Peeta

224 16 2
                                        

La semana avanzó. Seguí viendo a Katniss cada noche que podía, salvo
que no nos molestábamos en ocultar nada. Estacionaba en su camino de entrada para recogerla, y en realidad íbamos a ver una película al teatro y luego a un
restaurante la noche siguiente.

No vi ni le hablé a Noel, y Katniss apenas lo mencionaba. Cada día le
pregunté si todo estaba bien, pero simplemente sonreía y decía—: Está bien. No te preocupes. Entrará en razón y lo superará. Siempre lo hace. No me encontraba tan seguro, aunque dejé pasar el tema.
Pero no era el único preocupado. Finnick me metió a su oficina la siguiente vez que trabajé.

—Sabes lo mucho que apesta ser tu jefe y amigo al mismo tiempo,
¿verdad? ¿Voy a ser obligado a escoger un lado entre Noel y tú?
Negué con la cabeza.

—No, Noel tenía razón. No debí ocultárselo. Tiene todo el derecho a estar enojado conmigo.

Levantó las cejas. —Me doy cuenta de que estás diciendo que no debiste ocultarlo, pero no que no debiste tocar a su hermana pequeña.

—Mantenerme alejado de ella no era una opción.

Tal vez no debí tocarla jamás, pero ya era demasiado tarde para eso, y no me arrepentía ni un minuto de lo que pasó entre nosotros.

—Joder —murmuró Finnick, pasándose la mano por el cabello en señal de frustración—. Así que supongo que él sigue más que enojado contigo, y habrá mucha tensión cuando trabajen juntos.

Asentí. —Sí, más o menos.

—Genial. —Gruñó otro suspiro de frustración—. De acuerdo, bien. Voy a tratar de volver a revisar los horarios para evitar que eso ocurra lo menos posible. Pero siempre estará el jueves por la noche.

—Lo sé. —Empecé a encogerme de hombros otra vez cuando se me
ocurrió un nuevo pensamiento—. ¡Espera! Eres como la defensa personal de cada mujer. ¿Por qué no estás amenazándome con mantenerme alejado de katniss al igual que él?

—Porque me he dado cuenta de lo mucho que has cambiado. Le eres fiel. Y ella está más feliz de lo que jamás la he visto. Creo que son buenos el uno para el otro.

Solté un bufido. —¿Te importaría mencionárselo a Noel? Obviamente
no ve ninguna mierda que tú sí.

Finnick sonrió y palmeó mi brazo. —Solo dale tiempo.

Dios, odiaba el tiempo. Siguió adelante, sin embargo, y el jueves llegó antes de que estuviera preparado. La noche de chicas en la discoteca Forbidden comenzó, y Noel trabajaba en el bar con Lowe, como era costumbre. En su mayor parte, nos evitábamos el uno al otro. Llevé mis órdenes a Lowe, y funcionó muy bien... por un rato.

En un momento, vi a Noel hablando con una chica ligera de ropa.
Hizo un gesto hacia mí y miró en mi dirección, pero no pensé mucho en eso, no hasta que Noel me dijo que fuera a la parte trasera a buscar otra caja de Heineken. Todavía no lo comprendía, pero no fue hasta que estuve en el almacén, acorralado en la última fila de estantes junto a la pared con los brazos levantados para bajar la caja necesaria, cuando un par de manos femeninas se envolvieron alrededor de mi cintura por detrás. Y fue entonces cuando lo entendí. Envió a una perra para tenderme una trampa y hacer que me encontraran en una posición comprometedora.

El Peeta de hace un año habría caído. Demonios, el Peeta de hace tres meses podría haber sido emboscado. Pero el Peeta que descubrió a la mujer de sus
sueños, la que secretamente se metió en su habitación para estar con él, no quería tener nada que ver con esta trampa barata. Me alejé bruscamente, levantando las manos, apartándome de su agarre.

—¿¡Qué demonios!?

Katniss

Debí saber que Noel tramaba algo horrible al momento en que me
acerqué a la barra en Forbidden para asegurarme que él y Peeta no se hubieran matado entre sí.

Perfecto Y Casual.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora