№31 - La vida perfecta

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Jimin

Eché un rápido vistazo a mi padre que parecía nervioso por la presencia del señor Cho, el padre de Miyeon. Me pregunté por qué estaría él aquí y temí que supiese lo que había pasado la noche anterior. El señor Cho tenía una expresión seria, tan seria que me incomodaba. Me provocaba muchos nervios.

Mi padre me dejó a solas en el pasillo junto con mi suegro. Este siempre vestía muy bien. Un traje a medida, corbata elegante y un reloj que reflejaba los lujos y el poder adquisitivo que tenía. Era un hombre con mucho poder, dirigía varias empresas de distribución de alimentos y también era socio de mi padre. Este había aportado mucho dinero en nuestra pequeña empresa familiar.

- Jimin – golpeó mi hombro con su mano, supongo para intentar mostrarse algo cercano pero esa sonrisa no me daba buena espina. Sonreí incomodo. – En menos de dos días serás ya parte de nuestra familia.

- Si... - contesté aún con la sonrisa más falsa del mundo plantada en mi cara.

- Mi hija está deseando que llegue ya el momento, os iréis a vivir juntos y pasarás a ser como un hijo más para mi.

Me pregunté si esta charla era como parte de algo tradicional, como para darme la bendición y la aprobación de que me casara con su hija. Me pillaba un poco por sorpresa.

- Tengo muchos planes para ti, hijo – volvió a golpear mi hombro con esa sonrisa en su cara y sentí un escalofrío. Fruncí el ceño, confuso con lo que me estaba diciendo. ¿A qué se refería? – Me gustaría que trabajases en una de mis empresas, como parte de la dirección.

Abrí los ojos sorprendido por su proposición.

- ¿Cómo?

- Os pondría a disposición a Miyeon y a ti un apartamento de lujo en la capital, tendrías un coche propio y un salario muy, muy bueno. Serás todo un privilegiado – me guiñó el ojo como si eso para mí fuese importante.

Empecé a tener cortocircuitos en mi cabeza. No podía ni evitar el tic en mi ojo izquierdo. Creo que me iba a dar algo.

- ¿Un apartamento? ¿Un trabajo? ¿En la capital? - todo me estaba saturando - Disculpe y agradezco mucho su propuesta, pero Miyeon y yo ya teníamos confirmado una casa cerca de aquí.

- Puedes ir olvidándote de esa casa, el piso que tengo para vosotros es el triple de grande y espectacular. Es perfecto para vuestro futuro.

- Pero... si ya habíamos firmado... - dije bajando la voz al ver que el sonreía negando con la cabeza.- ¿Lo sabe Miyeon?

Asintió con la cabeza.

- Está encantada, es lo que siempre ha querido.

Empecé a sentir un calor dentro de mi, un calor sofocante y no me di cuenta de que mi puño estaba cerrado del cabreo que me estaba provocando esta conversación. Miyeon lo sabía ¿Cuándo pensaba decírmelo? ¿Cuándo pensaba decirme que le importaba una mierda lo que yo quería?

- ¿Qué te parece? ¿No es genial? Tenéis la vida ya resulta, sin problemas, solamente te tendrás que preocupar de hacer feliz a mi hija y educar a vuestros futuros hijos. La vida perfecta. Además, trabajando en mi empresa vas a aprender muchas cosas. 

Yo no quería eso, nunca lo había deseado. Yo era feliz donde estaba, no necesitaba lujos, ni un buen sueldo. Yo era feliz donde estaba.

- ¿Y qué pasa con mi familia? Yo trabajo con ellos, soy una mano más – contesté y allí pudo ver que su idea no me estaba "encantando" tanto como su hija. Arqueó sus cejas y se puso más serio.

- Estarán bien. Siempre pueden contratar a alguien, no te tienes que preocupar de eso. Tú única preocupación ahora mismo es ir haciendo las maletas, la semana que viene ya os mudareis a Seúl y empezarás a trabajar con nosotros.

Me iba a desmayar, no podía creerme que todo esto estaba pasando de verdad. Volvió a posicionar su mano en mi hombro, esta vez, con algo más de fuerza y se acercó a mi amenazante.

- Y Jimin... No quisiera tener que volver a repetirte esto pero no vuelvas hacer tonterías como las de anoche. – me quedé helado y sin aliento. Le miraba a los ojos fijamente mientras los suyos me analizaban. – Yo he aportado muuuucho a tu familia y no quisiera que por tu culpa les fuera muy mal...

- Señor Cho... - me estaba amenazando y manipulando. A mi todo esto ya me parecía demasiado. Me mandó a callar con un "Shhh"

- Acepta mi regalo, está feo no aceptarlos – volvió alejarse de mi dejándome respirar – Nos vemos el sábado en la boda – apretó mi hombro y volvió a golpearla mostrándome una sonrisa de lado.- Adiós, muchacho.

Se fue de ahí y me quedé petrificado por unos largos segundos. 

...

El traje de la boda estaba colgado en una percha fuera del armario y verlo ahí me estaba torturando. No podía dormir, no podía descansar, no podía dejar de sentirme increíblemente mal. La presión en el pecho no se iba, de hecho, cada vez era peor. Me faltaba aire, me dolía la cabeza y el nudo en la garganta me impedía estar tranquilo.

Todo se había torcido. No sé en qué momento, pero la idea de mudarme y que mi vida cambiara tan radical me tenía asustado. Yo no quería eso. Ya se lo había dicho a Miyeon, ya habíamos llegado a un acuerdo, pero ya vi que ella no lo tuvo en cuenta.

Estaba enfadado y a la vez deprimido. 

De repente la imagen de Elisa en mi cabeza me volvió loco. Lancé las almohadas lejos de mi con rabia dándole a algunas fotografías que tenía encima de una cómoda y provocando que cayeran al suelo.

- ¿Jimin? ¿Estas ahí? – era Jungkook. Venía en un mal pero muy mal momento.

- Sí. – intenté sonar normal, evitando que se me rompiera la voz. Este abrió la puerta y me enseñó una sonrisa.

- ¿Podemos entrar? – preguntó y vi que venía acompañado de Sarah.

- Sí.

Me incorporé de la cama mientras ellos entraban y veían el desastre que había provocado en un segundo. Jungkook cambió su expresión a una de preocupación. Seguramente me veía devastado.

- ¿Estas bien? – preguntó Sarah preocupada.

- Sí. – moví la cabeza al escucharme para obligarme a decir algo más que no un simple ''sí'' – Estoy bien.

Jungkook suspiró y se sentó a mi lado y Sarah a mi otro lado.

- Sabes que puedes contar con nosotros para todo ¿Verdad? – me preguntó Jungkook. Asentí con la cabeza escondiendo mi cara, no quería que la vieran.

- Nosotros siempre vamos a estar contigo – Sarah desordenó mi pelo mostrándome su gran sonrisa.

- Sabemos que no estas pasando un buen momento, se te nota – añadió Jungkook – Pero nosotros te cuidaremos. Siempre lo hemos hecho, tú también lo has hecho con nosotros.

Las palabras de Jungkook me conmovieron y aquello provocó que finalmente explotara y que lágrimas empezaran a salir de mis ojos. No quería llorar, siempre he intentado no llorar, pero esta vez, la situación me superaba.

Jungkook me abrazó y también sentí a Sarah abrazándome por la espalda. Lloré en el hombro de mi mejor amigo.

- Llora, te sentirás mejor luego – me decía suave él - Jimin, tomes la decisión que tomes el sábado, nos tendrás a nosotros. Te apoyaremos siempre. – Jungkook sabía lo que pasaba sin tener que decirle nada. Lo agradecía, de verdad. No podía expresarlo, mi cabeza me lo impedía.

Simplemente lloré.

Lloré mucho.  

...♡...

terrible todo, pobre nuestro Jimin
(╥﹏╥)

¿Qué os ha parecido este capítulo? 

voy a ponerme a escribir el siguiente, a ver si puedo actualizar prontito. 

os leo como siempre :)

chaito


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