Capítulo 18- Pruebas

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Emma

Se escucha como las llaves intentan abrir torpemente la puerta. Mis manos y pierna tiemblan tanto que no se cómo me mantengo en pie. Me abrazo a mí misma para darme ánimos y detener la sacudida. Me muerdo el labio tan fuerte cada vez que vuelve a intentar meter la llave que me hago sangre. Necesito que pase ya. Solo quiero que pase rápido.

Finalmente la puerta se abre y su silueta se dibuja frente a mí. Doy instintivamente un paso hacia atrás, tengo ganas de vomitar y de salir corriendo, pero mi cuerpo está petrificado. Al verme sonríe maliciosamente

- ¿A quien tenemos aquí?- ríe mientras avanza tambaleándose- Has crecido mucho desde la última vez que te vi- se aproxima lentamente repasandome con la mirada y yo tan solo puedo sentir como una asco repugnante me invade. Intento centrarme en mi respiración y no dejar que los recuerdos vuelvan a mi mente- ¿Ni siquiera me saludas?- no respondo- Sigues siendo una perra maleducada- antes de poder reaccionar mi mejilla recibe un golpe que me hace perder el equilibrio y caer al sofá. El dolor invade mi rostro y la impotencia mi corazón. Me llevo una mano a la parte que ha recibido su manotazo y una lágrima se escapa de mis ojos. Esto es lo que quería, pruebas ¿Pero por qué duele tanto? - ¿Sigues siendo una llorona? ¿Aún esperas que James venga a rescatarte?- se acerca desafiante a mí y yo me encojo sobre mí misma. Me observa divertido hasta que finalmente me agarra del pelo con una mano y me obliga a levantarme. Su estirón me provoca aún más lágrimas y los recuerdos empiezan a confundirse con la realidad mientras choco contra el frío suelo ¿Soy yo, mi yo de diecinueve años, o la Emma de nueve años, la que se hace una bola en el suelo mientras ese monstruo le pega patadas?

Mi estómago recibe golpe tras golpe y siento como si fuera a tirar todas mis tripas por la boca. Tapo mi cabeza con los brazos. Cierro los ojos y deseo que acabe, que todo acabe de una vez.

Después de un rato los golpes cesan, abro los ojos lentamente y veo como sus zapatos se alejan de mi cuerpo hasta llegar al sofá. Asomo la cabeza de entre mis brazos y veo como se tira encima del sofá, ríe y se acomoda entre los cojines.

Después de varios segundos consigo mover los brazos y comenzar a levantarme, pero el dolor no me permite hacerlo fácilmente. Aprieto la mandíbula y tiro de mi cuerpo con todas mis fuerzas. Cuando consigo levantarme, cojo mi móvil y huyo de esa casa lo más rápido posible. En cuanto salgo por la puerta el frío me hace estremecerme. Sigo corriendo como puedo hasta que en un punto mis piernas fallan y caigo al suelo, las lágrimas que recorren mi rostro queman a su paso. Me siento tan avergonzada y estúpida. Intento sacar de mi cabeza todos esos sentimientos y recordar cual es mi misión, aprieto el móvil que llevo en la mano y me dirijo hacia la estación de policía.

En cuanto cruzo la puerta de la estación un sentimiento de seguridad me envuelve y no puedo evitar soltar unas lágrimas de alivio. Una policia se acerca a mi rápidamente y yo tan solo siento como mis piernas fallan y caigo al suelo. Ella me sostiene y yo tan solo quiero que alguien me abrace, necesito saber que le importo a alguien

- ¿Está bien?- me examina la cara llena de moratones y sangre. Después de entender la situación me ayuda a levantarme junto con otros policías, me llevan a un despacho y me sientan en una silla cuidadosamente.

- Gracias- musito

- ¿Que te ha pasado cariño?- me pregunta dulcemente la misma policía. Yo hago el amago de coger mi móvil pero el dolor me lo impide. Ella entiende mi intención y me lo saca. Abro la galería y le paso el móvil. Ella junto con el resto de agentes comienzan a ver el vídeo de las agresiones que he recibido. Quiero sonreír y felicitarme por mí astucia, pero tan solo lloro. En cuanto el vídeo acaba y los gritos se ahogan el silencio reina en la sala

- Tranquila, ahora estás segura- me coge de las manos- No dejaremos que vuelva a pasar nada así ¿Vale?- yo siento lentamente

Estoy durante mucho rato entre esas cuatro paredes, me tapan con una manta después de examinar y curar mis heridas y me dan un chocolate caliente para entrar en calor. Me encuentro tan cansada que creo que podría dormirme aquí mismo. Tan solo quiero volver a casa, volver con James.

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