Capítulo 17.

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Estaba sentado en la cama aún mirando a Wik.

-Si me velaras el sueño así siempre podría pasar durmiendo toda mi vida. - Dijo de pronto.

-Hace cuanto estás despierto. - Susurre.

-Hace un momento, ¿Que tiene de tan interesante tu cuaderno Aií?, No me digas que haras otro libro sobre mi. - Me sonroje, eran pocas las veces en las que ese pequeño ser llamado mi esposo, podía conseguir sonrojarme.

-No me alcanzaría un solo libro para hablar de ti, jamás uno solo va a ser suficiente. - Le aclare.

-Escribe algo bueno sobre mi está ves.

-Jamas escribi algo que alterara la verdad de los hechos. - le hice notar.

-Merezco una secuela donde mi vida no se sumerga en antidepresivos y terapias. - Añadió.

-Supongo que es oarte esencial de nuestra historia. - Asintió.

-Nada de lo que me sienta orgulloso, como ya muchas veces te lo he dicho. - Se sento.

-¿Cómo te sientes?. - Acaricie su rostro.

Me quito el cuaderno mirando el dibujo. - Me gusta, esperaba ver letras, y respecto a como me siento. - Negó con la cabeza. - Bastante mal Aií, los ansiolíticos no son mi medicamento favorito, tengo la sensación de estar dopado mientras estoy despierto. - Solto el cuaderno. - Podrían violarme ahora y nisiquiera sentiría algo.-Se burlo riendose cínicamente.

-No es gracioso, Wik. - Reclamé. - No figas estupideces, por Dios.

-No son estupideces Aií, es la mera verdad, si no te gysta no me escuches. - Lo mire molesto.

-Mm... Claro, vuelve a a dormir. - Estaba bastante molesto como para escucharlo.

-No tengo sueño, me siento drogado y no es muy bonito dormir drogado, o deberías probar un día. - Me arrebato el cuaderno de nuevo. - Te dije que no quería pastillas. - Tomo el lapiz y emoezo a rayar una hoja en blanco.

La ansiedad jamás había sido amable con el, y el en ese estado jamás amable conmigo.

-Te amo, lo sabías. - Hable.

-Si, lo sabía.-Sonreí, había aprendido a no sentirme ofendido por eso hace mucho, pero lidiar con el siempre había sido complicado en las crisis.

La última fue hace un año por una tontería que Wik atribuía a mi responsabilidad, una cantidad de celos mal fundados por parte de una compañera de mi trabajo.

Yo podía confiar en el, pero el era más susceptible a pensar que lo podría dejar depsues de tantos años sosteniendolo.

Años atras....

Llegué agotado de una clase, había tomado un examen y habían intentado copiar, al entrar a mi oficina encontré como de costumbre a Wik, dormido plácidamente.

Con los meses el había traido ua almohada y luego tres cobijas en semanas distintas, ahora lo encontraba demasiado abrigado para el verano con tantas cobijas en el, había aprendido a no tocarlo si no era necesario, así que enfríe el lugar con el ventilador eléctrico.

-Apaga eso. - Reclamo lurgo de un rato. - Me da frío.

Me había sentado en mi escritorio a descansar. - Tengo bastante calor. - Quejé, me había quotado la chaqueta y corbata quedandome en camisa.

-Pero yo tengo frío. - Suspire apagando el ventilador.

-¿Estas enfermo?. - No contestó. - Te sientes mal. - Repetí molesto.

-Por qué estas molesto. - Se sento, tenía las mejillas rojas y los ojos cansados.

-No estoy molesto, hace un calor del infierno y tu estas lleno de cobijas. - Me acerque despacio. - ¿Puedo?. - Avise antes de querer llevar mi mano a su frente.

-Adelante. - Mi mano topó su piel, ardía y no sabía si era fiebre o de remate estaba loco.

-Estás ardiendo. - Quice qyitar la cobija de sus hombros y me miro mal.

-No. - Me. Amenazó, intente halar de nuevo. - TE DIGO QUE NO. - Grito desesperado, solte la cobija.

-Ardes, no lo entiendes, no quiero hacerte daño Wik, pero estas. Hirviendo.

Quite la cobija de un tiron cuando estuvo desprevenido y me di cuenta que tenía la camisa de abajo rota, no solo le faltaba botones, estaba literalmente rota, le faltaban pedazos. - DAME. - Me grito.

-¿Qué te paso?. - Quite la otra cobija encontrando que la ropa estaba destruida totalmente, encendí el ventilador ignorando sus gritos y lo puse frente a el. - DIME QUE TE PASO. - Si el hiba a gritar yo gritaria igual.

-NADA PASO. - No se movía, el rojo de las mejillas había disminuido y sus gritos pararon abruptamente, tenía la camisa blanca manchada y aparte rota, el pantalon evidentemente mojado.

-Qué sucedió. - Repetí.

-Se enteraron de algo mío. - Susurró.

-¿Quiénes?. - Tenía que abordar con cuidado.

-Unos compañeros de una clase. - Automáticamente supuse que eso lo habían causado ellos, me lleve la mano al puente de la natiz, esto no era un colegio, no era adrcuado en nada aquel trato.

-¿De qué se enteraron?. - Wik me miro.

-Para que le interesa saber profesor. - Quizás el no lo sabía pero a mi me había empezado a gustar.

-Por que actos como éstos están prohibidos señor, un estudiante no puede agreder a otro. - Aclare.

-Esto lo hice yo, no me lo hizo nadie. - Agregó.

-Al igual que esos morados de allí y allí. - Señalé su cuerpo poco cubierto.

-No le interesa. - Agregó de nuevo.

-Jamas había conocido a alguien tan necio.

-Bueno , me presento soy Wik, y me caracterizó no solo por ser necio. - Se levantó a quitarme la manta. - También soy un hijo de puta.

Se puso la cobija sobre los hombros.

-Vaya noticia, voy a traerte algo de ropa. - Dije molesto saliendo del lugar, pero antes de irme le quite las cobijas y las guarde con llave en el cajon. - Lávate en el baño. - Señalé y salí enojado.

-ESTÚPIDO. - Me grito.

Me causaba suma desesperación su actitud.

Que iba a hacer con el si me gustaba tanto y no lo podía ayudar.

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