13-Todavía no estoy preparado...

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Corría apresurado empujando a las personas que pasaban por el mismo pasillo que el bicolor, abrió la puerta de la habitación cerrándose con seguro jadeando, recuperando el aliento, con el corazón acelerado y con el miedo recorrer por todas partes de sus músculos, se dejó caer pegando su frente a la fría madera de la puerta, trataba de tranquilizarse un poco pero la imagen mental le impedía estar calmado, constantemente sentía que iba a vomitar; escucho las voces llamarle percatándolo retrocediendo asustado

— ¡Argentina!, te lo puedo explicar, por favor abre la puerta para contártelo—Demando el inglés mientras daba golpes en la puerta, tenía que admitir que tenía miedo de que se aventara en la ventana o hiciera otra cosa con tal de escapar de él; Argentina inseguro volteo a todos lados para poder protegerse de ese hombre asesino, pero solo encontraba libros y más libros, se levantó del suelo yendo al escritorio por si había algo en la cual se pueda defender y exactamente encontró unas tijeras, se posiciono en un modo para que pudiera defenderse y poder herir al hombre, pero sus manos no le ayudaban del todo, temblaban como sus piernas por la inmensa adrenalina mezclada con el miedo, ni su mente estaba tan clara, sus emociones chocaban en cada una. Estas últimas semanas era fantásticas, lo llevaban a todos lados en donde ni se podía imaginar que existían, le daba lo que pedía, incluso le llegaban a darle propuestas de tener carros, y siempre se la pasaba a un lado de ese británico dándole lo más sagrado de un ser humano, la confianza...sin embargo...siempre había en lo más profundo un hueco oscuro, repleto de maldad, y en este caso, no se podía borrar esa imagen de esos dos hombres arrodillados atados de pies a manos y sus cabezas cubiertas por ese plástico que les impedía poder respirar

Rogaban y suplicaban de que no los mataran tratando de que pudieran simpatizar con ellos y darles una oportunidad, algunos de ellos hablaban de sus familias diciendo que tienen hijos y esposas en la cuales deben de alimentarlos, pero nadie les daba esa lastima de los que ellos intentaban inútilmente para sobrevivir, y todo eso lo podía ver perfectamente el Británico que sacaba un arma de su saco negro con esos guantes de cuero delgado apuntando a uno de ellos y sin pestañear disparo en la cabeza al hombre para luego disparar a los demás que empezaban a llorar y rezar por su vida. Argentina movió su cabeza cerrando fuertemente sus parpados borrando sus recuerdos, sin mucho éxito, aun podía ver claramente el recuerdo, con enojo responde ante el hombre

— ¡Ellos te estaban rogando!, ¡estaban pidiendo una sola cosa pero tú los mataste sin remordimiento, tenían familias!, ¡eres un asco pelotudo de mierda! —Reprocho dejando salir lo que tenía guardado, pero del otro lado no había ni un solo ruido, desconfiado se pone en una esquina de la habitación tomando con más fuerza las tijeras tragando en seco la saliva, por unos momentos escucha murmullos del otro lado de la puerta para después sonar el sonido del arma ser recargada, con miedo se pega aún más en la esquina y un fuerte disparo resonó en la puerta haciendo que el menor se agachara cubriéndose con sus manos sus orejas, abrió sus parpados viendo como era pateada la puerta sacándola a volar, entro el Británico buscando con la mirada al menor, cuando lo encontró camino directo a él, por lo que Argentina puso más presión en las tijeras como si mágicamente cuando se acercara el mayor se enterrara con el filo

— ¡Aléjate!, ¡no quiero verte asesino!, ¡Si te acercas te enterrare estás tijeras y morirás! —Pero ni con esa advertencia logro que UK se detuviera, el mayor se inclinó hasta estar en la estatura del menor extendiendo sus manos para encarcelarlo con un abrazo, ni él le interesaba enterrarse con las tijeras, solo quería abrazar al menor, estaba tan arrepentido que lo único que podía hacer era abrazarlo, sentir ese cuerpo tembloroso del miedo, de esa respiración agitada, que imbécil fue traerlo con él. Argentina podía sentir los brazos largos tocarle por su cuello, con enojo lo golpea del pecho con tenacidad sacando lagrimas por el coraje, pero ni con eso logro separarse del mayor disminuyendo su fuerza hundiéndose en los brazos del adulto

𝐌𝐚𝐟𝐢𝐚 𝐥𝐨𝐯𝐞 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora