Enchanted | Benedict Bridgerton |

Hard feelings

Los primeros rayos de sol se reflejaban en la casa Queen, Simon se encontraba de pie frente a la casa y Taylor a su lado. El camino de vuelta a la ciudad había sido silencioso e incómodo, sabía que su prima estaba enojada, sabía que Daphne había actuado impulsivamente y sabía que no podía librarse de la situación por más que lo deseara.

—Creo que debería entrar contigo, por si hay un problema con la abuela, le explicaré que estabas conmigo. — dijo Simon en voz baja.

—Creo que tienes que irte. — respondió sin mirarlo. — Ve a descansar unas horas, porque tienes mucho que explicarle a papá.

—¿Segura que no van a descubrirte?

—Estoy llena de tierra y huelo a caballo ¿De verdad piensas que no se darán cuenta?

—Taylor yo-

—Vete a casa, Simon. No me apetece hablar contigo ahora.

Simon la miró, pero Taylor seguía con la mirada fija en el portal.

—Taylor...

—Esta es la última vez que me arrodillo ante alguien por ti.

—No tenías que hacerlo. — susurró.

—No iba a permitir que te asesinaran. Estoy furiosa contigo, pero sigues siendo mi hermano y no iba a dejar que Anthony te hiciera daño.

—Lo lamento.

—Vete a casa. Te veré en el almuerzo.

Sin esperar respuesta abrió el enrejado de su casa y jaló las riendas de Acasia para entrar antes de que notaran su ausencia.

Robbie la esperaba en los establos cuando ella llegó, ambos se miraron y Robbie le giñó el ojo, Taylor le sonrió y apretó su mano rápidamente.

—Yo me encargo, suba antes de que su abuela despierte.

—Gracias, Robbie.

Taylor corrió hacia la casa nuevamente, subió las escaleras con el mayor sigilo que podía y al entrar en su habitación caminó hasta el baño para quitarse la capa y el vestido que se encontraba lleno de lodo y ya le faltaban algunas piedras, estaba completamente arruinado y tendría que tirarlo, pero ya encontraría el tiempo para hacerlo. Se quitó el corset lo más rápido que pudo y terminó de deshacerse el peinado que ya era un desastre. Salió del baño tomó un camisón para después meterse debajo de las cobijas y fingir que dormía.

Treinta minutos más tarde entró Lucy abriendo las cortinas, Taylor fingió despertar mientras su dama de compañía abría el armario en busca de un vestido.

—¿Qué le apetece usar hoy, señorita? — preguntó con una sonrisa.

—Elige lo que sea, yo tengo que ir a ver a mi padre y no hagas preguntas.

Se paró de la cama, se puso su bata y caminó hasta la habitación de su padre, tocó la puerta y esperó su respuesta, al no obtenerla volvió a tocar con más insistencia.

—Adelante. — escuchó desde adentro.

Abrió la puerta y caminó hasta la cama de su padre donde Harry seguía estirándose y tratando de despertar, Taylor se paró frente a él sin saber muy bien porqué estaba ahí.

—¿Todo está en orden, mi cielo?

—Sí padre.

—¿Qué te ocurrió?

—Nada.

—¿Entonces? ¿Por qué esa carita? Te ves preocupada, cansada e incluso triste, ¿Qué pasó?