de ellos- Sólo son pensamientos molestos nada más- paso su vista al frente.

- Deberías calmarte, probablemente esos pensamientos se irán- aconsejó.

- Emm, Gracias? - dijo incómoda rascándose la nuca, hizo una mueca al instante al ver a el sobrino mayor de Oakenshield acercarse- Creo que deberíamos seguir avanzando, conozco un poco estos caminos- acomodo su Chaqueta.

- Conoces este bosque? - se dio un golpe mental al escuchar al rubio.

- Eso no te interesa, me adelantarse un poco- aviso y sin mirar atrás se marchó.

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Pánico eso es lo que tenía, quien demonio la mando a dejar a su compañía "espera desde cundo se hicieron mis amigos" pensó, esquivo como pudo al encapuchado al final ella terminó más herida que esos tres espectros, un tobillo torcido su espalda con un corte que tardaría en sanar por la profundidad, y lo malo de todo no era eso, su mano izquierda yacía a varios metros lejos de ella, todavía sentía la hoja cortando piel y hueso, además de la pérdida de sangre, tuvo la suerte de no perder su atrás mano la cual usaba para sostener la espada, ignorando que podría morir allí mismo volvió a atacar dando un giro en el camino a su costado esquivando dando la primera estocada contra el Demonio quien aulló cuando su propia pierna cayó al suelo junto al cuerpo entero, seguido de ella misma, sus últimas fuerzas se fueron dando a la inconsciencia, no supo si murió por que todos sus sentidos se habían ido.

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- Por qué demonios tarda tanto, debemos marchar- había dicho Dwalin furioso al no ver a la chica.

- No podemos perder el tiempo esperándola, vámonos- Ordenó Thorin molesto con la enana.

- Thorin esperemos un poco más por favor, Ella vendrá- piso o el Hobbit preocupado.

- Si tanto quieres esperarla, hazlo yo no perderé mi tiempo con alguien insignificante- Balin negó ante lo dicho por su Rey, ese enano no pensaba bien en sus palabras.

- Tho.....

- No, dejemos que ella haga lo que le dé la gana, Ella es libre de elegir de irse o no, sabía que su presencia sería una....

- No dejaré a una amiga por tu maldito orgullo Escudo de Roble, tú no sabes lo que le allá pasado, vete entonces, váyanse todos!!!- Grito el Hobbit Furioso sorprendiendo a todos, nunca lo habían visto realmente furioso, el enano líder se dio la vuelta y comenzó a caminar ignorándolo- Maldito enano cabezota- golpeó con molestia el tronco seco de un árbol caído, se giró también no camino salió disparado en la dirección por donde vio a la chica irse, sentía que algo andaba mal, no sabía qué pero tenía un mal presentimiento.

Llegó no muy lejos encontrándose muy sorprendido algo, se escondió al ver a su amiga ser alzada con mucha delicadeza por un Elfo quien la miraba devoción, sea lo que le alla sucedido a su amiga no le agradó nada las heridas que tenía, su mirada captó algo un pálido objetó, objeto que pertenecía a Cirýę y que debería estar pegado a ella.

- Oh por las valares- murmuró tapándose los labios muy sorprendido, la queja que salió de su amiga volvió a captar su atención encontrándose que el elfo se aprovechó de la inconciencia de la enana y la había besado- Como se atreve, maldito Elfo- se sorprendió al maldecir al desconocido Elfo, lo vio alejarse entre los árboles, todavía preocupado por lo que le pase a Cirýę sin pensarlo mucho se colocó el anillo que guardaba en unos de los bolsillos de su chaleco.

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Que patético se veía el viniendo que aquí para allá en los corredores de un castillo que no conocía, había visto a los enanos hace unos días y le había prometido sacarlos de allí y buscará una salida, luego fue a ver a su amiga en unas de las celdas lejanas a los demás, quien todavía inconsciente la habían curado algún elfo, aunque no sabía si correctamente.

¡Pobre señor Bolsón!... Fue una larga y aburrida temporada la que pasó en aquel sitio, a solas, y siempre oculto, nunca atreviéndose a sacarse el anillo, y apenas atreviéndose a dormir, aún escondido en los rincones más oscuros y remotos que podía encontrar. Por hacer algo se dedicó a recorrer el palacio del rey elfo. Unas puertas mágicas cerraban la entrada, pero a veces podía salir, si era rápido. 

Compañías de los Elfos del Bosque, algunas veces con el rey a la cabeza, salían de cuando en cuando de cacería, o a otros asuntos, a los bosques y a las tierras del Este. Entonces, si Bilbo se apresuraba, podía deslizarse fuera detrás de ellos; aunque era un riesgo muy peligroso. Más de una vez estuvo a punto de ser alcanzado por las puertas, cuando batían juntas al pasar el último elfo; todavía no se atrevía a marchar entre ellos a causa de la sombra que echaba (tenue y vacilante a la luz de las antorchas), o por miedo a que tropezasen con él y lo descubriesen. Y cuando salía, lo que no era muy frecuente, no servía de mucho. 

No deseaba abandonar a los enanos y a su única amiga, y en verdad sin ellos no hubiera sabido a dónde ir. No podía marchar al paso de los elfos cazadores durante el tiempo que estaban fuera, así que nunca descubría los caminos de salida del bosque y se quedaba errando tristemente por la floresta, aterrorizado de perderse, hasta que aparecía una oportunidad de regresar. Además, pasaba hambre fuera, pues no era cazador, mientras que en el interior de las cavernas podía ganarse la vida de alguna forma, robando comida del almacén o la mesa cuando no había nadie a la vista....

Cirýę. (El Hobbit)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora