Enchanted | Benedict Bridgerton |

Thousand lives

Queridos lectores.
La boda de el Señor Benedict Bridgerton y la Señorita Taylor Queen está a tan sólo unas semanas, las especulaciones sobre la ceremonia y la celebración son más ruidosas que nunca; sólo esperemos que esta autora sea invitada.

-Lady Whistledown.

Taylor entró a la botique de Madam Delacroix acompañada de su familia, habían pasado ya dos semanas desde que terminaron de preparar los detalles para su boda y sólo tenía que ir a su última prueba de vestido, Lily iba tomándola del brazo mientras caminaban dentro de la tienda, ambas hablaban de los regalos que recibiría Taylor, Lily aseguraba que el suyo sería el mejor, ella sólo se reía y le daba la razón.

—No tienes nada que hacer aquí, Harry. — dijo Felicity.

—Alguien tiene que pagar. — respondió con una sonrisa. — Además Lily necesitará un vestido para la boda y tú también.

—¿No comprarás algo para ti?

—No, Emma me dejó todo preparado.

Felicity miró a su hijo sin mostrar ninguna emoción, aún así sentía tanta pena por él, pues detrás de toda esa felicidad podía ver la tristeza que inundaba sus ojos, así que lo tomó del brazo y le ofreció una pequeña sonrisa.

—Ella estaría orgullosa de ti.

—Eso es algo que no sé. — dijo en voz baja.

—Yo sí.

Harry le ofreció la sonrisa más sentida que tenía y después caminó hacia el fondo de la tienda donde Taylor ya se estaba comenzando a probar su vestido para los últimos ajustes; Lily asomó su cabeza por detrás de las pesadas cortinas y le prohibió el paso a su padre que la miró con una ceja levantada.

—Lo siento, pero Tay quiere que sea una sorpresa.

—No soy el novio.

—Pero eres papá, así que no puedes verla hasta el día de la boda.

Harry hizo una mueca, pero no insistió, dejó que su hija le cerrara las cortinas en la cara y volvió con su madre que veía telas para su propio vestido, así que decidió ayudarla.

Taylor estaba inspeccionando el vestido junto con Madam Delacroix, la rubia no dejaba de notar imperfecciones por todos lados, pero Lily chasqueó los dedos sobre su rostro para sacarla de su transe.

—Te queda precioso, sólo estás nerviosa.

—Es que parezco embarazada. —dijo mirándose en el espejo.

—Son los nervios. — repitió Lily.

—Si lo desea, podemos entallarlo un poco más. —dijo Delacroix.

La modista tomó la tela con los dedos y le mostró como se vería si lo entallaban más, pero Taylor se negó al instante, pues estaba demasiado pegado a su piel y podían ocurrir mil accidentes con un vestido así, podía no entrar en él en el mejor de los casos o romperlo en el peor de ellos.

—No podrá comer nada con un vestido tan entallado. — dijo Lily.

—Es que... siento que es un vestido que podría usar cualquier día. — volvió a quejarse Taylor.

—¿Por qué no agregamos detalles en plateado?

Madam Delacroix comenzó a explicarle la idea que tenía en mente y Taylor comenzó a complementar con sus propias ideas, una vez que terminaron de ultimar los detalles, Taylor volvió a cambiarse y salió del vestidor para acompañar a la modista hacia su mostrador.