XXV

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Sonó el despertador, era el día de la boda. Estaba un poco cansada pero tendría que levantarme para arreglarme.

Me puse el vestido que me había comprado y ayudé a mi hermana a maquillarse.

Os preguntaréis que hacia yo ayudando a mi hermana a maquillarse cuando ella tiene mas esperiencia que yo.

Pues es porque no la apetecía hacer nada, estaba muy triste por lo de sus amigas.

Nos arreglamos y cuando bajamos estaban ya vestidos mi padre y Ángel que no se por qué se quedo ayer a dormir aquí. Supongo que tendría que dejar intimidad a la parejita que dormieron ayer juntos.

Ángel estaba muy elegante. El traje le remarcaba sus asombrosos músculos. Le quedaba bastante bien pero eso no quitaba que era un idiota de primera.

Cuando nos subimos en el coche y nos dirijiamos a la iglesia, mi padre dijo que seria un viaje muy largo.

Genial. Y encima me había tocado al lado del idiota que lo único que hacia era mirarme las piernas.

Después de una hora y media, llegamos.

Cada uno se separó por familias, mi padre, mi hermana y yo, nos fuimos con la familia de la novia, es decir, mi familia. Y Ángel se fue con la familia del novio, es decir, su familia.

Nos juntamos con Paula y Lucía.

Cuando empezó la ceremonia, estuve muy atenta a todo lo que decían, pero al final era imposible aguantar ese tostón.

Por fin se dieron el beso y salimos todos detrás de los novios.

Cuando llegamos al restaurante nos juntamos las dos familias.

La familia de Ángel estaba compuesta por 7 niños.

Estaba Ángel, su primo mayor por dos años, Ismael, el hermano de Ismael que era de la edad de Ángel, Raúl, dos niñas gemelas bastante monas, Carla y Ana, la hermanita de Ángel, Elsa, y otro primo de 8 años, Ricardo.

En cambio, la mía estaba formada solo por Lucía, Paula, mi hermana, dos primos que casi no conocía porque no solíamos quedar y yo.

Nos juntaron en la misma mesa. Eso fue una catástrofe.

-Y bueno primo¿las pivas que tal las llevas?- preguntó Ismael a Ángel.
-Bastante bien, bueno ahora tengo novia pero creo que no es lo mio- dijo mirándome.
-Es que los novios no sirven para nada- aclaró mi hermana.
-Para satisfacer las necesidades de cada uno- añadió Raúl mirando a mi hermana.
-Para eso puedes coger a cualquiera- dije.
-Pero es más divertido con novia- dijo Ismael.
De repente se acerca el camarero que era bastante joven y me resultó familiar.
-Hola. Bien, traemos el primer plato de la tarde. Es un tentempié en el que vemos que tiene queso de la zona norte de Europa, jamón serrano del español, chorizito ibérico, y demás embutidos seleccionados con una gran maestría en nuestros almacenes. Esperamos que os guste- dijo retirándose muy educadamente.

-Como se enrolla el chaval- dijo Ismael riéndose.

Se le unió su primo Ángel y mi hermana.

Lucía y Paula estaban muy calladas. No habían hablado en toda la comida.

-Hola, siento interrumpir- dijo mi tía la madre de Lucía y Paula- pero mis hijas se tiene que retirar. Nos vamos ya niñas.

-Vale mamá, ya vamos pero no hemos comido- dijo Paula.

-No importa luego comemos en un restaurante- terminó de decir su madre.

No se por qué tenían tanta prisa pero nos iban a dejar a mi hermana y a mi solas entre esos tres tipos porque los demas niños estaban demasiado ocupados hablando entre ellos de barbies y coches.

Nos despedimos de ellas y seguimos nuestra comida.

Después vino el segundo plato pero lo trajo otro chico, no era el mismo que antes.

Ángel aprovechó el momento que el camarero estaba despistado para tirar una empanadilla al suelo. El camarero no la vio y se cayó de espaldas.

Vinieron más camareros a ayudarle, entre ellos el que me resultaba familiar.

Cuando se arregló todo y después de la bronca que le hecharon a Ángel, terminamos de comer.

El restaurante en el que estábamos era bastante lujoso.

Tenía zona de bolas en la que podían jugar los pequeños, y también discoteca para bailar.

Cuando terminamos de comer decidimos ir a la discoteca.

Tenía barra y ahí se encontraba el chico que nos atendió al principio.

Ángel me dijo que si quería bailar con él. Le dije que vale y mi hermana se puso a bailar con Raúl mientras que Ismael miraba porque no tenía pareja.

Bailamos muy pegados durante 30 minutos o así.

Tenía mucha sed así que fui hacia la barra.

-Hola, me pones algo frío, por favor- dije lo más amable que pude.

-Claro, preciosa. Ahora te pongo algo.

-Gracias, oye una pregunta. ¿Te conozco? Porque me suena tu cara- dije intentando recordar quien era.

-No se, pero tu a mi me resulatas familiar. Me llamo Dani-

-Ah ya se quien eres. Estabas en el centro comercial con unos gemelos y viniste a mi en plan chulo- dije recordando al fin.

Era el chico que vino a mi en plan soy guay y lo se. El día que falté a clase porque no tenía ganas de ir y al día siguiente me pusieron de psicóloga.

¿Cómo podía cambiar tanto de ser un malhablado a ser un chico caballeroso? Sería porque estaba trabajando, porque si no no lo entiendo.

-Ahh si tú eres la chica aquella- dijo él.

-Me alegro que me recuerdes- dije. Me pasó la bebida y añadí- gracias y.... Adiós.
-Adiós. Espera, se te olvida esto- dijo pasandome un papel. Era un numero de teléfono- Llámame.
Dijo yéndose para atender a otro cliente.

Se me formo una sonrisa en el rostro. Puff este chico era tan bipolar, pero eso me gustaba.

Seguí bailando con Ángel, el cual estaba un poco aburrido porque había tardado demasiado en coger la bebida.

Después de ese gran día, llegamos a casa agotadas mi hermana y yo.

Mi padre se había quedado a emborracharse con los novios pero nosotras eramos menores.

Se puso a llover muy fuerte. Caía granizo y también gotas de agua. Estaba cayendo una tormenta bastante fuerte.

Me puse el pijama y me acosté. Había sido un día bastante largo.

Me acosté pensando en que llamaría a aquel chico.

Loca por tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora