Capítulo 31

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Lo recuerdo como si fuera ayer, cuando aprendí a jugar ajedrez y me sente por primera vez frente a un tablero tenía solo 10 años era más inexperto que el resto de mis contrincantes, más inocente y me atrevo a decir que incluso tenía menos maldad en mi corazón, yo había crecido distinto a mis hermanos y distinto a los hijos de mafiosos.

Supongo que venía con un pequeño defecto de fábrica que me hacía diferente, Papá me lo había dicho en "broma" tantas veces  que yo terminé por creerme.

Y me sentía bien siendo diferente, pero a los 10 años los niños son crueles y el sentirse obligado a aprender a jugar con su maldad jamás fue lo mío, aún así no lloré, no me quejé, "Me puse los pantalones" decía mi padre, y aprendí a ser igual de bueno que ellos jugando.

-Mi amor. - Dijo Aií mientras yo sostenía mi pistola en las manos, la tenía escondida en el cajón y la había sacado. - Porque tienes eso. - Señaló.

-Fue un regalo de cumpleaños que me dio mi padre a los 10 años, supongo que el deseaba que me sintiera poderoso, lo único que consiguió es que me temiera a mi mismo y lo malo que podía llegar a ser.-En fundé la pistola y la guarde en el costado de la silla de ruedas. - Probablemente sea hora de dejar de tener miedo a defenderme con una.

-¿No me dijiste que la venganza no era buena? - Acotó.

-Es por defensa, no por venganza,nadie jamás volverá a ponerme una bomba o a llamarme defectuoso en su vida, sin que yo le crucé plomo por las cejas. - Aií me miró raro, asustado, pero yo había aprendido a mover mis piezas y aún que no deseaba involucrarlo por qué lo amaba, el era una de mis piezas y en el tablero de ajedrez incluso el rey se mueve.

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