9-Mansion del Ruso

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El silenció del auto era intimidante para el menor que  se encontraba amarrado de pies a cabeza con esas cuerdas que lo lastimaban, miro cada lado de puro reojo, había guardias que daban miedo por su silencio y por las cicatrices de navajas en sus rostros, del otro lado estaba el ruso mirándolo detenidamente sin ninguna expresión en su rostro con su pierna cruzada con la otra, su cabeza estaba recargada con su mano dejando caer pocos mechones de cabello en donde estaba posicionado, por supuesto eso hizo que el tricolor desviara la mirada rápido, esos ojos color carmesí como la sangre pura lo penetraban cada vez mas, al parecer ese hombre en verdad estaba del otro bando y por supuesto eso le incomodaba, no los odia pero la idea de estar de ese lado era raro, una cosa es actuar y tomarlo de juego y otro es ser uno. Urss entrecerró sus ojos, jura que ha visto a ese niño en alguna parte, pero no recuerda ni en donde lo conoce, pero tiene un parecido con alguien que ya ha estado a su lado, un leve sonido de su garganta llama la atención del menor   

—Acércate niño—Su voz era muy aterciopelada que por un momento el menor se tenso tragando en seco, era una voz que le fue bendecido por el mismo dios, seguramente este podría ser un famoso cantante, aunque eso era lo bueno que tenia puesto que esa aura de el en verdad era muy intimidante, cual sea el punto que viera no había nada bueno en su persona, negó con su cabeza retrocediendo un poco chocando con el hombre que no le miraba, parecía que el era un fantasma frente a los ojos de los hombres de traje, un chasquido de dedos hizo que uno de ellos reaccionara y arrojaran al menor hasta llegar a Urss, claro que el mexicano cayo al piso por estar amarrado de todos lados, dio un quejido de dolor por el impacto que recibió, antes de que mirara por detrás, fue jalado de su barbilla con fuerza obligando que mirara al soviético a los ojos, como si sonara extraño y sacado de un cuento de hadas sintió una conexión hacia el de inmediato, esos ojos carmesí que brillaban mediante las luces de la limosina que daban un lindo brillo le atraía, aunque sonara raro no sentía ningún miedo en el, de hecho, con el era como si fuera alguien que había conocido mucho antes...Urss que no paraba de mirarle se dedica en ver otras partes de su rostro, tiene un aspecto familiar podía ser ese hombre pero por otro lado parecía a alguien más 

—Tienes un rostro que he visto por un lado pero tus ojos se me hacen tan familiar—Susurro con un tono amenazante, de solo recordar su pasado le daba un mal sabor de boca y mas que deseaba olvidar aparecían sin dar un previo aviso; suspiro soltando la barbilla del menor dejándose caer en el respaldo del asiento tocando su tabique nasal tranquilizando los dolores de cabeza, por culpa de ese traidor tubo que pagar todos sus desastres que hizo perjudicando su imagen en sus empresas, ahora era vigilado las 24/7 horas, por suerte hoy no a habido personas que lo vigilaran, tal vez se rindieron de buscar por actuar como cualquier ciudadano "normal". México que lo miraba se arrastraba para sentarse o ponerse en una posición que se le sea muy favorable por como estaba su cuerpo, además de que sentía el lugar sumamente frio, ¿Ahora que le iba a pasar?, ¿Lo matara?, ¿Lo usaran de bolsa para droga?, ¿¡Lo violaran?, ¿Qué le iban hacer!?, movió la boca muchas veces para que esa tela se bajara, y de tantos movimientos logro aflojar la tela pudiendo hablar con el soviético  

—¿Q-Que me harás?. ¿Me quitaras los órganos para meter drogas?, ¿¡ME VIOLARAS!?—Gruño apretando su mandíbula, Urss que estaba enojado cambia a una sorprendida, ¿Cómo pudo quitarse la tela de la boca?, negó mentalmente, no era momento de sorprenderse si no de enfadarse por haber escuchado esas vulgaridades de ese niño, frunció sus cejas mirando al contrario enojado, México se dio cuenta de esos ojos que le miraban con enfado tragando saliva

—¡Carajo!, eso es repugnante nosotros no hacemos esas mierdas asquerosas, eso lo hace los camellos, jíbaros y dealers, ellos son de bajo rango, los mas inútiles que he conocido en mi puta  vida, solo saben ser la perra de la policía—Saco un suspiro frustrante buscando en su bolsillo su caja de cigarros encontrando con uno, lo tomo llevándosela en sus labios, apunto de prender su cigarro se detiene viendo el menor observándole, en silencio una vez mas saca un suspiro aun mas frustrante metiendo su cigarro en la caja de cartón, por esas razones prefería estar solo antes de una compañía de un menor y eso le pasa por ser curioso y comprar a un estúpido menor en una subasta del mercado negro solo porque se le hizo interesante, México que solo observaba todos los movimientos del mayor se encogió pero eso no lo limito para dar lucha, quería irse sin importarle en lanzarse por la ventana y rodar por todo el suelo    

𝐌𝐚𝐟𝐢𝐚 𝐥𝐨𝐯𝐞 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora