𝕏𝕀𝕍

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ᴄʜᴀᴘᴛᴇʀ ꜰᴏᴜʀᴛᴇᴇɴ

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Observé como Noha corría hacia mí, aterrado. Tomé su brazo con fuerza mientras mi cerebro maquinaba a toda marcha para intentar encontrar una salida de aquella situación. Nuevamente, un golpe en la puerta retumbó entre los altos techos. Giré mi cabeza y clavé mis ojos en los de mi primo. Me miraba con preocupación y su lenguaje corporal dejaba en evidencia su pánico y miedo. Con el semblante serio, tome su rostro para que su atención se centrara en mí.

— Me vas a tener que oír, Noha. Hay dos opciones para nada agradable de esta situación. No estoy seguro de quien se encuentra tras la puerta pero ambas opciones no tendrán miedo de apretar el gatillo en cuanto vean mi rostro y corres el riesgo de que termines igual o peor que yo. — Otro golpe. Su mirada se desvió por lo que volví a apretar su brazo — Sé que estas aterrado pero debemos pensar con calma. Quiero que tomes la mochila de atrás y corras por las escaleras de debajo. Espera mi señal para salir a la calle ¿me entendiste?

Él asintió por lo que en cuanto lo solté, salió disparado hacia donde le había indicado. Tomé una de las pistolas de dentro de los cajones de mi escritorio y quite su seguro antes de dirigirme a la puerta. Me oculté tras una de las columnas mientras detrás de mí, la puerta comenzaba a abrirse. Vi como un arma se asomaba por un principio y luego una joven de larga cabellera rubia iba detrás. Pude leer una sigla en su antebrazo lo que hizo que un escalofrío me recorriera.

El FBI estaba en mi hogar. Y esto no era para nada bueno.

Con rapidez, salí de detrás de la columna y apoye el arma en la nuca de la joven. Un pequeño sobresalto la abatió y de repente, se quedó congelada. Hice un pequeño ruido para indicarle que hiciera silencio mientras de espalda, caminaba hasta mi escritorio donde con una sola mano intenté presionar el botón de acceso rápido que había instalado para quitar la memoria externa. Entonces, un disparo rozó mi oreja.

Una voz se alzó entre las penumbras mientras una figura se formaba en las sombras.

— Suéltala ahora mismo, chico — Ordenó la voz. Con cuidado baje la cabeza mientras subía mi capucha. — ¿Eres sordo? Te dije que la sueltes

— Comandante... — murmuró la chica con la voz ahogada. La pistola se encontraba en el suelo, parecía haberla soltado por el miedo.

— ¡ES UNA ORDEN, CHICO! OBEDECE AHORA SI NO QUIERES QUE DISPARE — gritó el hombre. Reí irónicamente.

— Yo no soy de su unidad, comandante — comenté, recalcando la última palabra con un tono burlón — No me puede ordenar. Y la bala llega a salir de su pistola y la chica termina muerta ¿vale?

No dijo nada mientras en sus ojos se veía cómo evaluaba la situación con cuidado. Levantó ambas manos en señal de rendición mientras sus ojos no se despegaban de los míos.

— Vale, hablemos civilizadamente — afirmó.

— Deja el arma en el suelo — el hombre obedeció y dio un paso hacia atrás. — Todas las armas, dije.

— No tengo ninguna más

— Claro que las tiene, todo comandante lleva más de 3 armas consigo y una en su tobillo ante una emergencia de vida o muerte, no sea ridículo y no me haga perder el tiempo.

— ¿Cómo sabe todo eso? ¿De cuál de todos los escuadrones has sido? — Preguntó. Intentaba desviar mi atención y no se lo permitía.

— TE DIJE QUE NO ME HAGAS PERDER EL TIEMPO — Grité mientras apretaba aún más la pistola en la nuca de la chica. Un escalofrío la recorrió.

Él quitó sus armas de repuesto de inmediato y las pateo hacia mí.

— Quiero a mi compañera. Ahora.

No respondí pero caminé hacia atrás, aún apuntando a la chica. En el camino, tomé rápidamente la memoria de mi computadora y antes de comenzar a bajar las escaleras, lo miré.

— Yo pongo las condiciones ¿de acuerdo? Y ella viene conmigo. Quiero 30 minutos, solo. Si veo a algún agente, te juro que tu compañera termina muerta.

Bajé las escaleras con la chica en silencio. Su cuerpo temblaba y podía sentir como murmuraba cosas sin sentido. La dejé en una de las esquinas del sótano sin dejar de apuntarla con mi pistola. Noha salió de entre las sombras en cuanto me vio y soltó un grito ahogado al ver a la chica, la cual tuvo la misma reacción.

— Jenny... — Noha corrió hacia ella y la abrazo mientras la chica comenzaba a sollozar. — ¿Te encuentras bien?

— Noha, apártate, es una de las agentes de la FBI.

Noha la miró, impactada.

— ¿FBI? ¿Enserio? — le preguntó con el ceño fruncido. Ella le tendió una media sonrisa.

— Papá es comandante de la unidad 3, esta es mi primera misión, se suponía que él no estaría despierto, son las 2 de la mañana

Me dirigió una mirada de odio mientras ocultaba su rostro en el hombro de mi primo.

— ¿También te tiene de rehén? — le preguntó en un susurro.

— ¿Sabes? Aunque no pueda leerte los labios, no sabes susurrar — le dije irónicamente. Tome el hombro de mi primo y lo deje frente a mí — ¿Quién es ella, primo? Me estoy quedando sin tiempo.

Él dudó un segundo y con algo de miedo, susurro:

— Jake, ella es mi mejor amiga. Jennifer Smith...

Lo miré sin poder creerlo.

Esto cada vez se ponía más difícil. 

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Detrás de la pantalla - DuskwoodDonde viven las historias. Descúbrelo ahora