Colin
Joder, qué difícil es esta mierda.
Intento por tercera vez darle forma de corazón a la tortita que se cocina poco a poco sobre la sartén. Al final, parece de todo menos un corazón.
La pongo sobre el plato junto a las demás y vierto un poco más de masa.
Concentrado en que no se queme, escucho unos pasos cansados arrastrarse hasta abrazarme desde atrás.
—Buenos días, mi amor —noto los labios de Donna posarse entre mis omoplatos, dejando suaves besos allí donde el tatuaje recorre mi piel.
Sonrío instantáneamente, dándole la vuelta a la tortita.
—¿Me estás haciendo el desayuno? —apoya la cabeza en mi espalda.
—Te emborrachas, le dices a un policía que solo me enseñas las tetas a mí, me toca traerte hasta aquí a caballito y, en definitiva, me la lías y yo, voy, y le hago tortitas a la princesa. Menudo calzonazos estoy hecho —resoplo.
—Pues sí, mi amor. Te tengo dominado —se ríe. Apago el fuego y me doy la vuelta, encarándola
Al instante, sus manos se deslizan dentro de mis pantalones del pijama, agarrándome el culo con carita inocente.
—Bésame y deja de quejarte, gruñón —se estira hacia mí, buscando mi boca.
—Si es que no puedo estar enfadado contigo ni cinco minutos —murmuro antes de besarla.
******
Oye, pues las tortitas no me han salido tan mal como creía. Si les untas nutella están comestibles.
Se nota que la cocinera de la relación es Donna.
—¿Tienes resaca? —le pregunto al terminar de comer.
—Uy —me mira desde un par de centímetros arriba, ya que la tengo sentada en mi regazo. —Pues no mucha, la verdad. Solo me duelen un poco los pies.
Claro que no tiene. Ya me encargué yo de que bebiera mucha agua para no deshidratarse y comiera algo para que hoy estuviera en perfectas condiciones.
—Entonceeeees... —escondo la cara en su cuello y le doy un sugerente mordisco. —¿Qué vamos a hacer todo el día los dos solitos?
—Mmm... No sé —suelta una risita. —¿A ti se te ha ocurrido algo?
Succiono y lamo su suave piel antes de contestar.
—Un par de cosas —meto la mano dentro de su camiseta y repaso el contorno de su pecho. Me aparto ligeramente para mirarla a los ojos.
Me devuelve la mirada, claramente excitada.
—Enséñamelas.
La agarro de los muslos y me levanto de la silla con ella en brazos, saliendo de la cocina. A medio camino de mi habitación, Donna comienza a besarme con ansias, pasando los dedos por mi pelo.
Sus labios se mueven junto a los míos en sintonía, mi lengua danzando con la suya en un ardiente beso que me la pone dura al instante.
Cierro la puerta de mi cuarto con una patada y la dejo en el suelo. Le quito la camiseta y sus perfectas tetas saltan libres. No me quedo apreciándolas, sigo desnudándola, dejando solamente sus bragas de algodón.
Me siento en el borde de la cama y, de un estirón brusco, hago que Donna se recueste boca abajo sobre mis rodillas.
Su trasero queda totalmente expuesto para mí y acaricio sus nalgas con delicadeza.
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Entre Libros y Apuntes [Wattys2023]
Teen FictionSegundo de Bachillerato promete ser un curso normal y corriente como los demás, a excepción de que, en junio, será el examen de acceso a la universidad y Donna pretende bordarlo para poder irse a estudiar fuera del pueblucho en el que lleva viviendo...