𝐌𝐚𝐟𝐢𝐚 𝐥𝐨𝐯𝐞

10-Nobleza del Mestizó

Abrió sus hinchados parpados con dificultad mirando a su alrededor borroso, lentamente su vista se aclaró viendo un punto fijo de esa enorme habitación alumbrada por el rayo del sol que atravesaba por las cortinas verdosas, se levantó sentándose en la cama tallando sus ojos con bastante cuidado de no lastimarse, ya ni recordaba cuando fue la última vez que lloro de ese modo de desesperación, y esperaba que esta fuera la primera y última vez que lo hace, no era momento para ponerse a lloriquear, debe de buscar la manera de salir de este lugar y escapar con su madre antes de tiempo, unos tres golpes en la puerta hacen que el tricolor se asuste mirando a la dirección de dónde provenía el sonido, una voz suave que se podía distinguir de que era una mujer mayor se hizo presente

—Su comida esta lista, ¿puedo pasar?—Pregunto amablemente esperando con paciencia a la respuesta del menor, México confundido aprieta la colcha asustado, ¿acaso lo iban a envenenar?, ¿le iban a dar agua y pan?, ¿Qué debería de hacer?, con una pelea interna de que hacer, su cuerpo se encarga de caminar por si solo hasta quedar en frente de la puerta, toma la perilla abriendo un poco la puerta viendo a una mujer mayor que se podía ver a primera vista sus arrugas y sus canas, en sus manos tenía una bandeja de metal que contenía comida y un jugo, dudoso muerde su labio inferior escondiéndose en la puerta, tenía bastante miedo pero al mismo tiempo se moría de hambre, la mujer se dio cuenta sonriéndole tiernamente

—Puedes comerlo tranquilo, si deseas lo dejare en el piso y me retirare, cuando termines de comer puedes dejar la bandeja en el suelo—Sonrió dócilmente siendo aún más evidente sus arrugas, México solo miraba lo que la mujer hacía con la bandeja de comida, era sorprendente que esa mujer se pudiera agachar sin dificultad como lo haría cualquier anciano que tuviera su edad, pero en ese caso no era, se levantó dando una leve reverencia para luego irse y alejarse de la puerta

El menor que aun escuchaba los pasos de la mujer lentamente se iba desvaneciendo siendo ya muy difícil de escuchar los pasos de los tacones en el pasillo, abrió la puerta sacando su cabeza mirando a todos lados asegurándose de que no haya nadie por ahí, bajo la mirada viendo ese delicioso almuerzo con un olor exquisito, sus tripas gruñeron con ferocidad y con rapidez toma la bandeja metiéndose en la habitación perdiéndose en la comida

***

Toco la puerta dos veces esperando pacientemente a la voz del hombre que le dé su permiso para poder entrar sin ningún problema, el hombre que estaba en su despacho escucho los toques y dio el permiso de que entrara viendo a una mujer de mayor edad que le miraba tranquila, Urss nuevamente miro los papeles que tenía en mano esperando a que la mujer hablara

— ¿Si se lo comió?—Pregunto aun si mirarla leyendo sus papeles y escribiendo en ellas

—Sí señor, no reprocho y no lo rechazo la comida que le envió—Urss que escribía se detuvo mirando a la mujer, había pensado que ese niño lo iba a rechazar la comida y se iba a morir de hambre gracias a su orgullo, pero ¿Qué él haya aceptado? Es muy raro en estos casos, al parecer ese niño en verdad se moría por comer

—Ahhhh—Suspiro pesado poniendo sus manos en su rostro, en verdad no entiende porque mierda lo compro, solo era un ser humano con derechos pero como siempre, la caga una vez más, podía suponer que estar lejos de su familia iba a traerlo con problemas psicológicos que no tendría una cura alguna, la mujer le miraba preocupada del como el ruso suspiraba con esa pesadez ¿sería buena idea decirle que escucho al menor llorar a todo pulmón llamando por su madre?, dudosa mueve sus manos

—Lamento decir esto pero...el niño lloraba descontroladamente llamando a su madre en la noche—Una vez sintió un peso aún más fuerte, ahora se sentía una mierda desalmada y asquerosa por haberlo comprado como si fuera un objeto, se tocó sus sienes palpitantes masajeándose hasta controlar su dolor de cabeza, si lo pensaba mejor, le salvo la vida a ese mocoso, porque si no fuera por el quien lo comprara, le iba a tocar a alguien mucho peor y con intenciones asquerosas, se levantó yendo a su cantina tomando un vaso de cristal y llenarlo de whisky