Capítulo 19- La llamada

7 0 0
                                    

Emma

Me despierto un poco aturdida. Observo a mi alrededor y no encuentro nada familiar en la habitación. Intento recordar la noche anterior, pero la cabeza me martillea y tan solo veo recuerdos borrosos: golpes, policías y... Zane. Mierda. Poco a poco recuerdo nuestra conversación, como le conté mi historia y que lloré envuelta en sus cálidos brazos. Cierro los ojos y aún puedo sentir su calidez en mi piel. Suspiro y sonrío inconscientemente al rememorar como me limpió gentilmente las lágrimas y sus palabras sinceras. Por un momento me sentí amada e importante. Necesitaba a alguien y él estuvo ahí para sujetarme en mi peor momento.

Me dispongo a incorporarme pero el dolor me lo impide, emito un pequeño grito de dolor y el recuerdo de cada golpe me devuelve a la realidad. La puerta se abre, dejando ver a un Zane preocupado

- ¿Estás bien? - me repasa con la mirada- No intentes hacer grandes esfuerzos, ve poco a poco- le hago caso y con su ayuda consigo incorporarme. Él sigue absorto en asegurase de que este cómoda y yo aprovecho para observarle. Lleva una camiseta llena de manchas de comida y tiene varias marcas de harina en el rostro, que me hacen sonreír con ternura. Se ve tan adorable en este momento. Cuando termina me mira y me regala una sonrisa brillante de esas que puede alegrarte el día- ¿Has dormido bien?- yo asiento lentamente

-He dormido genial Zane- le agarro de las manos y él me mira sorprendido- Es todo genial gracias a ti. Ayer no sé que hubiese hecho si no llegas a estar ahí- bajo mi mirada, me siento avergonzada. Quería que mi acciones fueran desconocidas para el resto de personas, pero ahora me doy cuenta de mi error. Jamás pudiese haber pasado por eso sola, sin él a mí lado- Necesitaba a alguien y tu estuviste ahí para mí. Me comprendiste, me escuchaste y me sujetaste cuando pensaba que caería- le miro a los ojos y sé que estará ahí cuando lo necesite- Muchísimas gracias Zane, no sé cómo agradecerte; no lo puedo evitar y me hecho a sus brazos, él me recibe al instante y vuelvo a sentir la misma validez que la noche anterior. Cierro los ojos y inhaló su olor

- Si quieres agradecerme puedes decirme cómo se hacen unas tortitas, llevo una hora intentado cocinar- su comentario me hace reír y siento como suelto todas las preocupaciones que antes me oprimían. Ahora río libremente junto con el chico que me ha salvado de mí misma

- Si me ayudas a levantarme te enseñaré a hacer las mejores tortitas del país- le dijo extendiendo mis brazos hacia él. Zane agarra mis manos sin pensarlo y me ayuda delicadamente para no hacerme daño. La cocina es pequeña y esta prácticamente unida al salón. Río al encontrarme una cocina llena de harina y utensilios tirados por todos lados. Zane en cambio, desvía su mirada avergonzado- Parece que lo tenías todo bajo control- bromeo

Durante media hora me dedico a explicarle la receta paso a paso a un Zane muy atento cómo hacer tortitas. Mi movilidad es reducida por las magulladuras y heridas aún abiertas así que Zane realiza todo el trabajo físico

- ¿Estás cómoda?- pregunta sarcásticamente mientras el sudor le cae de la frente de batir tanto. Yo en cambio, estoy sentada en uno de los taburetes de la barra observando como él hace el trabajo duro

- Podría estar mejor la verdad ¿Un buen cóctel nunca sobra?- bromeo maliciosamente y su reacción desata mis carcajadas. Las carcajadas son detenidas por el impacto de un trozo de masa en mi frente- Oh, no sabes dónde te has metido Zane. Acabas de firmar la guerra- le advierto dramáticamente antes de contraatacar. No hace falta que explique lo que llega a continuación, más proyectiles y persecuciones por el piso.

Tras una hora y la tercera guerra mundial servimos las tortitas en la mesa

- Están buenísimas- exclama Zane aún lleno de retos de la pelea y yo río ante la imagen

Incondicional Donde viven las historias. Descúbrelo ahora