Capítulo 4 | Descubrimientos y Revelaciones

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Sirio convocó una taza de té en su mano mientras observaba la noche desde su habitación. Estaba pensando en lo que pasó horas atrás, sabiendo que encontrar a su alma gemela entre los hijos adoptivos de su amigo. Aunque no cree en el destino, algo le dijo que visitar a su amigo Carlisle vendría con varias sorpresas, especialmente con esa humana llamada Bella y el cachorro Jacob. Hablando del cachorro, Sirio sabía sobre el tratado que tienen los Cullen con esa tribu. Aunque ese tratado no lo incluye a él, ya que es un híbrido, sin embargo, se andaría con cuidado después de lo que vio en la mente del cachorro.

"Señor", se escuchó una suave voz desde la puerta.

Sirio tomó un sorbo de su té y dio vuelta para ver a su asistente de toda la vida.

"Lo noto algo pensativo, ¿sucedió algo con su amigo Carlisle?", preguntó Liam observando a Sirio, el cual se encontraba sentado en un sofá cerca de su cama.

Sirio observó a su asistente fijamente. Lo consideraba un hijo; Carlisle podría haber sido un gran amigo, pero no se comparaba con Liam. Él vio sus temores, su dolor, y lo más importante, soportaba su terrible humor que sabía que tenía. Sirio sospechaba que Liam sabía que él se escondía cosas del pasado con ese terrible humor, aunque cabe recalcar que nunca se lo ha dicho. Liam respeta su espacio. Sirio volvió a sus pensamientos y en ellos se encontraban el cachorro y Edward. Vio que el cachorro despreciaba a los vampiros, lo cual es natural por su especie. También estaba seguro de que el padre del cachorro le metía cosas en la cabeza.

"Sabes, Liam, siempre te he visto como un hijo. Has estado para mí en todo momento y has soportado mi terrible humor", habló Sirio con una sonrisa antes de proseguir. "Liam, ¿qué dirías si me he encariñado con un chico lobo y lo he visto como un cachorro al cuidar y mimar?", Sirio dejó caer la pregunta mientras tomaba otro sorbo de su té, el cual tenía una mezcla de sangre humana y animal.

Liam abrió los ojos con asombro. Su señor nunca se encariñaba con nadie a menos que algo haya derretido ese corazón de hielo que sabía que el señor Sirio tenía después de aquel fatídico día. Liam recordaba la última vez que su señor se encariñó; casi destruye un país por completo. Su magia fue protectora y casi reduce a cenizas dicho país. Sin embargo, terminó perdiendo lo que más quería. Reflexionó sobre lo que dijo; él, siendo un vampiro, no le gustaban los lobos, pero si su señor pudo ver qué hizo querer al lobo, no lo detendría. Él lo apoyaría en todo.

"Sabe señor, estoy estupefacto, claro está, pero si siente cariño por ese lobo, no lo detendré", respondió con determinación en su voz.

"También encontré mi alma gemela", exclamó con burla.

Liam tuvo que sentarse al lado de su señor. Estaba seguro de que si hubiese sido un humano, se habría desmayado.

Sirio lo observó con una ceja alzada y una media sonrisa.

•••

Edward entró por la ventana a la habitación de Bella. Hoy fue un día de sorpresas y verdades, verdades que dolieron y otras que alegraron. Edward había estado leyendo los pensamientos de Bella desde el bosque, y nunca pensó que ella hubiese sido tan mezquina y frívola; no se parecía en nada a la chica tímida que había conocido.

"Bella", habló desde un rincón de la habitación. No quería acercarse; era tan repugnante lo que seguía pensando Bella de él y su familia. "He venido a hablar contigo".

Bella estaba furiosa, aunque no lo transmitía físicamente. En su mente estaba diciendo tantas cosas, desde que llegó ese maldito vampiro extraño, sabía que tendría que hacer algo. Ella quería ser un vampiro, aunque nunca se lo ha dicho a Edward, se lo ha demostrado de otras formas. Sin embargo, este vampiro mandó a la mierda todo su plan.

Edward se puso rígido y la miró fijamente.

"¿Qué sucede, Edward? ¿Está todo bien?", respondió con preocupación fingida.

Edward se dio cuenta de que a ella se le había olvidado que ahora puede leer su mente; tomaría eso a su favor.

"¿Qué ha pasado contigo y esa chica tímida de la que me había enamorado?", preguntó de vuelta con preocupación.

Bella tragó duro y suspiró antes de contestar la pregunta.

"No entiendo lo que estás tratando de decirme, Edward", respondió.

"Tu forma de actuar ha cambiado desde que Sirio apareció". Edward captó cómo Bella se tensó; pudo ver que estaba el doble de furiosa que antes.

Sirio, ese hombre está arruinando todo, pero no, todavía podía seguir con su plan. Ella será una vampiro. Sabe que es estúpida porque cualquier otro podría convertirla, pero ella quería que Edward lo hiciera. Edward era suyo y nadie se lo iba a quitar.

Edward apretó los puños cuando leyó cada pensamiento de la chica frente a él.

"Te desconozco", susurró apretando los puños con furia.

Edward estaba furioso y saltó por la ventana para adentrarse al bosque.

•••

Jacob miró el techo de su habitación pensando en los acontecimientos que habían pasado horas atrás. Ese vampiro que había visto en el bosque fue algo extraño, ese humor extraño y cómo lo trató con tanta familiaridad sin siquiera conocerlo lo impactó. Sin embargo, lo más impactante fue haberlo visto quemar a esa vampiro pelirroja; nunca había visto algo así. Cabe decir que él creció leyendo libros de fantasía, aunque ahora sabe que se transforma en un gran lobo y existen los chupasangres, debió pensar que también existiría la magia.

Magia—. Jacob estaba fascinado, no solo por eso, sino por ese vampiro. Todavía se siente avergonzado después de escucharlo decir que le dijera —Papi—. Puf, como si alguien lo quisiera. Pudo sentir el cariño y el humor cuando el hombre le había hablado; su padre nunca lo habría tratado así.

Jacob quiere a su padre y lo sabe, pero ese hombre solo lo veía como una máquina para esta tribu. ¿Qué hubiera dicho su madre?

Esa noche, Jacob durmió mirando las estrellas desde la ventana de su habitación.

𝐄𝐋 𝐁𝐑𝐔𝐉𝐎 - 𝗘𝗗𝗪𝗔𝗥𝗗 𝗖𝗨𝗟𝗟𝗘𝗡® (EN EDICIÓN) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora