№26 - Las hijas perfectas

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Elisa

Desperté sobresaltada tras la pesadilla que había tenido. Me había pasado toda la noche soñando sobre mi familia, todo el rato tenía que enfrentarme a ellos y no podía ser capaz. Me incorporé de la cama y encendí mi móvil para ver la hora que era.

Las 12 de la mañana. Había dormido mucho o quería dormir mucho... Seguramente todos ya se habían levantado. Con el móvil en la mano recordé que Miyeon me había confirmado que había sido ella la que contactó con mi familia. Me sorprendía que ella misma había entrado en mi cuarto para poder utilizar mi teléfono. Podría enfadarme con ella pero, no la culpo, está notando cosas raras en Jimin.

Entré a la aplicación de mensajería instantánea y, efectivamente, le había hablado a Sunyee.

Elisa: Estoy aquí. *Ubicación*

Sunyee: ¡Elisa! Qué sorpresa que me hables... Te extrañamos y queremos hablar contigo... Si es posible.

Elisa: Venid.

Negué con la cabeza incrédula mientras leía los mensajes. Luego solté un suspiro y reflexioné. Quizás sí deba hablar con ellos, quizás deba escucharlos.

Aunque después tome otra decisión.

Salí del cuarto vestida y aseada. Se escuchaba barullo en la casa. Se notaba que habían más de 10 personas compartiendo espacio, suerte que no habían otros huéspedes, si no les faltaba las palomitas para tremendo drama que teníamos en esa casa. Bajé las escaleras y me asomé a la cocina donde me encontré a mi madre y a Jiyu preparando la comida. Se las veía muy contentas y parecían que habían hecho buenas migas.

- ¡Buenos días, Elisa! - me saludó Jiyu felizmente, como cada día. Mi madre solo me sonrió, debía sentirse avergonzada.

- Hola...

- ¿Te preparamos algo? - preguntó tan servicial como siempre.

- No importa, me esperare a la comida, gracias - contesté, no tenía mucha hambre. Acto seguido salí a la terraza al escuchar a los niños gritar.

Visualicé a mis 4 sobrinos correteando por el campo, jugando con Ramen y asustando a las gallinas. También se divertían viendo a los caballos. Esa imagen me dio mucha alegría. La felicidad de los niños jugando y siendo ellos mismos, qué bonito era.

- Tita Elisa ¿Juegas con nosotros? - me preguntó Jun, el hijo mayor de mi hermana Mina. Para tener solo 8 años era super listo y espabilado. Le encantaban las matemáticas y todo lo relacionado con el universo.

- ¿A qué jugáis? - pregunté con una sonrisa y poniendo los brazos en garra.

- ¡Al escondite! - contestó alegremente el pequeño Chan de 6 años y hermano de Jun. Al lado estaban los pequeños Sunwoo (hijo de Mina) y Ailin (hija de Sunyee), los dos de 3 años esperando ansiosos de que empezara el juego. Eché un rápido vistazo alrededor y vi a mis hermanas sentadas en la mesa vigilando a los niños. Al hacer contacto estas me saludaron con la mano.

- Va... - acepté jugar con ellos. Hacía mucho que no los veía, en realidad, les había extrañado. Los niños celebraron y me reí nerviosa. - ¿Quién lo lleva?

- ¡Él! - gritaron todos al unísono y señalaron a la persona que se había puesto a mi lado sin que yo me diese cuenta.

- ¿Jimin? - volteé sorprendida, este me sonría plenamente.

- ¡Vamos! ¡Voy a empezar a contar! - gritó Jimin y se dio la vuelta para empezar a contar mientras los niños salían corriendo. Yo me quedé estática - Escóndete o te voy a pillar - me susurró y acto seguido me guiñó un ojo.

Punto y Aparte » Park JiminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora