Capítulo 29

598 55 11
                                    

Espero pacientemente fuera de la consulta de la psicóloga a la que Colin lleva viniendo tres semanas. Todos los días lo acompaño y hago deberes en la hora y media en la que él está haciendo terapia mientras aguardo a que termine.

De momento, no ha avanzado mucho. Realmente, ha retrocedido más que ir hacia adelante.

Desde que se mudó a casa, apenas interactúa con nadie. Ni siquiera ha querido quedarse conmigo en nuestra habitación. Duerme en el sofá y solo va allí cuando sabe que no estoy.

No habla, no deja que se le acerquen ni que lo toquen. Solamente permanece acostado mirando a la nada, encerrado en su propia mente.

Llora todas las noches cuando cree que todos estamos durmiendo. Y me destroza que me rechace cada vez que bajo e intento abrazarle para consolarle.

Tampoco me deja hablar con él civilizadamente. Lo máximo que hacemos es discutir de una manera horrorosa.

Flashback

-Hola, mi am... -me callo abruptamente al recordar lo mucho que le irrita que lo llame "mi amor", sentándome junto a sus piernas en el sofá. -Hola, Colin -suspiro tras corregirme.

Pasa de mí como de la mierda.

-Jake y Salma me han llamado -trato de llamar su atención. -Dicen que van a venir más tarde a verte.

Esta vez, recibo un gruñido en respuesta.

-Y a mí qué cojones me importa.

El conocido sentimiento de enfado comienza a instalarse en mi estómago. Sus contestaciones estándar son todas así, a menudo con varias palabrotas intercaladas.

-Pues que son tus amigos y están preocupados por ti -trato de mantener un tono calmado. -Quieren saber cómo estás.

-Con ganas de morirme, como siempre. Parece que a estas alturas, los dos tontos muy tontos todavía no se han enterado -suelta con acidez.

-Colin -le advierto. -Ni se te ocurra volver a decir eso.

-¿Tú tampoco te has enterado, tontita número tres? -se gira y me observa, únicamente para dedicarme una mirada llena de odio que va directa a mi corazón, estrujándolo. -Puedo decir lo que me salga de los huevos -detesto la sonrisa irónica que me dirige. -Al fin y al cabo, no tengo una mami que me corrija.

Ahora sí estoy cabreada. Destilo furia por su imbecilidad.

-¿Y mamá? -pregunto, incrédula. -Para ella, tú sí eres su hijo. Todos los años que ha pasado cuidándote y haciendo de todo por ti, ¿no significan nada?

Pone los ojos en blanco.

-Ahórrate el papel de niñata buena y preocupada por su pobre noviecito trastornado y depresivo. No te sienta para nada bien -las ganas de llorar se hacen presentes al oírle referirse a sí mismo así. -¿Sabes? Te queda mejor el de santa con necesidad de salvar el mundo por fuera y putita con la lengua demasiado afilada por dentro.

Me levanto y me aparto de él varios pasos, totalmente descolocada por el chorro de veneno que acabo de recibir sin venir a cuento.

-Eres un gilipollas -la sangre me hierve.

-Mira qué rápido se te ve la otra cara cuando te dicen las verdades de frente, Donnita -puedo ver el aborrecimiento hacia mí en el iris azul de sus ojos.

Ese tono cian que estoy detestando con todas mis ganas.

-¿Quieres hablar de verdades? Hablemos de verdades entonces -entro en su juego. -Te estás comportando como un puto crío, respaldándote en la excusa de que puedes tratar a la gente que te quiere y se preocupa por ti como te salga de la gana porque tienes depresión -aprieta la mandíbula y también se pone de pie, avanzando unos pasos hasta estar lo suficientemente cerca como para mirarme desde arriba. Tratando de intimidarme.

Entre Libros y Apuntes [Wattys2023]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora