12. Un día.

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- Adelante - exclamo en voz alta, levanto la vista de los papeles que se encuentran esparcidos encima del escritorio para ver quien se asoma por la puerta.

- Padre - saludo poniéndome de pie.

El Rey Aarón entra elegante al igual que siempre vestido con su traje azul de lunas bordadas. Su semblante recto logra poner mis nervios de punta, aunque sonríe al verme mientras camina hacia uno de los divanes blancos que se encuentra cerca de mi escritorio.

- Siéntate Dominick - ordena con voz profunda.

Tomamos asiento al mismo tiempo y el ambiente se torna tenso. Mi padre no solía realizar visitas a mi despacho muy seguido, por lo tanto su presencia no podía sugerir nada bueno, la idea de que podría ser revoloteaba en mi mente aunque no deseaba apostar por nada aún.

Carraspeo un poco para tratar de alivianar torpemente la tensión del ambiente y él alisa su traje con sus manos.

- ¿A qué debo tu visita? - pregunto tratando de ocultar el timbre nervioso de mi voz.

Este se toma el tiempo para seleccionar minuciosamente sus palabras y luego dice con voz determinada.

- Ya es hora de que desposes a la elegida Dominick.

Por supuesto que no había pensado que mis padres no me pedirían eso, era algo con lo que vivía diariamente desde la fiesta de Moondlitch y el momento al fin había llegado. Había dado en el clavo porque suponía que eso venía a decirme. Hubiera esperado por supuesto a que mi madre se acercara a decírmelo, pero, de seguro había preferido una charla de hombre a hombre con mi padre, como pocas veces la teníamos.

Él analiza mi rostro esperando una respuesta, pero, por supuesto no era nada absurdo lo que decía, si esperaba una reacción desmedida de mi parte por supuesto no la tendría. A pesar de que la idea de casarme no me caía tan en gracia, conocía mis responsabilidades y sabía que ellos habían tolerado por varios días y semanas el hecho de que no haya contraído matrimonio solo por la situación de Cecily.

- Si, lo sé - reconozco y fijo la vista en donde se encuentra su reluciente anillo de esposo y rey.

Pensar que yo también tendría que llevar uno de esos me causaba escalofríos.

- Hemos sido tolerantes, pero, como sabes las responsabilidades esperan y deseamos que la boda se consuma lo antes posible - explica con voz neutral.

- Y agradecido estoy por ello padre, pero, tienes razón - inhalo algo de aire ya estresado por la conversación, mi día había comenzado a cambiar radicalmente - estoy al tanto de mis responsabilidades y sé que para ello necesito desposarla, te pido me concedas el día de hoy para conversar con ella.

- Es propio - acepta gustoso y con una pizca de algo más, tal vez orgullo al ver que no había discutido sus palabras - conversa con ella y hazme saber el día de la boda, como te dije hijo mío que sea lo antes posible.

No había tiempo que perder, así que cuando mi padre se retiró de mi despacho había llamado a Octavia y ella había aceptado llamar a Cecily para reunirnos en el jardín. Éste se encontraba exactamente como me gustaba, con olor a la hierba húmeda y a frescura, me hacía recordar a mi infancia de alguna forma.

Inhalo llenando mis pulmones del aire puro que se respira, mientras trato de calmar mis alborotados nervios.

En mi mente todo esto se veía más fácil, charlar con ella y decirle que teníamos que casarnos lo antes posible, pero, a medida que los segundos pasaban ya no percibía eso de la misma forma.

El nerviosismo comenzaba a surgir efecto en mi, logrando que mi cuello se tensara y que no pudiera mantener mis manos en un solo lugar y el sudor por supuesto no se había hecho esperar, me encontraba empapado y rogando para que este no hiciera que apeste en cualquier segundo.

MoondlitchDonde viven las historias. Descúbrelo ahora