El Intelegible

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Él no duerme, solamente sueña.
Es como un árbol, al que hacen leña.
Su corteza es tan deseada,
Y sus raíces tan solo desechadas.

Pálido como la Luna,
Tan arriba como ella misma.
Sin aviso previo, deja cautiva,
A toda dama que oscila.

¡Herrumbre y Ruina!
La envidia alude a su testigo,
Pero no es el cielo que creía.
Ni el infierno el peor destino.

No hay carne que le llene el alma,
A ese pobre e iluso niño.
Busca en ellas lo que nunca estaba.
Y así saciar la gula de cariño.

No hay final ni desenlace,
Y ojalá el ciclo fuese etéreo,
Solo hay desgaste sin hay avance.
Y aún le aguarda el gran misterio.

Cuentos que escribo con la mano izquierdaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora