Katniss

276 25 1
                                        

Me quedé en Forbidden un rato más y observé a Peeta desde una distancia segura. Miraba la abertura del pasillo hacia los baños con un ligero ceño fruncido un par de veces, quizás en busca de Kelly y sus compinches, pero aun así no parecía tan perturbado de nunca verla de nuevo. Siguió mezclándose
entre la multitud y hablando con todos los que lo detenían.

-Estás siendo muy evidente esta noche -dijo Zoey a mi lado.
Ni siquiera le di un vistazo. -¿Hmm? -Eso de observar fijamente a Peeta -advirtió-. Ni siquiera te molestas en ocultarlo. ¿Te cabreó mucho cuando te ahuyentó a ese tipo?

-Oh, ya me olvidé de eso -dije, aunque no era cierto. Todavía quería hacerle daño, no solo por rechazarme y luego ir detrás de otras mujeres como Kelly, sino por impedir que hiciera exactamente lo mismo que habría hecho con ella.
Por fin miré a Zoey. -Acabo de escuchar a un par de chicas hablando sobre él en el cuarto de baño. Mis oídos todavía están sonando por las cosas que aprendí.
Zoey se estremeció.

-Puedo imaginarlo. En realidad... -Arrugó la nariz-. No quiero ni imaginarlo. Su idea de diversión, sin duda, va más allá de lo que siquiera podría imaginar. Esa idea parecía disgustarle, pero a mí me excitaba. Eso probablemente significaba que era un bicho raro. Bueno, sí, tenía que serlo. Deseaba a Peeta Mellark. Eso no podía ser normal. Pero aun así, ¿por qué me encantaban esas
cosas sucias? ¿Con él? Miré la hora en mi teléfono. Once y treinta. Si dijo en serio eso de encontrarse con Kelly en la medianoche, él tendría que salir pronto. Pero seguía
aquí. Tal vez esto significaba que no...

-Oye. Me marcho. -Él apareció de la nada a mi lado para
golpetear la parte superior de nuestra mesa y llamar la atención de su compañero de cuarto. Grité porque ni siquiera me había dado cuenta de que se dirigió hacia
nosotras. Con un gruñido, le fruncí el ceño por sorprenderme... o tal vez por salir ahora, porque eso significaba que todavía pensaba encontrarse con Kelly.

El muy idiota.

Se encontró con mi mirada y se detuvo. Leyendo algo -aunque no estoy segura de qué- en mi expresión, se acercó a hablar en mi oído.

-¿Qué? No sigues enojada conmigo por ahuyentar a ese niño, ¿verdad?
Bufé y levanté mi barbilla. -Eres tan malo como Noel. Digo, nunca me vas dejar salir con nadie sin ningún tipo de interferencia, ¿verdad? Me miró un momento más, su expresión intencionada albergando todos sus pensamientos. Luego se inclinó de nuevo. -¿Qué tal esto? Si alguna vez alguien es lo suficientemente bueno para ti, voy a dar un paso atrás y dejarte con él sin siquiera una sola mirada de "piérdete" en su dirección.
-Entonces sebinclinó aún más cerca-. El problema es que no creo que nadie alguna vez vaya a ser lo suficientemente bueno para alguien como tú. Cuando se acercó lentamente y cogió un mechón de mi cabello, la más dolorosa mirada apareció en sus ojos. Estudió el mechón metódicamente sinuoso alrededor de su dedo, y la forma en que se veía era solo... Conocía esa
mirada y la reconocía íntimamente. Cada vez que lo veía, la sentía alzándose desde mi propio núcleo, anhelante, y sin embargo, incapaz de tomarlo. Un escalofrío me sacudido. Una vez le dije a Zoey que si sabía a ciencia cierta que a Peeta realmente le gustaba, como me gustaba a mí, no dejaría que
Noel nos mantuviera separados. Y lo dije en serio.

Mantenía esa idea.

-¿Ni siquiera tú? -pregunté.
Sus ojos brillaron ante la pregunta. -Sobre todo yo. -Dejando caer mi
cabello, dio un paso atrás y se irguió antes de echar una rápida mirada hacia la barra, como comprobando si mi hermano podía vernos o no. Cuando pareció darse cuenta de que Noel no lo había visto tocarme, se dio la vuelta y se marchó.
Me quedé detrás de él, con los labios separados. Y ahí es cuando lo supe, o al menos me convencí de que lo sabía. Mi teoría no era una teoría del todo; Peeta honestamente me deseaba, y era un idiota conmigo a veces porque trataba de mantenerme lejos para no entrar en tentación e ir contra los deseos de Noel. Bueno, a la mierda eso. Mi hermano no se habría hecho amigo de Peeta si pensara que era un mal tipo. Y Peeta había hecho tantas cosas buenas por él, lo que era otra razón por la que me había obsesionado con él. Lo juro, la única
razón por la que Noel no quería que yo saliera con su amigo era porque no confiaba en que yo no jodería mi vida a lo grande, como lo había hecho la última vez que había conseguido involucrarme con alguien. Pero Peeta no era para nada como Sander. Y lo deseaba. Lo deseaba muchísimo. Incluso el sospechar que él también me deseaba hizo que doliera mi
corazón.

Perfecto Y Casual.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora