Capítulo 21.

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Podía decirse que había estado planeando que esto sucediera tal y como había querido aunque también tuvo ayuda de su padre, 'Padre' que extraño se escuchaba llamar a alguien más así pero se había acostumbrado, tanto así que había cogido algunas ma...

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Podía decirse que había estado planeando que esto sucediera tal y como había querido aunque también tuvo ayuda de su padre, 'Padre' que extraño se escuchaba llamar a alguien más así pero se había acostumbrado, tanto así que había cogido algunas mañas de él. Se encontraba tomando la mano de su ahora compañero, le había pedido ser novios al estilo 'Sirio' como lo había nombrado el vampiro, ahora se sentía más seguro de sí mismo y su reciente pareja lo molestaba con lo tanto que se parecía a 'Sirio' y 'Sasha'.

"¿Qué piensas tanto lobo tonto?", preguntó Liam apretando su mano.

"Nada querido solo mi mente divagando", respondió empezando a caminar escuchando un resoplido del contrario.

"Suenas como mi señor", susurró.

"Él ya a dicho que le digas Sirio como los demás", susurró de vuelta dejándole un pequeño beso en los labios.

Desde lejos se podía observar cómo un par de ojos rojos miraba a los dos bastardos dándose cariño, había sentido la necesidad de seguirlos sin que ellos supieran y gracias a un hechizo de su padre no se darían cuenta, aunque tenía el ceño fruncido por lo que tuvo que hacer para que su padre le ayudara empezando a recordar lo que le dijo '¡Sino me ayudas le diré a Edward que ya no sé deje besar de ti!', cruzándose de brazos por lo fácil que fue manipular a su padre con aquello, tonto.

"Bien, hora de irle con el chisme a Emmett", murmuró antes de salir corriendo hacia la propiedad de los Cullen para buscar el mencionado.

En otro lugar se encontraba alguien sentado en el suelo entre medio de un círculo de runas, podía sentir su magia tirando fuerte en aquel lugar podía sentir como lo que estaba invocando se acercaba.

"Ven a mí", susurró.

Tenía los ojos cerrados cuando escuchó un chirrido sintiendo la fuerza de aquel portal que había abierto. Abriendo los ojos pudo ver del otro lado lo que había estado convocando, estaba mirando su otro yo de joven su querido Edward le había dicho que era hora de cerrar este capítulo de su vida o eternidad. Hizo fuerza en su magia y en su voluntad haría que su 'yo' joven tenga una vida digna que él no pudo tener, "Se feliz", susurró viendo como su otro 'yo' miraba a los lados intentando buscar la persona que dijo aquellas palabras sin ver a nadie.

"Lo haz hecho bien cariño", comentó una voz detrás de él.

Después de haber terminado de cerrar el portal se levantó de suelo para caminar hacia su pareja quien lo observó con una ceja arqueada cuando vio que no traía camiseta. Había dejado de comportarse como un crío delante de Sirio, no se sentía tanto avergonzado como antes cuando lo veía así le encantaba ver lo caliente que era su vampiro.

"Ven conmigo", susurró el contrario apareciéndolos en su habitación.

Si alguien más estuviera en la casa en ese momento se habría espantado o lo estuvieran viendo sin queja, por qué nunca tenían privacidad.

Solo ellos y la solitaria casa serian quienes observarían lo que estaba apunto de suceder. Se podía escuchar los chasquidos de los labios de los dos, Edward gemía de lo obsceno que se escuchaba aquello había querido hacer esto desde hace mucho tiempo.

"Lo siento", murmuró Edward cuando lo sentó con fuerza a Sirio en aquella cama la cual dio un tremendo crujido de la fuerza con la que lo había hecho.

Sin pudor alguno Sirio miró como Edward se hincaba de golpe y le empezaba desabrochar los pantalones, miró como este trago seco cuando pudo observar bien su pene que seguía detrás su ajustada ropa interior. Sin más preámbulos Edward prosiguió a quitar todo antes de agarrar entre sus manos con fascinación en el falo del contrario.

Soltando un fuerte gemido Sirio miró con fascinación cómo Edward se entraba su pene a la boca, sujetando con fuerza las sábanas sintió la fría lengua su compañero.

Edward sin saber muy bien lo que estaba haciendo, comenzó a masturbarlo mientras movía su cabeza de arriba hacia abajo chupando aquello que tenía un sabor tan atrayente, podía escuchar como Sirio gemía y le decía cosas obscenas mientras hacía su labor.

"¡Oh Dios! Cariño no sabes cuantas ganas tengo de hacerte gemir mi nombre debajo de mí y verte pedir más", exclamó dirigiendo ambas manos hacia aquella maraña de cabellos para poder entrar todo su pene en la boca de Edward, se sentía como en el cielo nunca pensó que su tímido novio haría algo así. Soltándolo un poco prosiguió a moverle la cabeza de arriba abajo escuchando aquel sonido tan satisfactorio 'cof, cof, cof'.

Dejándose llevar Edward se sacó el pene de la boca antes de sacar la lengua y empezar a chupar como si de una paleta se tratase, sentía su entrepierna dura y caliente que en cualquier momento se vendría escuchando los gemidos que soltaba Sirio. Sacaba, chupaba y masturbaba el falo de su vampiro puso su boca encima de la glande de este antes de succionar con fuerza.

"¡Mierda!", gritó siento como su magia azotaba toda la casa por el placer que sintió cuando Edward hizo aquello.

Observando lo que causó aquello que hizo en el vampiro lo volvió hacer una y otra vez. Se levantó de la cama tomando su pene con su mano derecha mientras que con la otra sujetaba con fuerza el cabello de su compañero, tirando la cabeza de este hacia atrás, "Abre la boca cariño, papi te dará comida", susurró con voz ronca Sirio escuchando como el contrario gemía y abría la boca sacando la lengua. Empezó a masturbarse  con fuerza sintiendo como se corría en la boca de Edward mientras gritaba del placer, miró como el contrario se lo tragaba todo mientras se pasaba la lengua por los labios.

"Eres tan caliente", susurró levantándolo para así besarlo siento su propio sabor en la boca del contrario.

Edward abrazó a su novio por los hombros sintiendo su pantalón pegajoso, se había venido después de haber escuchado aquellas palabras de él.

"¿De donde diablos aprendiste hacer algo así con tu boca?", preguntó Sirio encantado desapareciendo la ropa del contrario sin este darse cuenta mientras lo sujetaba por ambas piernas para dirigirse al baño.

Edward gimió cuando sintió el contacto de su piel con la Sirio.

"No sé, ¿lo hice bien?", preguntó devuelta cuando entraban en la bañera.

"Lo hiciste fantástico", susurró dejándole un pequeño beso en los labios.

Sirio agradecía a los Dioses por no haber nadie en casa ese día, y su compañero lo había sorprendido con lo que había hecho. Sin darse cuenta que su casa estaba de cabeza por lo que había ocasionado su magia e incluso había grietas en la pared.

𝐄𝐋 𝐁𝐑𝐔𝐉𝐎 - 𝗘𝗗𝗪𝗔𝗥𝗗 𝗖𝗨𝗟𝗟𝗘𝗡® (EN EDICIÓN) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora