19-Mi partida

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El olor a madera y tierra mojada, invadía por todo ese cementerio siniestro, el lodo, la oscuridad, la sensación de ser observado. Todo eso le estaba dando ansiedad como terror, pero no tanto como tenía miedo de ser encontrado. Sacaba nubes de aliento cada que daba un paso, los quejidos de dolor eran callados por la tranquilidad de ese hombre de no ser escuchado por sus enemigos. Volteo su mirada encontrándose con una casa-tumba bastante vieja, pero que era segura. Apretó en la zona dolorida y camino, paso a paso.

De fondo se podía escuchar los ladridos de perros siguiéndole. Como odiaba a los perros de caza. Con fortuna estaba en completa seguridad en este cementerio lluvioso, le favorecía bastante, podría camuflar su olor y confundir a los perros de su rastro.

Entró escondiéndose en la parte más oscura de esa casa-tumba. El relámpago resonó por todos lados mezclado de los rápidos pasos de los perros correr a todos lados de dónde se encontraba en un inicio

Maldición

Maldijo observando con precaución hacia afuera, los sabuesos eran impresionantes para rastrear el olor de una persona aún si estuviera a lado un olor repugnante cerca suyo, era seguro que los encontraría. Solo escuchaba los olfatos de los perros cada vez más cerca, apretó su ropa con fuerza rogando en no ser atrapado por la muy diminuta cercanía de ese perro. Uno de los perros aulló con fuerza deteniendo al sabueso que estaba a un centímetro de entrar a la casa, aulló y corrió por otro lado seguido de personas correr y gritar

Sacó un suspiro aliviado, estaba tan cerca de ser atrapado por ellos. Entré sus bolsas retiró una pequeña bandeja metálica que contenía vendas y pastillas desinflamatorias, entre otras cosas. Apenas sacó aquella caja y el reflejo le hizo helar la sangré e inmovilizando sus movimientos.

—Eres muy astuto en esconderte aquí, ¿No creés?—Otro relámpago resonó mostrando la silueta de ese sujeto, confirmando que realmente estaba ahí, giró su mirada y apenas estuvo en sacar su arma, y fue disparado en su hombro derecho hiriendólo.

—Mira lo que has hecho, embarraste toda tu sangre en esta tumba, ¿Que dirán sus familiares sobre eso?—Con una voz lamentable saca una sonrisa más que retorcida, cerró su sombrilla mojada y lentamente caminaba hacia él.

—¡Ya te di lo que querías!, ¿¡Qué más quieres!?—Retrocedía con alerta, ese hombre no era para nada de qué confiar, nada en él era justo, tenía esa mirada de querer ver al mundo arder, todo en él…era como ver al mismísimo infierno y estar agonizando en el fuego

Su semblante era tranquila con su sonrisa retorcida pintada en su rostro, con su punta de su sombrilla detiene a Kazajistán acorrolandolo

—...Tu sabes perfectamente que es lo que necesito—Abrió sus ambos ojos para después apretar su mandíbula con bastante fuerza

—¡Yo no seré tu peón infeliz!, ¡Mátame de una vez!, ¡Porque me niego ser aliado tuyo!—su mirada colérica desprendía por todo su rostro el disgusto de ser aliado suyo, la unión europea le escuchaba detenidamente como si fuera un insecto tratando de defenderse, aunque no pudiera ganar la batalla. Apretó todavía más la punta de la sombrilla escuchando el quejido doloroso del ruso

—Yo no te mataré—soltó su paraguas cayendo al suelo, seguido de su pistola, Kazajistán estaba confundido en cada acción del hombre

—Porque tú lo harás…como hiciste con tu propia hermana—esa mirada despavorida de ser descubierto, le fascinaba. Kazajistán no podía sacar una sola palabra de su garganta, estaba como hielo, solo se mantenía atemorizante al saber que alguien haya descubierto el enorme y turbio secreto que mantenía escondido en su conciencia, ¿Cómo lo supo?, ¿Quien se lo dijo?, ¿Quién?, Tantas preguntas lo ansiaban por todo su ser. El suspiró de la unión europea lo estremeció

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⏰ Última actualización: Dec 30, 2022 ⏰

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