Capítulo 30.

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Sirio después de salir del estupor le dio una gran sonrisa al pequeño lobo

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Sirio después de salir del estupor le dio una gran sonrisa al pequeño lobo.

"Muy bien dicho pequeño, ellos no te merecen", Agregó mirando con orgullo a Seth.

"Ojalá pudiera hacerles olvidar que algún día existí para a ellos", Gruñó recibiendo una mirada de miedo no solo de Leah, sino de los otros lobos y de Sam el cual se acaba de levantar con dificulta.

"Si quieres puedo hacerlo por ti pequeño pero, ¿estás seguro? Todos se olvidarán de ti", Murmuró dándole una mirada preocupada.

"Estoy seguro y y-yo bueno tal vez quiera quedarme contigo", Susurró dando golpecitos con sus dedos.

"Bien", Agregó Sirio con una sonrisa.

Sirio dejó a la chica en el suelo todavía quieta y levantó ambas manos las cuales de está empezaron a salir rayos violetas.

"¡Seth no, lo sentimos!", Gritaron todos con miedo intentado acercarse hacia ellos.

"Ya es tarde para recibir un perdón de mi parte, solo quiero decirles que crezcan y sean felices ya es hora de soltar el pasado, nunca los voy a olvidar", Susurró con una voz firme.

Vio como los rayos violetas que salían de la mano de Sirio golpean con fuerza a todos en el claro y no solo a ellos, sino también a los ancianos y a todos los del pueblo de Forks.

Seth vio como todos caían desmayados y se acercó corriendo hacia Sirio para abrazarlo con fuerza y por primera vez lloró libremente y sin ser juzgado por ello, ya no escucharía la voz de Sam diciéndole "Compórtate como un hombre'. Lloro por el pasado, lloro por su padre muerto y lloró por el amor que aún le tiene a estas personas, y lloró en los brazos de Sirio hasta quedarse dormido en los fuertes brazos de este.

Sirio miró al pequeño lobo con tristeza y se dispuso aparecer en su habitación en la cual se encontraba Edward leyendo un libro.

"En donde est...", No logró de formular la última palabra cuando vio los pensamientos de su novio y se levantó preocupado y lleno de orgullo por todo lo que había dicho Seth.

"Me lo quedaré", Respondió Sirio con aire de suficiencia.

"¡Sirio!", Gritó su nombre mientras le daba una mirada de regaño.

"Te amo", Agregó dándole un beso en los labios mientras se disponía a dejar al pequeño lobo en su cama cómodamente.

Cuando lo dejo allí lo tamo con la sabana mientras le daba un beso en la frente.

"Duerme bien", Susurró.

Sirio se dio la vuelta para ver que su pareja lo miraba con una ceja alzada.

"¡Vaya! Señor blandengue", Bromeó Edward.

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𝐄𝐋 𝐁𝐑𝐔𝐉𝐎 - 𝗘𝗗𝗪𝗔𝗥𝗗 𝗖𝗨𝗟𝗟𝗘𝗡® (EN EDICIÓN) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora