Lobos milenarios (libro 4)

Capítulo 2. Velando por ti

SIENNA

Mia: "UM, HOLA SIENNA. BUENOS DÍAS, CHICA. Tus chicas favoritas sólo vienen a decir... ¡¡¡No podemos creer que estés embarazada!!!"

Erica: "😍😍 Te fuiste tan rápido después de que nos enteráramos que no pudimos decir FELICIDADES"

Michelle: "Me hago eco de las chicas. Necesitamos una celebración"

Mia: "i¿Todas pensáis lo mismo que yo?!"

Erica: "👶🏻👶🏻👶🏻🚿🚿🚿"

Mia: "xD EXACTAMENTE Erica. Bebé. Locura. BABY SHOWER"

Michelle: "¡¡Baby shower!! SII. Me apunto"

Michelle: "¿Sienna? ¿Estás ahí?

Erica: "Holaaaa, ¿¿¿Sienna???"

Mia: "Chicas probablemente está ocupada estando EMBARAZADA"

Mi teléfono vibró a mi lado en el asiento del copiloto, y una vez que empezó a vibrar, no paró.

Podía ver los nombres de mis amigas apareciendo en la pantalla, uno tras otro, pero no tenía fuerzas para leer los textos.

Sabía de qué iban a tratar.

Y todavía no había superado lo que había pasado anoche.

Después de que Jocelyn nos dijera a Aiden y a mí que lo habíamos hecho, que habíamos creado una nueva vida, y que estaba creciendo dentro de mí, habíamos acordado mantener la noticia en secreto.

No para siempre, obviamente, sino hasta que estuviéramos seguros de que no habría complicaciones.

No es que estuviera paranoica ni nada por el estilo. No creía que nos fuera a pasar nada malo a mí, a Aiden o al bebé.

No quería darle importancia a nada hasta que estuviéramos absolutamente seguros de que todo estaba bien.

Así que Aiden y yo decidimos que esperaríamos dos semanas más hasta que el bebé cumpliera las ocho semanas antes de decírselo a alguien.

Pero Michelle claramente no estaba interesada en ese plan.

No sabía cómo se había enterado.

Quizá nos oyó a Aiden y a mí hablar de ello en el restaurante, aunque intentamos no decir nada al respecto.

O tal vez Josh nos escuchó hablando en la oficina de Aiden en la casa de la manada.

En cualquier caso, no me sorprendió precisamente.

Si había algo que se le daba bien a Michelle, era descubrir cosas y dirigir la atención hacia ella. Y anoche, en nuestra fiesta de aniversario, había hecho ambas cosas.

Así que, sí, estaba un poco nerviosa.

A diferencia de ella, no me gustaba tener toda esta atención sobre mí. Especialmente porque era tan inesperado.

Aparqué el coche y cogí el teléfono, apagándolo antes de leer los mensajes. Llevaba toda la mañana vibrando. Recibí llamadas de mi madre, de Selene e incluso de Jeremy antes de dejar de mirar la pantalla.

Antes de ocuparme de algo o de alguien, necesitaba un café. Y luego necesitaba estar sola para poder resolver esto en paz.

Entré en la cafetería, rezando para que no hubiera nadie conocido dentro. Sabía que no podía lidiar con ningún tipo de interacción excitada en este momento.

Exhalé al abrir la puerta y vi a unos cuantos adolescentes, pero a nadie más.

- Un café con leche y vainilla grande —pedí, sonriendo al camarero del mostrador. Pagué y, mientras esperaba mi bebida al otro lado de la barra, no pude evitar preguntarme si estaba exagerando.