18. Descubrimientos.

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El día había transcurrido en un abrir y cerrar de ojos, en menos de lo que pensaba me encontraba en la tina relajando mi cuerpo con agua tibia y mucha espuma con fragancia a jazmines. Tal vez de esa manera un poco de la tensión que había acumulado en todo el día desaparecería, aunque lo dudaba.

Luego de la intensa conversación con Dominick habían llegado Marta y Humberto, me había quedado pasmada al verlos por supuesto.

Marta tenía el cabello de un color cobrizo reluciente como un fuego ardiente, de cierta forma me recordaba a Mina lo cual había enviado un pinchazo directo a mi corazón, sus ojos café en cambio observaban con dureza a su alrededor, era casi de la estatura de Humberto quien se encontraba a lado suyo con una mirada igual de impasible pero de ojos grises y cabello canoso, se notaba como alguien mayor pero en excelente estado, mientras que Marta parecía una mujer de unos 30 y tantos.

Ambos vestían trajes ceñidos de cuero negro con cinturones y varias hebillas, al igual que grandes botas negras, mientras que el escudo Moondlitch relucía en el área del pecho.

No tenía idea de qué decir, pero, Dominick parecía tener todo bajo control, así que simplemente me limité a guardar silencio y terminar el desayuno de forma amena oyendo con atención su estrategia.

Según la información que había logrado captar:  Marta y Humberto eran los guardias del castillo, expertos en armamentos y combates, usualmente no tenían mucho que hacer y residían en el castillo Moondlitch en caso de ser necesario, además de ellos la familia contaba con 6 guardias más lo cual era sorprendente ya que no tenía idea de si había más guardias y a la vez preocupante, en realidad el castillo no se encontraba ni remotamente preparado para un ataque así que eso era exactamente lo qué haríamos: prepararnos.

Dominick habia ordenado a Marta y Humberto que reclutaran la cantidad de hombres que vieran necesarios en el pueblo, esto sería simplemente la primera parte del plan. Sin embargo mañana a primera hora deberíamos ir con ellos, lo cual en cierta parte lograba poner mis nervios de punta por la emoción y al mismo tiempo por la intriga, tenía pensado averiguar qué había pasado con mi madre. A pesar de todo la angustia por ella parecía no querer abandonarme.

Luego de varios minutos completamente perdida en mis pensamientos me levanto enjuagando mi cuerpo por completo, de a poco había ido tomando peso nuevamente y no cabía en la tranquilidad de que mis costillas ya no se encontraban al descubierto.

Observo la bata de baño que Octavia me había dejado durante la mañana y con esta envuelvo mi cuerpo, es de seda gris por lo cual mi cuerpo parece arropado por unos suaves pétalos.

Camino hacia la habitación sintiendo las gotas aún resbalándose de mi cuerpo, las ventanas del balcón se encontraban abiertas y la suave brisa de la noche se colaba por ellas agitando las blancas cortinas.

Me encamino hacia ahi y un sinfín de estrellas me sonríen desde lo alto, la noche desde el castillo sin duda era una maravilla digna de admirar, pero, por supuesto que la noche no podría estar completa si Dominick no hubiera aparecido en mi campo de visión. Con una camisa blanca adherida a su cuerpo y unos pantalones negros, lindo como de costumbre y aún más con el brillo de la luna reluciendo en su tez.

Antes de que pueda retroceder para evitar que me vea, ya lo había hecho, acercándose a mi balcón con una sonrisa amable como de costumbre.

- ¿Tienes sueño? - pregunta para mi sorpresa, lo observo con la ceja encarnada mientras trato de averiguar a donde quería llegar con la pregunta.

- De hecho no - admito, los nervios parecían no querer dar tregua a que pueda descansar.

- Pues en ese caso, ¿te gustaría que demos un paseo? Hay algo que me gustaría mostrarte.

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⏰ Última actualización: Jan 12 ⏰

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