Capítulo 17 - El monstruo

8 0 0
                                    

Zane

Debo recordarme a mismo como se respira después de las palabras de Emma. Sin tan solo supiera que ella es esa chica que me vuelve loco. Sonrío recordado sus ánimos y continuo ordenado los platos del mostrador

- ¿Como va?- aparece mi tío dándome una palmada en la espalda

- Bien- digo distraído y escucho la voz de Emma por detrás

- Llevo media hora buscando los nuevos cubiertos en el almacén y sigo sin encontrarlos- se queja apartándose unos mechones de la cara

- ¿Has buscado bien? Deben estar al lado de la puerta- le explica

- He mirado y nada- mi tío suspira fuertemente

- Estos adolescentes no se fijan en nada, como vaya yo y lo encuentre- dice a modo de broma negando con la cabeza

- Ya pareces mi madre- suelto divertido y los tres reímos hasta que veo como un cliente se acerca a la puerta. Me giro en esa dirección, es un hombre de unos cincuenta años, parece bastante descuidado, tiene manchas en la camiseta y el pelo canoso.

Noto como mi tío se tensa a mi lado mientras el chico avanza hacia el local. Al principio pienso que son imaginaciones mías, pero en cuanto me giro observo la cara desencajada de David. Mi actitud cambia por compelto. Parece sorprendido y asustado a la vez. Al notar mi mirada rápidamente reacciona

- Zane, coge a Emma y llévatela dentro, no la dejes salir- me ordena con una voz que me deja los pelos de punta. Paso mi mirada a compañera, para encontrarme con una Emma aterrorizada. Su cara está pálida y sus piernas tiemblan tanto que no sé cómo se mantiene en pie. Sin pensarlo la envuelvo con mi brazo y la llevo dentro del despecho ¿Qué está pasando? ¿Por qué han reaccionado de esa manera al ver a ese hombre?

Siento a Emma en la silla y veo cómo sus pequeñas manos se sacuden sin control. Me acuclillo frente a ella y le agarro suavemente de las manos para calmar le movimiento. Después de un rato se detiene, pero no pronuncia ni una palabra

- No te muevas, voy a salir un momento- le digo casi susurrando después de unos segundos y ella asiente lentamente. Retiro mis manos con pensar y me acerco a la puerta. La entreabro y asomo la cabeza.

- Sí, hace mucho que no vengo por aquí. Tan solo quería volver a visitar la cuidad, ya sabes por los viejos tiempos- le dice el hombre misterioso a David. Su voz es ronca y me produce rechazo de solo escucharlo

- Supongo que sí- masculla mi tío sin mirarle a los ojos - Tu sándwich estará en cinco minutos- vuelvo a meterme dentro de la habitación. Emma sigue en la misma posición de antes y se ve tan vulnerable que quiero ir, abrazarla con todas mis fuerzas y decirle que aunque no sé porque está así yo nunca dejaré que sufra, la protegeré.

Después de varios minutos mi tío entra en el despacho y yo me aparto un poco de Emma, a la que le cogía de las manos para tranquilizarla

- Ya se ha ido- dice dulcemente acercándose a ella que le mira más calmada

- ¿Ha vuelto?- pregunta con dificultad

- No, claro que no cariño- se acerca a ella y le abraza fuertemente- Tan solo está de paso. No ha vuelto y no volverá- le tranquiliza pero ella parece no escuchar- Escúchame bien Emma- le aporta cuidadosamente obligándola a mirarle a los ojos- Tienes que decírselo a James y quedarte al margen. Ni se te ocurra hacer ninguna tontería- ¿Que pinta en todo esto James? Comienzo a impacientarme por saber que está pasando y porque todo el mundo está al tanto menos yo

- No pienso decírselo a James, no puedo hacerle eso- dice segura

- Debe saberlo- le insiste mi tío

- Pero no lo sabrá- dice la última palabra- Creo que voy a ir al baño un momento- mi tío asiente y los dos vemos cómo se aleja. Sus ojos estan clavados en el suelo, su cabello está echo un lío, su piel está pálida y parece un muerto viviente andando. Suspiro. Jamás pensé que una persona tan dulce y alegre, pudiese verse así de atemorizada y destrozada ¿Por qué está así? Me giro hacia mi tío pero no obtengo ninguna respuesta

- ¿Qué cojones ha pasado y quién es ese tío?- suelto finalmente

- Es tan solo un hombre que hirió mucho a Emma y a James- ¿Por qué tiene que estar James siempre en medio?- Debe haber sido muy duro para ella volver a verle después de tanto tiempo

- ¿Como les hirió? ¿Qué hizo? - intento no parecer desesperado pero creo que fallo en mi misión

- Creo que eso no me corresponde a mí decírtelo- me mira y vuelve a salir del despacho dejándome plantado como un tonto preguntándome hasta que punto conozco a Emma y hasta que nivel o tipo de daño llegó ese hombre

Emma

No he olvidado su rostro, ni el timbre de su voz, ni siquiera su forma ruidosa de respirar. Pero de recordar algo a volver a verlo es totalmente diferente. Las últimas veces que lo había visto eran siempre en mis sueños, él me agarraba por el cuello y me zarandeaba hasta que chocaba contra un muro. Mi cuerpo se quedaba inmóvil en el suelo, tan solo podía ver como ese monstruo se acercaba maliciosamente a James.

Tiro más agua sobre mi rostro. Me miro al espejo mientras las gotas se resbalan lentamente. Cierro los ojos y respiro. No puedo permitir que una persona tenga ese efecto en mí, que pueda controlar mis acciones y mi ánimo. Yo no hice nada malo y no tengo porqué esconderme. Sin embrago, él tan solo recibió un escaso castigo por todo lo que hizo, por todo lo que nos hizo. Abro los ojos y me miro decidida en el reflejo del espejo.

- No tengo tiempo para pensar en mi y en lo que siento. Tengo que proteger a los niños y a James a toda costa. Esta vez no voy a huir, voy a demostrar de una vez que clase de hombre es... Cueste lo que cueste- me digo a mi mismo

Cojo una bocanada de aire, me hago una coleta alta que muestre bien mi rostro y cuello y salgo del baño decidida a meterme en la boca del lobo

Al salir noto la mirada preocupada de David sobre mi, pero la ignoro, cojo mi libreta y me dispongo a seguir con mi trabajo. Después de unas horas más me encuentro cambiándome de ropa en el vestuario. En cuanto termino y me dispongo a salir del café una voz me para

- Emma ¿Estás bien?- me pregunta dudoso mi jefe

- Sí- esbozo una sonrisa

- No hagas nada estúpido- demasiado tarde pienso para mis adentros

- No te preocupes no lo haré- miento- Me despido de él y de un desorientado Zane antes de dirigirme hacia mi posible muerte.

En cuanto llego al bar donde él solía emborracharse antes de ir a la casa de acogida, le veo a través del cristal. Pide otra botella a gritos al camarero que le mira con desconfianza. No tardará mucho, tengo poco tiempo.

En cuanto llego al Orfanato veo a Amelia con los niños. Después de saludar a todos tan normal como siempre aparato a Amelia para explicarle a medias lo que va a pasar

- Amelia, Tucker ha vuelto- digo sin contemplaciones pero puedo sentir un hilo de miedo en mi voz aparentemente calmada. No puedo dejar salir mis emociones, no ahora. Su cara se palidece en cuestión de segundos y siento su miedo- No se quedará, tan solo está de paso- me apresuro a tranquilizarle y ella suspira aliviada- Creo que lo mejor será que tú y los niños durmais en otro sito por esta noche, por si acaso- ella me mira y analiza mi rostro, sé que puede leer mis verdaderos pensamientos y sentimientos. Me abraza entre sus fuertes brazos y por un segundo me siento segura. Pero rápidamente recuerdo lo que sucederá después de que ellos se marchen. Cierro los ojos e intento retener todo ese amor y protección para cuándo mi corazón lo necesite.

- Creo que será lo mejor- yo asiento. El resto pasa muy rápido o es que yo estoy muy nerviosa como para centrarme. Los niños cogen algunas de sus cosas y pronto están subidos en la camioneta de Amelia.

- Ve a casa directamente y ten mucho cuidado cariño- me pide preocupada con una voz maternal y a mí se me rompe el corazón ¿Qué diría si supiera lo que estoy apunto de hacer?

- Tranquila, lo haré- miento. Les despido con la mano mientras veo como el coche se aleja poco a poco entre las calles. Ellos son por lo que tengo que ser fuerte esta noche, necesito asegurarme que ese monstruo jamás vuelva a tocar a un niño y se pase el resto de su vida en una cárcel

Me meto dentro de la casa y espero aterrorizada el momento en que llegue





Incondicional Donde viven las historias. Descúbrelo ahora